MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Octubre de 2013

Libros

 

Hay  una ausencia de guías para conocer cuáles son los libros claves en las diversas áreas. El motivo obvio es que no hay ya una persona capaz de abarcar ni siquiera superficialmente esos avances. Las ciencias nuevas la de la sicología evolutiva afianzada en el mapa genético humano reciben poca atención en nuestro medio. Uno de los motivos se debe a la barrera del idioma. Las traducciones tardan y mal nos pese desconocer el idioma inglés resulta tan inconveniente como haber vivido en el Imperio Romano sin hablar latín. En ese apasionante campo de nuestro ADN sugiero al autor Robert Wright con una obra legible para el lego The moral animal. Ahí el calificativo “moral” no está exento de ironía. Para los aficionados a la historia la investigación de James Snyder sobre los primeros cristianos y el entorno político de los emperadores Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Galba, Otón, Vitelius, Vespasiano, Tito y Domiciano, es según los conocedores la más prolija. Se llama All of God’s Children pero ignoro si ha sido traducida.

Para los aficionados a la política la mejor biografía de Laureano Gómz, según la opinión de mis amigos godos es la del amigo James Henderson The modernization of Colombia. Está traducida pero se agotó al primer mes en consecuencia nunca fue re-editada por cuanto aquí no siempre opera la ley de la oferta y la demanda. A veces esa ley no funciona ni siquiera en Manhattan en donde busqué en vano Las pasiones y los intereses, de Albert Hirschman, sobre los argumentos que precedieron al sistema capitalista en contra de la posición cristiana ortodoxa que lo consideraba “torpe lucrum”. Pues bien ese importante texto reseñado en la prensa por Armando Montenegro no es fácil de conseguir (quizás por Amazons) y como el de Henderson, exige ser clonado una vez agotadas las vías legales de lucha.

Justo cuando en el mundo parecía imponerse el capitalismo con seguros sociales, es el propio mundo con sus cambios climáticos el que cuestiona ese sistema de desarrollo. Es decir, renueva el debate pero no en los términos de la guerra fría del inepto modelo totalitario soviético cubano sino con los llamados economistas descalzos. Para ellos el consumo energético capitalista anglosajón llevaría a la catástrofe planetaria. Pensemos qué ocurriría si los chinos optaran por el coche personal. Para que los países menos industrializados alcanzaran los niveles de bienestar de Estados Unidos deberían, dentro de ese paradigma consumidor, multiplicar por diez el consumo de energía. Vale decir el desastre planetario. La posición opuesta al capitalismo de estirpe protestante celebrada por Max Weber y por Hirschaman y cuya justificación última no se vislumbra mientras no se pueda evaluar la destrucción planetaria causada, fue impugnado en el siglo pasado por el filósofo austríaco Joseph Pieper en un breve libro El ocio la base de la cultura con prólogo de T.S. Eliot. Su propuesta no es de economía sino de concepción. Se pregunta si el hombre se podrá entender sólo desde las disciplinas de la necesidad como la economía. Retoma la tesis de Aristóteles, “el hombre trabaja para tener ocio”. Y elabora el concepto olvidado de que es el ocio, desacreditado por el capitalismo, y por el “estado de los trabajadores”. Una guía de obras claves hace falta en esta época prolífica.