En agosto de 2004 un referendo en Venezuela, rápidamente avalado a pesar de las acusaciones de fraude, por Jimmy Carter y César Gaviria, en ese entonces Secretario General de la OEA, afirmó a Hugo Chávez en el poder. Chávez había sido condenado a cárcel por el frustrado golpe de estado contra Carlos Andrés Pérez en 1992 y fue amnistiado por Rafael Caldera en 1994.
Desde aquella época yo he sostenido decenas de veces en esta columna, que los regímenes de izquierda llegan para quedarse. El ejemplo emblemático es el de los Castro que llegaron en 1959 y siguen, por interpuesta persona, tan campantes en Cuba. Pero también los casos de Ortega en Nicaragua que se mantiene en el poder a sangre y fuego (dos periodos 1979-1990 y 2007 hasta la fecha) y Evo Morales (elegido presidente en 2007 y quiere un tercer mandato).
Hace dos años Maduro asesinó a más de 150 muchachos que protestaban pacíficamente en las calles e hizo cientos de presos políticos, algunos de cuales han sido liberados con la condición de mantener cerrado el pico. En aquel entonces se intentó aplicar la Carta Democrática de la OEA pero esto se frustró porque los pequeños países del Caribe que forman parte de una organización fantasma creada por Chávez y mantenida a base de regalarles el petróleo, bloquearon la medida. Según un Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil esos países, cuya población total cabría en el Maracaná, tenía en la OEA diez veces el poder de voto del Brasil. Los Estados Unidos empezaron a aplicar medidas sancionatorias contra personas individuales que forman parte del régimen o son afectas a él. A EU se sumaron rápidamente otros Estados con gobiernos de centro o de derecha como Argentina, Paraguay, Brasil -Bolsonaro es, como Duque, declarado enemigo de Maduro- Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, México -que acaba de desertar por el ascenso de Andrés Manuel López Obrador-y otros.
Colombia logró en 2018 reunir un grupo de Estados para demandar a Maduro ante la Corte Penal Internacional, bonito pero inútil ejercicio porque la Corte no puede ejercer su competencia sin la presencia física del acusado. En agosto de 2017 se creó el Grupo de Lima, conformado Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía, apoyados posteriormente por Barbados, Estados Unidos, Granda y Jamaica y organismos como la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, con el propósito de buscar una salida pacífica a la crisis en Venezuela.
Este Grupo emitió el 4 de enero de 2019 una declaración que considera ilegítimo el régimen de Maduro, seguido por una resolución del Consejo Permanente da la OEA y otra del presidente da la Unión Europea que consideran ilegítima la posesión del dictadorzuelo y urgen que la Asamblea Nacional adopte un régimen de transición para reemplazar a Maduro. Esta sugerencia ha sido apoyada por María Corina Machado. Otros como Henrique Capriles y Henry Ramos han pasado agachados. De hecho, la oposición venezolana solamente existe en el papel y en la Asamblea Nacional, cuyo presidente Juan Guaidó asumió las funciones de jefe de estado ad hoc, siendo inmediatamente detenido por la inteligencia (si será inteligente) venezolana y liberado a renglón seguido.
No quiero ser ave de mal agüero pero Maduro, apoyado por Rusia y China, se queda un rato más.
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Coda: Las Farc enviaron a Maduro un mensaje de felicitación. Y Piedad Córdoba (Teodora) estuvo acompañando al presidente de Osetia del Sur, un oscuro país de opereta que Putin usó para robarle territorios a Georgia.