“Valiosas precisiones sobre personalidad del padre Pedro María”
Continuando la presentación del importante libro “Él Beato Mártir de Armero”, del escritor Vicente Silva Vargas, nos encontramos con tres nuevos capítulos, en los que profundiza, con valiosas precisiones, la personalidad el Padre Pedro María, dejando en claro la falsedad de su sectarismo político. Hace alusión a hechos políticos de la época, y a actuaciones, en este campo, de algunos Jerarcas de la Iglesia, como los Monseñores Ismael Perdomo y Miguel Ángel Builes, sin profundización al respecto y discutibles apreciaciones.
Alude, Vicente, a la definida pertenencia política de los familiares del Padre Pedro María, en un sector de la opinión pública, con patriótica actuación de su padre, Don Ramón, ante las tropas enemigas en la “Guerra de los mil días”, evitando masacres en la ciudadanía plateña. Pero, del Padre Pedro María, asevera, por múltiples testigos, su lejanía de esas pugnas, y ninguna alusión a esos temas en sus predicaciones.
Pone de relieve, el autor, en las páginas del capítulo 8, edificantes detalles de su carrera hacia el Sacerdocio, de la que forma parte su fructuosa pausa de (1920- 1928), cuando fue profesor en distintos lugares del Tolima, con animación de grupos musicales y teatrales, sus respetuosos noviazgos, regresando a culminar su avance vocacional hasta su Ordenación Sacerdotal (21-06-31). Reseña, al inicio de esta parte, las emociones y el júbilo de la feligresía de La Plata en torno a su Primera Misa solemne, a los cuatro días de su Ordenación, en Ibagué, de manos de Monseñor Pedro María Rodríguez Andrade, quien le dio la mano para culminar su carrera sacerdotal.
En el capítulo 9 se describe al P. Pedro María ya como “el reverendo”, dedicado a eficiente labor pastoral desde 1931, hasta su sacrificio en 1948. Se mencionan las Parroquias de Chaparral, Cunday, El Fresno, y, finalmente, Armero, que fueron en donde prestó su entusiasta ministerio sacerdotal, con gran devoción a la Sagrada Eucaristía y a María Santísima. Se destaca, su dedicación a impulsar las vocaciones sacerdotales, así como su fuerte condena de los vicios y modas indecentes, en lo cual saltaba su temperamento fuerte, contra el cual luchó toda su vida, y pedía, públicamente, perdón, por los arrebatos a que lo llevaba su celo por la pureza de costumbres. Se resalta la dedicación del Sacerdote Ramírez Ramos en su tarea apostólica, hecha con fervor y apoyo en la oración y en la Palabra de Dios, con grandes cualidades, ajeno a las actividades políticas.
Culmina, el libro, con el capítulo 10, que titula: “Ese es un santaso”. Pone de relieve la asistencia providencial en el proceso de Beatificación iniciado en la Diócesis de Garzón, en junio en 1993, que culminó con ceremonia de Beatificación, en Villavicencio, presidida por el Papa Francisco (08-09-17). Destacable el milagroso encuentro del expediente del juicio adelantado a raíz del fiero y público asesinato del Padre, hallado en el archivo judicial del Tolima, documento que dio base para precisar importantísimos detalles de ese hecho doloroso que trajo como fruto el heroico martirio del Sacerdote. Alude a toda la documentación recogida en los primeros 5 años en Garzón, y que continúo con los rigurosos pasos en Roma, que exige la Iglesia para la declaración de “muerte por odio a la fe”, que es la base para esta Beatificación.
Diversos reconocimientos hace el escritor a quienes han colaborado para el adelanto de la causa para llevar a los altares al Beato Mártir de Armero, a quienes le facilitaron documentos y le dieron declaraciones para este gran reportaje al que responde la vida y palabras del protagonista, y quienes, por la verdad de los hechos aprecian al Beato Pedro María. A él se le sigue invocando ante Dios, pidiendo, por su intercesión, nuevos favores y orando por su pronta Canonización, o sea elevación a la categoría de “Santo”.
*Obispo Emérito de Garzón
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