Reciclaje de veras | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Marzo de 2019

Cuando se trata de fijar días memorables, como el día del trabajo o de la mujer, inspirados en un hecho relevante y con una buena intención en busca de acciones de cambio y de generación de conciencia, se encuentran casi todos los días del año cubiertos. En el “cuidado de la casa común”, como se denominó al planeta en la llamada encíclica “verde” -Laudato Si- son muchas las fechas y los motivos.

A nivel internacional se celebran el día de los humedales, de los grandes embalses, de la eficiencia energética, del agua, de la forestación, de la tierra, de la diversidad biológica, de los Parques Naturales, de los océanos, entre otros.

En este orden, el 1 de marzo se instauró como el Día del Reciclador, diferente al del Reciclaje que es el 17 de mayo. A decir verdad, éste tiene su origen en Colombia y se refiere en especial a la labor de los recicladores, muy propia de América Latina.

En efecto, la fecha invita a pensar en los aportes e inspiraciones que se dan en el campo del reciclaje. En particular, surge la pregunta si el camino es lento o si se hay disrupción, es decir, la innovación necesaria para desbancar por completo el modo anterior de hacer las cosas.

El objetivo máximo del reciclaje es tener la capacidad para convertir la mayor cantidad posible de residuos en nuevos productos o materias primas y evitar así el aumento del volumen de basura, que puede tardar largo tiempo en descomponerse.

Se le atribuyen al proceso de reciclaje tres “R” básicas: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Todas tienen que ver con la adecuada gestión de los residuos. La primera se refiere a la reducción de éstos mediante el consumo y la producción responsables; la segunda a volver a utilizar las cosas y sacarles el jugo antes de botarlas definitivamente y la tercera al proceso de transformación que le da una nueva vida o forma de uso al producto. Un ejemplo, los pupitres que entrega Postobón construidos con empaques de sus jugos.

Sin embargo, falta empujar lo más elemental del proceso de reciclaje que es el oficio de Recolectar, para impulsar su verdadera disrupción, donde el reciclador, los hogares y las empresas son sus actores principales. La responsabilidad social de las industrias - tan mencionada actualmente- debería comenzar, ojalá sin necesidad de imposiciones, en abrir canales propios donde el consumidor les pueda retornar los desechos de su marca. Para darse una idea podemos imaginar a las mismas empresas productoras recibiendo las cajas de leche, las botellas de plástico o las llantas y así podrían hacer la entrega en volumen al siguiente paso de la cadena o inventar procesos transformación.

De nuevo, no sobra invitar a tener siempre presente las cuatro R claves del reciclaje: Recolectar, Reducir, Reutilizar y Reciclar.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

 uribemariaelisa@gmail.com