Los avances de Francisco (I) | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Noviembre de 2020

Hace unos días el Papa Francisco se refirió al tema del homosexualismo, que despierta interés universal, sobre el cual hay múltiples y contrapuestos pensamientos. El Papa no ha cambiado nada de lo enseñado por la Iglesia Católica en lo doctrinal, ha repetido lo del trato benévolo hacia personas inmersas en esa realidad, y solo ha precisado la aceptación de determinaciones legales para quienes, siendo del mismo sexo, decidan vivir unidos establemente.  Cada cual quiere interpretar lo dicho por el Pontífice en la línea de sus convicciones, y agregar según su propio parecer.

De lo anterior han venido encontradas reacciones expresadas en columnas de prensa, como la de Diego Arango, en el Nuevo Siglo (29-10-20), y de la escritora Florence Thomas, en el Tiempo (mismo día). El pensador Arango tituló: “El Papa y los homosexuales”; la escritora catedrática sintetizó: “Bergoglio un paso adelante, pero…”. Cada uno refleja su ánimo, ya de apertura sencilla a la voz del Papa, como el primero, ya, como la otra, del deseo de que el Papa siga su modo de pensar. Al primero nada tengo qué replicar a cuanto ha afirmado, por la segunda voy a exponer serena replica, y hacer algunas precisiones.

Para quienes, como France Thomas, buscan de Francisco “pasos adelante” en el reciente pronunciamiento, y le dan ese calificativo, les pongo de presente que lo real es que, frente a expresiones que les aparecen “avances” existen ya llamados del mismo Pontífice a que la última palabra está en documentos valiosos de la Iglesia universal. Allí está el “Catecismo de la Iglesia Católica”.   Teniendo en cuenta que es fruto de cuidadosa aplicación de lo expuesto por el tan actualizado Concilio Vaticano II, y promulgado por ese gran heraldo de Cristo, S. Juan Pablo II (11-10-92).

Dentro de la dimensión de los recientes comentarios del Papa Francisco, se aplica aquello de “no son cosas nuevas, sino dichas en forma nueva”. Basta que repasemos cuanto dice el Catecismo en relación con los homosexuales, cuando acepta que: “un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas”, y, para éstos, que “no eligieron esa condición” sino que así nacieron, ya expresa la actitud de la iglesia ante estos hijos de Dios, en forma muy similar a la del Papa que ha suscitado los aludidos comentarios. Se pidió para estas personas, en ese gran documento magisterial: “ser acogidas con respeto y delicadeza”, y que “se evitará, respecto a ellas, todo signo de discriminación”. Se agrega: “estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la Cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de esa condición” (n.2358).

La iglesia, en su carácter de madre comprensiva, pero firme en principios generales que son para bien de las personas, agrega en el numeral siguiente, 2359, del Catecismo, llamados a sus hijos homosexuales a guardar la castidad dentro su condición, así como lo pide a los heterosexuales, acorde a como necesitamos ubicarnos, o sea en continencia según el orden natural, y no en libertinaje discorde con él. (Continuará).

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com