Todo esfuerzo que busque avanzar hacia la paz hay que saludarlo con esperanza. Así habría que entender los publicitados acuerdos de tregua con el Eln que firmó el gobierno colombiano en La Habana, al concluir el tercer ciclo de negociaciones.
Dicho lo anterior hay que agregar, sin embargo, que los acuerdos divulgados pertenecen al reino de la ambigüedad. Son en realidad chocantes por su vaguedad.
Aunque hay una alusión genérica al propósito de respetar los acuerdos de Ginebra de 1977 en materia de Derecho Internacional Humanitario (DIH), los documentos divulgados no contienen compromisos concretos de ninguna índole. Y las arrogantes declaraciones de Pablo Beltrán se encargaron de alejar toda esperanza de que el respeto al DIH se vaya a cumplir.
No contienen, en efecto, ningún compromiso concreto que obligue a las partes. Habrá que esperar la divulgación de los protocolos. Por el momento no aparece allí ningún compromiso explícito del Eln, por ejemplo, para dejar de secuestrar con fines extorsivos; para suspender actos terroristas que afecten a civiles no combatientes o a la infraestructura; o para dar por terminado el enrolamiento de menores. En resumen: sobre compromisos para no hostigar civiles el silencio es sepulcral.
Solamente se dice con claridad, eso sí, que en los próximos meses no habrá acciones de carácter militar entre las fuerzas legitimas del Estado y el Eln. Se habla de “cese de operaciones ofensivas” pero no aparece ningún compromiso por ejemplo para suspender el trasiego de droga, la extorsión sobre la minería, para no sembrar minas antipersonales, o para dejar de promover desplazamientos forzados de comunidades desamparadas como viene ocurriendo en Chocó.
Es evidente que los acuerdos divulgados fortalecen militarmente al Eln y no aseguran ningún alivio para para las comunidades más débiles, que deberían ser las primeras beneficiarias en este tipo de acuerdos.
Entre tanto, Antonio García declara que “aún no hemos firmado acuerdos sustanciales” y el presidente Petro concluye con clarividencia que la guerra con el Eln terminará en mayo de 2025. Aunque ya García se encargó de rectificar nuevamente al jefe de Estado, diciendo que éste se equivocó puesto que lo que termina en mayo del 2025 son los diálogos con la sociedad civil, pero de ninguna manera son la fecha mágica para dar por terminado el conflicto, como festivamente había anunciado Petro.
Esta negociación apenas comienza y los diálogos en adelante serán largos. Sobre participación de la sociedad civil se dice solamente que se creará un pomposo “comité nacional de la participación” sin que se sepa exactamente qué hará dicho comité. ¿Serán sus conclusiones “vinculantes” como se viene insinuando desde hace ya bastante tiempo? Si tal es el caso tendríamos que concluir que la institucionalidad de Colombia empieza a derrumbarse a pedazos.
Uno de los temas más difíciles de las negociaciones con el Eln en 2017/ 2018 fue precisamente éste: la consulta con la sociedad civil -de la que tanto habla esa guerrilla- no puede tener carácter “vinculante”. Es decir: las conclusiones que salgan de las consultas con la sociedad civil no pueden ser en ningún caso vinculantes, pues ello equivaldría a la organización de una asamblea constituyente por la puerta de atrás. Sus conclusiones no pueden ser otra cosa que insumos para la mesa de negociación. Y nada más. De lo contrario la legitimidad del estado volaría en mil pedazos.
Veremos qué pasa en los meses venideros. Hay que estar atentos a analizar los protocolos que se divulgarán el 10 de julio, para ver cuáles son las obligaciones concretas que quedaron consignadas sobre respeto al DIH. Por el momento no se sabe.
Solo se conocen unas disparatadas declaraciones de Pablo Beltrán diciendo que - aún en vigencia del cese al fuego- el Eln seguirá con los secuestros extorsivos. Mal augurio: arrancan diciendo que pisotearán el DIH aún durante la vigencia del cese al fuego.
Lo que quedó claro al concluir el tercer ciclo de negociaciones es que esta primera mano del póker parece haberla ganado ampliamente el Eln al Estado Colombiano. Ojalá se recompongan las cargas.