Las relaciones internacionales de Colombia vienen de escándalo en escándalo. Nunca en nuestra historia, nadie había osado jugar con su estabilidad e imagen ante el mundo. Las razones aducidas por Petro para acabar las relaciones con Israel son el genocidio de 22.000 palestinos. Me pregunto ¿Por qué no ha reaccionado contra Rusia, país expansionista e intervencionista y los 50.000 ucranianos muertos? Es que los palestinos y ucranianos no son todos seres humanos indefensos, obligados al desplazamiento y a sufrir las consecuencias que trae las confrontaciones bélicas.
Tampoco he oído que censure los muertos políticos del régimen venezolano de Nicolás Maduro, a pesar de que la ONU lo acusa de innumerables crímenes y él ser un violador sistemático de los Derechos Humanos de la población venezolana. En el 2023 los datos eran 9.465 en 10 años según la ONG Provea y si contamos los 20 años de gobierno chavista totalizan 330.000 ¿No es esto un genocidio? La diferencia es que para Petro son sus amigos y a ellos no los puede censurar, so pena de perder la cercanía de tan valiosos gobiernos. Y ni miremos las cifras de sus carnales cubanos.
Quede sin palabras ante tan osada decisión hecha emocional e ideológicamente sin pensar en el bien del país. Cuando se está debilitado por escándalos y manejo torpe de la administración pública a nivel interno, se buscan salidas externas para mantener cierta estabilidad, es una regla de oro de la política.
Es cierto que este tema es delicado y hay que analizarlo con pinzas, nadie discute la afrenta de Hamas al pueblo Israelita y se le justifica y entiende su reacción, pero ¿hasta qué punto esta ha sobrepasado los limites contra el pueblo palestino? No todos los 34.596 palestinos muertos eran culpables ni pertenecían a Hamas, a esto hay que sumar el hambre, la sed, la pobreza y la desolación en que ha quedado sumida esta nación.
Para los expertos este simbólico rompimiento de Colombia con Israel se traduce en miles de millones de dólares que se perderán en exportaciones del sector agroindustrial, que sería el más afectado. Además de los sectores de seguridad, inversiones, ciencia y tecnología.
Nos acabamos de unir a las naciones que el presidente ama como Bolivia, Venezuela y Cuba, todas muy cercanas ideológicamente al mandatario colombiano. Sin embargo, otros de sus pares latinoamericanos como los presidentes de México, Brasil, Honduras, Nicaragua y Chile se limitaron a llamar a sus embajadores a consultas, pero jamás romper relaciones. Lo que es un hecho, es que los gobiernos de izquierda han tendido siempre a estar del lado de palestino, pero también es cierto, que han manejado una política internacional más racional mantenido sus embajadores, mandando mensajes de protesta y desacuerdo, pero no tomando reacciones abruptas.
Colombia siempre ha sido solidario con Palestina, se les reconoció como Estado Independiente en la época del presidente Santos y se ha mantenido una magnifica relación.
La pelea, en términos simplistas, ha radicado en la posición israelita de seguir con su desarrollo autónomo e independiente y obviamente Hamás, grupo terrorista calificado internacionalmente, no quiere esto y desea todo el territorio, matando, secuestrando para obtener su fin.
La ONU cometió el error de no haber sido clara y contundente en la instalación del estado palestino. Llevamos 70 años de confrontaciones asimétricas entre Hamás y el pueblo israelí. En la más reciente, su irrupción mortal y simultánea a territorio israelí, 1.300 de sus ciudadanos murieron y más de 200 fueron secuestrados.
Colombia lleva 60 años de magníficas relaciones de ayuda con el pueblo israelí, en ciencia tecnología, educación, seguridad, inversión, apoyo a proyectos de emprendedores colombianos y promoción de la industria.
Me pregunto: ¿Hasta cuándo Catilina abusarás de la paciencia de los colombianos? Frase famosa de Cicerón: Quoesque tándem abutare, Catilina, ¿patientia nostra?