Una mirada compasiva a lo que pasa | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Abril de 2021

En los últimos días cuando las cifras de contagiados por covid-19 aumentan de manera dramática y el sistema sanitario en algunos lugares de Colombia colapsa, he tenido nuevamente esa incertidumbre sobre el futuro y me pregunto ¿qué debemos aprender sobre todo esto? Lo cierto es que, sin ser un experto en el tema, hay tres situaciones que en este nuevo pico me han generado reflexión.

La primera es ver a las personas cada vez más relajadas en las calles, es como si pensaran que cada dosis de vacuna aplicada es un permiso para no usar el tapabocas o para acercarse de manera peligrosa los unos o los otros. La segunda he visto cómo algunos dirigentes y tomadores de decisiones también se han relajado hasta el punto de desmontar centros de atención para covid y UCI, mostrando que no se aprendió nada de todo lo vivido los picos anteriores, solo parecen preocuparse por los empresarios. Definitivamente pienso en qué pasaría si hoy los equipos sanitarios que están cansados y que han visto tantas situaciones difíciles, tristes y duras durante esta pandemia dejaran de trabajar y de hacer lo que saben hacer para salvar vidas, acompañar y aliviar el dolor de los que quedan. ¿Será que eso serviría para que las personas que salen a las calles sin tapabocas o no conservan la distancia o no les importa generar tumultos y aglomeraciones entiendan?

He leído a personas que piensan que no se deben tomar medidas restrictivas para el control de virus porque eso genera más hambre en quienes no puede salir a ganarse la vida en el día a día, pero eso debiera generar que nos cuidáramos más y cuidáramos a los demás saliendo a trabajar usando juiciosamente todas las medidas de bioseguridad, pero eso no está pasando y la llegada de las vacunas empeoró esto, es como si estuviéramos en una resistencia civil, pero ¿a qué o a quién? ¿A un virus que no respeta nada? ¡Que entra a nuestros hogares y empresas para destruir familias y generar miseria! Creo que nos falta mucha responsabilidad como sociedad y como personas.

La tercera situación tiene que ver con la mala comunicación, punto en el que se raja el Gobierno Nacional, creo que la adecuada comunicación era el instrumento para educar a la población, faltó escuchar, acercarse a la comunidad y entender que somos Colombia el país del realismo mágico, un país donde muy pocas personas se toman el trabajo de leer, de ver noticias y mucho menos programas como prevención y acción. Creo que faltaron mensajes adecuados para fortalecer el cuidado y la solidaridad, faltó encontrar el canal ideal para comunicar, pero sobre todo faltó transparencia y datos concretos que mostraran la realidad, así esta generara más angustia.

Lo que pasa hoy en día tiene un gran ingrediente de mensajes errados que tranquilizaron más de lo que se quería a la gente, como por ejemplo, el mensaje de salgamos, viajemos, trabajemos que para eso hicimos UCI suficientes. Para mi este fue uno de los mensajes más desafortunados porque es seguir mostrando un sistema de salud infinito, que nunca se acaba, y hoy muchas personas con falta de aire, más de 300 en todo el país, están esperando ser ubicadas en una de estas unidades sin saber que un porcentaje muy bajo de ellos van a salir y a sobrevivir. Me pregunto ¿qué hará falta? ¡Más sufrimiento y más muertos!