El pasado 20 de julio resultó uno de los días más vergonzosos del cuatrienio petrista. Presenciamos el irrespeto sin precedentes a nuestros héroes en el desfile militar de Bogotá. Vimos al presidente politizar medios oficiales para promover una reforma agraria radical e incompatible con el derecho a la propiedad. Observamos su reacción al escándalo de la Ungrd, un caso tan humillante que llevó al presidente a reconocer, como si su movimiento entero no fuese ejemplo de ello, que la izquierda política puede ser corrupta. Pronunció tantas mentiras, falacias y manipulaciones que este espacio resulta insuficiente para refutarlas todas adecuadamente. Siendo así, me enfocaré en sus declaraciones sobre la reducción de la pobreza en Colombia.
La línea de pobreza monetaria actual del Dane corresponde, aproximadamente, a unos ingresos diarios de $7.00 dólares internacionales del 2017, medidos por el Banco Mundial, en cuyos datos basaré mi análisis. Si, como reporta el Dane, 1,6 millones de personas salieron de la pobreza entre 2022 y 2023, esto habría representado un descenso de 18,5 millones a 16,9 millones de colombianos en la pobreza. El presidente le mintió al país en su evaluación de este logro.
Primero, es falso que la reducción de la pobreza de 2022-2023 sea atribuible principalmente al aumento del salario mínimo. La relación estadística entre la reducción de la pobreza y el incremento en el salario mínimo es totalmente nula en Colombia. Cuando la mayoría de la población trabajadora vive bajo la informalidad o el desempleo, el salario mínimo no contribuye a los ingresos de los hogares más pobres. Por otro lado, la formalización laboral y la reducción del desempleo son mecanismos de reducción de pobreza mucho más plausibles en nuestro caso. Sin embargo, el petrismo rechaza estas causas por ser inconvenientes a la estigmatización del sector privado y la glorificación del plumazo presidencial.
Segundo, es falso que esta reducción represente un logro sin precedentes. Desde 1991, el mínimo histórico de pobreza monetaria ocurrió en el año 2017, cuando 16,8 millones de colombianos vivían en la pobreza. Entre 2017 y 2020, esta cifra se elevó a 22 millones, un incremento ocasionado por la reforma tributaria de 2017, la crisis migratoria venezolana y, sobre todo, la pandemia del covid. Desde el 2020, vivimos una reducción acelerada desde ese pico, respaldada por la fuerte recuperación económica de 2021 a 2022. El gobierno Petro no ha hecho más que beneficiarse del último año de esta transición. En términos monetarios, en 2023 había tantos pobres como en 2017.
Por otro lado, hemos vivido avances sostenidos en la reducción de la pobreza multidimensional, que pasó de 29,7% en 2010, cuando se midió por primera vez, a 12,1% en 2023. Esta medición refleja cambios duraderos en la calidad de vida, pues contempla estándares mínimos de educación, salud, vivienda y trabajo formal.
Según datos del Dane, el gobierno de Iván Duque Márquez logró una reducción anual de la pobreza multidimensional del 9,4%. Fue el cuatrienio más exitoso en este sentido, seguido por el primer gobierno de Juan Manuel Santos, con un promedio de 7.7%. El gobierno Petro apenas logró una reducción del 6.2% en 2023, superando únicamente al promedio de 3% que obtuvo el segundo gobierno Santos.
En este contexto, debemos concluir que la lucha contra la pobreza está perdiendo impulso en este gobierno. Será difícil sostener incluso este mediocre rendimiento sin recuperar el crecimiento económico, la confianza del sector privado y la genuina eficiencia administrativa. Amanecerá y veremos.