Una buena partida | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Abril de 2021

Uno de los temas más complicados de tratar con un enfermo es el tema de la muerte, no exageraría si dijera que una de las preguntas a la que más le huimos los médicos es a esa que nos hacen nuestros pacientes cuando se ven en un momento de gravedad ¿Doctor me voy a morir? Lo paradójico de esta pregunta es que al profundizar en la razón por la cual los seres humanos la hacemos tiene que ver con confirmar lo que ya presentimos para lograr disminuir la incertidumbre o con la intención de abrir esta conversación con el médico tratante sobre el cómo queremos que nos llegue la muerte. Ambas situaciones deben traer ya un proceso previo del paciente que pasa por el miedo, la angustia y finalmente, la aceptación de que existe esta posibilidad.

Esta Semana Santa además de traer nuevamente angustia e incertidumbre por un posible contagio de covid-1919 me trajo la posibilidad de leer La muerte de Ivan Ilich de León Tolstói, una obra literaria muy interesante que deja ver todo lo que sucede alrededor del proceso de la muerte. Pero hay algo que me llamó poderosamente la atención y es que los seres humanos no le tenemos miedo a cuando morir sino al cómo será ese momento de la partida, creo que lo más importante es no tener sufrimiento por la causa que sea dolor, falta de aire y otros. Cuando he acompañado en el último momento a mis pacientes en su gran mayoría es lo que me piden que les asegure, no tener ningún sufrimiento por eso hoy tengo la conciencia tranquila que todos han partido tranquilos habiéndose despedido de sus seres amados, seguros que todos los que se quedan se quedan bien, por eso siempre digo que lo más importante es aprender a cerrar ciclos y a hacerlo todo antes de que nos llegue la muerte. Creo que este es el mejor legado para nuestras familias haber dicho todo, haber amado intensamente, haber dicho adiós, haber perdonado, ver a nuestras familias unidas y sobre todo agradecidas por todo lo aprendido.

No niego que algunos que se resisten a este momento del final y siguen luchando contra un imposible, no parten tranquilos porque faltó algo, aunque siempre en el último momento del silencio todos encuentran la paz y la tranquilidad; estoy seguro de que gran parte de este proceso depende de nuestra capacidad de desprendimiento y desapego, por lo que en un momento siempre tendremos que soltar y dejarnos llevar. Puedo hablar desde la experiencia que al final cuando somos acompañados por ejemplo por profesionales expertos y recibiendo unos adecuados cuidados paliativos se puede lograr una Buena Partida. Por eso mi recomendación es como decía mi abuelo y me lo repite mi padre y tal vez yo se los diré a mis hijos: “en vida hijo en vida” ahora descubro que debemos aprovechar cada momento para vivirlo, para disfrutar a nuestra pareja, hijos, familias, no callar nada, decir un te amo, dar muchos abrazos, hacer felices a las personas, disfrutar hasta los momentos difíciles y fracasos, aprender de ellos. Al final lo único que quiero es estar tomado de la mano de las personas que amo y que me recuerden como alguien que vivió intensamente, pero sobre todo que logren agradecer por todo lo aprendido juntos. Creo que eso es lo mejor que podemos dejar aprendizajes.