Lorena Rubiano Fajardo | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Marzo de 2015

General Campo Serrano

 

Epígrafe

“Los hombres capaces de alzar y llevar adelante una bandera son muy pocos”

Jaime Luciano Balmes

 

Se conmemora en estos días el centenario del fallecimiento del general José María Campo Serrano, militar samario quien fuera mandatario de los colombianos entre los años 1886 y 1887, iniciándose con él un período de 44 años de gobiernos conservadores.

El general José María Campo Serrano, con estudios en filosofía y derecho, marcó un hito en la historia de Colombia, como hombre de paz, humanista, demócrata, respetuoso y tolerante, gran visionario que impulsó las comunicaciones terrestres. Se inició en la vida política y pública del país como partidario del movimiento regeneracionista de Rafael Núñez, y se desempeñó como miembro de las asambleas legislativas del Magdalena, representante a la Cámara y senador de la República, ministro de Gobierno y gobernador de Panamá, casado  con doña Rosita Riascos García, dama caleña radicada en Panamá, hermana del general Lázaro Riascos.

En su calidad de secretario de Marina Y Guerra, en 1885, afronto la guerra civil que desencadenaron los liberales radicales liderando la campaña de la Costa Atlántica, y que sirvió para consolidar la Regeneración que encabezaba el gobierno Núñez y  por este desempeño, fue ascendido a General de la República.

Luego de la renuncia del presidente Rafael Núñez el 1 de abril de 1886 el consejo de delegatarios en sesión extraordinaria lo designo presidente de la República, por ello  le correspondió sancionar la nueva Constitución promulgada el 5 de agosto de 1886.

A pesar del corto período presidencial, impulsó obras como  la construcción de los ferrocarriles de Santa Marta y de la Sabana de Bogotá y el contrato del  alumbrado, el acueducto y alcantarillado de Bogotá,

Fue Gobernador de Antioquia, hasta septiembre del 85, en medio de difícil situación económica, impulsando el desarrollo paisa y dejó obras como el tranvía de tracción animal entre Medellín, Itagüí, La Estrella y Copacabana, entregándole el contrato a Juan Clímaco Arbeláez, propietario de Transportes La Colombiana.

Termino esta nota conmemorativa con las palabras de José Ignacio Diaz-Granados Capella: “El Magdalena ha perdido en el señor general Campo Serrano al más ilustre y brillante de sus hijos y la República a uno de sus más esclarecidos obreros. Sobre la losa que cubra su sepulcro caerán lozanas las flores de la gratitud nacional”.

Dios quiera salga a la palestra otro samario que llegue a ser el segundo presidente oriundo de esa región del Caribe.

lorenarubianof@gmail.com