“Instrucciones, advertencia, y descripción de las piezas”
Instrucciones. Disponga sobre una superficie amplia las piezas. Las piezas que aquí se suministran no son todas las piezas: siempre habrá faltantes. Algunas piezas serán producidas en el momento menos esperado y por la factoría menos pensada. Debido al material con que están fabricadas, la forma de algunas piezas puede variar con el tiempo. No hay una imagen de referencia que sirva de modelo para el rompecabezas. Algunas piezas pueden parecer contradictorias y no encajar del todo en el conjunto. El fabricante no se hace responsable por el aspecto final que ofrezca el rompecabezas.
Advertencia. Siempre habrá alguien que afirme saber cómo armar el rompecabezas, especialmente si nunca lo ha intentado.
Descripción de las piezas.
1. Una pluralidad de Estados que han reconocido al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como Presidente encargado de ese país, como consecuencia del carácter ilegítimo de la investidura de Nicolás Maduro, derivada de un proceso electoral espurio.
2. El régimen de Maduro rompió relaciones diplomáticas y consulares con Colombia el 23 de febrero de 2019, día en que Colombia facilitó un “canal humanitario” hacia Venezuela que, por diversas razones, resultó a la postre fallido. No fue Colombia la que rompió relaciones con Venezuela, aunque, junto con otros Estados de la región, había retirado su embajador de Caracas desde mayo de 2018.
3. Algunos Estados -como Paraguay- han roto o degradado el estatus de sus relaciones con Venezuela, como medida de presión diplomática al régimen de Nicolás Maduro, y de forma congruente con el reconocimiento de Guaidó como Presidente encargado. Otros, aun reconociéndolo, mantienen relaciones con Venezuela. Tal es el caso de Chile, o de Canadá, aunque su embajada haya “suspendido temporalmente sus operaciones”.
4. Colombia ha adoptado una posición principialista, y si se quiere dogmática, en cuanto no tener ninguna interlocución con el régimen de Nicolás Maduro. Esa posición se extiende no sólo a los asuntos políticos, sino a los asuntos más administrativos relacionados con la relación bilateral, incluyendo la gestión de las cuestiones transfronterizas.
5. No son lo mismo las relaciones diplomáticas (de contenido esencialmente político) que las relaciones consulares (atención a connacionales en otro país, interacciones administrativas). Esa distinción es clarísima a la luz del derecho internacional público. De hecho, la ruptura de las relaciones diplomáticas no implica la ruptura de relaciones consulares, a menos que así se manifieste explícitamente.
6. Cuando se rompen relaciones diplomáticas y/o consulares, el derecho internacional prevé la “representación de intereses”, para que un Estado confíe la protección de sus intereses y los de sus nacionales a un tercer Estado, que sea aceptable para el Estado receptor. Colombia habría podido y todavía podría apelar a esta figura en su relación con Venezuela.
7. No hay razones para suponer, verosímilmente, que en cualquier otro escenario diplomático el régimen de Maduro hubiera adoptado una posición cooperativa con Colombia, o hubiera prestado su concurso para tramitar oportuna y eficazmente los asuntos bilaterales. No sucedió así, durante largo tiempo, en el caso de los connacionales ilegalmente detenidos en La Yaguara. Y difícilmente ocurriría a la hora de perseguir efectivamente los grupos armados organizados de origen colombiano que encuentran santuario y operan en Venezuela.
8. El propósito de la oferta reciente de Maduro, de restablecer las relaciones consulares, no es otro que aprovechar la oportunidad para forzar al Gobierno Colombiano a recular, sin que de ello pueda derivarse ninguna otra garantía concreta para los intereses de Colombia.
9. En circunstancias complejas, incluso Estados involucrados en situaciones de tensión o de conflicto latente han mantenido algún canal abierto de interlocución. Ese canal puede ser más o menos formal, y no es infrecuente que permanezca desconocido para la opinión pública.
10. Pedir a Guaidó que se encargue de extraditar la excongresista prófuga no sólo pone en evidencia la falta de efectividad de su gobierno interino, sino que, de paso, acaba exonerando al régimen de Maduro de cualquier responsabilidad en la cooperación judicial y en el cumplimiento de obligaciones del Estado venezolano a la luz del derecho internacional.
11. Tal como ha devenido la situación en Venezuela, y dadas sus repercusiones sobre Colombia, así como la naturaleza y talante del régimen de Maduro, el deterioro de la relación bilateral se habría producido tarde o temprano por la pura fuerza de los hechos.
12. Condicionar el manejo de la relación con Venezuela a una negociación tan eventual como por ahora improbable con el Eln, o a la participación de Colombia en una negociación transicional no menos improbable en ese país, supone sacrificar los intereses y las necesidades concretas del presente por inciertas expectativas que surgen más del deseo que de la ponderación realista de las circunstancias.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales