Privilegio para parqueaderos | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Diciembre de 2018

La periodista Vicky Dávila, el martes 26 de noviembre, en la W. Radio, convocó a representares de distintas vertientes políticas del país, para oír su opinión acerca de una directriz del alcalde Peñalosa respecto del control a los parqueaderos públicos, impartida a sus subalternos. 

Al respecto les dijo: “¿Cómo así?... ¡No entiendo qué es lo que están controlando de los parqueaderos! Yo creo que uno en principio debería tener cosas más interesantes que hacer, que ponerse a controlarle a los parqueaderos si son legales o ilegales… En fin, ese tema me parece que no es ninguna prioridad. ¿De dónde sacaron que eso era prioridad, controlar los parqueaderos?”.

Su instrucción de burgomaestre, en términos romanos, así se resume: (“quod principi plascuit, legis habet vigores”). Lo que plantea el príncipe tiene fuerza de ley de “privilegio”.

En el debate suscitado en la mesa de la periodista y su equipo, los invitados se alarmaron con  la instrucción sospechosa impartida a los subalternos. En síntesis, se concluye, que los asistentes, todos y cada uno, consideraron que por patrocinar el privilegio, su conducta es reprimible. Sobre la grabación trasmitida y divulgada la personera distrital, Carmen Castañeda, en la emisora manifestó que hará el “traslado de esta información al Procurador General para que investigue al Alcalde”.

Sobre esta “orden” hay un antecedente.  En abril pasado, al director de Control y Vigilancia de la Secretaria de Movilidad le formularon una petición, indagando acerca de la persecución que en la calle 99, entre carrera 11 y 14, los agentes de policía a sus órdenes se dedicaron a  llevar a los patios a vehículos que estacionaban en zona pública, contigua a un parqueadero de propiedad de una parienta del señor Peñalosa.

La respuesta a la pregunta tuvo un efecto macabro. El sector fue cubierto de cien bolardos en espacio reservado, oficialmente, para estacionamiento de vehículos por el dueño del predio, al solicitar licencia de construcción, hecho admitido comprobable sin esfuerzo. En ese sector hay múltiples lugares donde las gentes estacionan, pero claro, no en la vecindad del parqueadero privilegiado.

Instalados los bolardos Peñalosa trasmitió un mensaje por su red, exhibiendo la fotografía del sector atropellado con su abuso de autoridad y el siguiente recado: “Aceras sin carros encima: por una ciudad que respeta  a dignidad humana”.

La Personería de Bogotá,  se supone, promoverá plenamente la investigación, pues la titular del despacho tiene el deber constitucional de vigilar la conducta de los funcionarios públicos vinculados al Distrito y, especialmente, cuando  la actuación cumplida, supuestamente, es dolosa y arbitraria, tal cual ella lo afirmó ante la opinión pública.

Sobre estos privilegios a los parqueaderos, en julio se frustró el proyecto de acuerdo propuesto para aumentar tarifas. El proyecto incrementando el costo fue rechazado por los concejales y esta determinación tranquilizó a los usuarios de este indispensable servicio, aun cuando el de las grúas, manejadas por el Secretario Bocarejo sigue siendo una persecución para beneficio privado.