Todos perdimos | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Marzo de 2024

Abrieron fuego contra los civiles. Dispararon en medio de la multitud que se agolpaba en torno a los camiones de ayuda humanitaria, mataron un centenar y dejaron heridos a setecientos. Fue macabro. Lo que hizo el ejército israelí, el pasado jueves 29 de febrero, es una atrocidad. Es un crimen a la luz del Derecho Internacional Humanitario y de la consciencia de cualquier persona común, en cualquier parte del mundo.

El hecho fue grabado en video, desde el aire, y ocurrió frente a los ojos indolentes de millones; como ha ocurrido todo en este conflicto. Inmediatamente surgieron las justificaciones del gobierno de Netanyahu. Los soldados dispararon contra hombres armados de Hamás y, en medio de la confusión, los camiones atropellaron a la muchedumbre, dijeron. Más allá de las explicaciones el saldo habla por sí mismo, 104 personas fueron asesinadas mientras se encontraban en estado de indefensión. Si esto no es un crimen de lesa humanidad, entonces ¿qué es?

Lo que han hecho el grupo terrorista Hamás y el ejército de Israel en la Franja de Gaza, y lo que han dejado de hacer los líderes mundiales frente a esta situación, es una vergüenza para la humanidad. Las balas de los unos, y el silencio de los otros, han matado ya a 30.000 personas; gente común que no tuvo la más mínima opción de decidir nada respecto a este enfrentamiento armado. Personas como usted y como yo que quedaron irremediablemente atrapadas entre el fuego cruzado de una guerra que no eligieron.

Atacar civiles indefensos, no importa dónde, cuándo y de quién se trate, lesiona la dignidad humana, en todos los casos; no hay atenuantes, excepciones ni justificaciones. Ocurrió allá en Gaza, en octubre de 2023, cuando Hamás abrió fuego en medio de un festival de música, y ocurre aquí en Colombia, cada vez que un grupo armado secuestra, mata y hace la guerra a través de personas y comunidades inermes. Todas las personas, en todos los lugares y situaciones, están arropadas por la misma dignidad. Desarrollar mecanismos jurídicos para defender este principio ha sido la conquista más grande de la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial; hoy, con lo que ocurre en Gaza, este logro tambalea, por eso nos lesiona a todos.

Lo que hicieron estos soldados es una deshonra para su ejército y para el Estado de Israel, que sabe muy bien lo que significa atacar deliberada y sistemáticamente a un grupo, hasta lograr su exterminio. En 1948, después de que el pueblo judío sufriera el Holocausto, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio con la esperanza de que nunca más volviera a repetirse algo semejante. Hoy la convención parece no tener mayores efectos, no es posible hacerla cumplir y la sensación de vulnerabilidad es generalizada.

La condición humana no depende de una bandera, de un color o de una creencia; el jueves pasado, con el ataque a los gazatíes, sin duda, todos los demás perdimos.

@tatianaduplat