¿Precio de la democracia? | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Agosto de 2016

Lenguaje  es el sistema oral por medio del cual los seres humanos han aprendido a comunicarse entre sí. Hasta cuando se inventó la escritura, los signos de comunicación fueron los fonemas que con el tiempo fueron convirtiéndose en palabras, cada una de las cuales tuvo un determinado significado. Le manera de identificación  las cosas del diario vivir fueron convirtiéndose en palabras que fueron transmitiéndose de generación en generación. Los lingüistas nos podrán sacar veraces en la afirmación respecto a la evolución de la palabra. Si nos remitimos a dar lectura a textos antiguos suele ser difícil entender lo que se quiso decir en  tiempos pretéritos, no deja de tener ciertas y notables dificultades adentrarse en el sentido de lo expresado. 

La gramática que no es cuestión diferente a la sistematización en reglas para expresarse correctamente, así como la ortografía, una vez que se inventó la escritura.  La correcta utilización de la ortografía como es la escritura conforme a ciertas reglas de las palabras, ex una demostración de cultura y digamos de adecuada instrucción, pues es a través de los años los idiomas van cambiando las reglas cuyo conocimiento da una indicación del grado de instrucción de quien escribe. El español, como otros idiomas tiene la particularidad general de escribirse tal como se pronuncia casi aplicable a todas las palabras; si así fuera no existiría entre nosotros la “h” muda, ni la no pronunciación de la “u” entre las letras g y q y las vocales i y e. Tampoco las distinción entre la consonantes v y b en palabras que por razones de etimología así se escribían originalmente. No es aplicable este principio ni al francés y al inglés en los cuales la pronunciación de las palabras poco tiene que ver con la manera como éstas están escritas, de acuerdo con la pronunciación de las letras que las componen.

Los colombianos, gracias al ejemplo que no han dejado nuestros mayores, hemos sido aplicados al buen uso de nuestro idioma, herencia de la madre patria, así como la religión y otras virtudes y también taras que nos han hecho singulares el conjunto del mundo de habla hispana. Grandes escritores y oradores nos han dejado  vivo ejemplo. La donosura con la cual utilizaron el idioma es ejemplo que desafortunadamente se ha venido descomponiendo, especialmente en el fragor de las  batallas y lides políticas.

Las buenas maneras, que son manifestaciones de buena educación, obligatorias entre los seres humanos, también son ejemplo de los que han precedido.  Éstas comprenden, sin lugar a dudas, una obligación de comportamiento por álgidas que sean las controversias que se estén ventilando. Las alusiones a los aspectos personales de quienes son objeto de ellas, no deben ser argumentos para reforzar los puntos de vista controvertidos. En ese aspecto  bien parece que las costumbres han venido perdiendo el rigor que antes lo regían. No nos dejemos contagiar del mal ejemplo que ha venido dando el debate electoral en los Estados Unidos unos de los candidatos quien en su deseo llegar  a la Casa Blanca, no ha tenido tasa ni medida que no haya sido utilizado. ¿Será el relajamiento de las costumbres en los debates el precio de la democracia?