Trabajo para escribir | El Nuevo Siglo
Sábado, 24 de Diciembre de 2016

Como es el proceso de inspiración para realizar algo que tiene que ver con la inteligencia es algo que siempre ha llamado la atención. La música, por ejemplo es de aquellas manifestaciones del arte que me parece que toca con algo sobrenatural, apreciación propia de  este columnista está negado para ello más no para apreciarla. Cada vez que oigo el resultado de los grandes compositores se revive serio proceso de admiración. Los compositores son seres a quienes la naturaleza dotó de la capacidad de imaginarse la música. Beethoven, Bach, Mozart, así como los compositores de la música nacional, porros, bambucos, paseos, vallenatos, etc. para nombrar solo los que en este momento se me vienen a la cabeza,  con su talento le hicieron un legado a la humanidad de la cual todos disfrutamos.

Pero volviendo al tema de la inspiración y cómo esta se concreta en la música sí que me parece prácticamente imposible.  Al fin y al cabo uno puede dibujar, hacer escultura, escribir, aunque sea mal,  desde luego. En alguna ocasión un muy conocido y afamado pintor habló sobre este tema quiso hablar sobre el tema, en cierta manera para aceptar con paciencia las impertinencias de quien caso invadía su fuero artístico íntimo.  Sin embargo, luego de darle vueltas al asunto con mucha paciencia trató de explicar cómo pintaba.  Algunas veces, con ideas preconcebidas de lo que quería pintar, evento en el cual no es que le resultara fácil ejecutar su obra, también con paciencia que solo después se pudo apreciar, comentó que en otras ocasiones lo arrebataba el deseo de pintar pero de ahí inicialmente no pasaba su inspiración; sin embargo iniciaba la tarea preparando todo el montaje para pintar y templaba y alistaba la tela la cual le iba diciendo que era lo que quería que pintara. 

Generalmente resultaban obras muy bien acogidas en sus exposiciones. Supuse que ésta era una manera de soslayar con una explicación más para un profano en estas materias del arte pictórico.  Salió del inquisidor, fue la conclusión, pero sin dejar de reconocer que se había tomado la molestia de dedicar un rato a las impertinencias de un lego.

Me parece para quienes nos hemos impuesto la obligación de escribir periódicamente algo, llegan algunos días en los cuales la mente se pone en blanco y a pesar de los acontecimientos que se suceden en el país que no dan tregua, la mente se pone en blanco. Lo cual no significa necesariamente falta de tema, sino falta de inspiración de escribir boberías o si se escriben que tengan cierta gracia. El Nobel de Paz para a nuestro presidente Santos, la caída del avión boliviano, el asesinato de la niña a manos de quien no debía haberlo hecho,  son hechos entre muchos otros que han conmovido para bien y para mal a la sociedad. No es entonces por falta de tema sino por oclusión intelectual temporal que a veces  cuesta trabajo, escribir, como este caso.