VÍCTOR CORCOVA HERRERO* | El Nuevo Siglo
Viernes, 11 de Octubre de 2013

Tiempos de globalización

 

Coincidiendo con las festividades del Día de la Lengua Española en las Naciones Unidas (12 de octubre), y con el tricentenario de la Real Academia Española (RAE), se me ocurre reflexionar sobre el lenguaje cervantino en los tiempos de la globalización. Cervantes nos puso en el camino de las señales y de los signos, en la senda de la voz y el pensamiento, injertándonos un sentimiento de pertenencia desde la universalidad, que es lo que hoy nos une a todos los hispanoparlantes. La lengua es nuestro hábitat, nuestra cultura común, nuestro espacio para sentirnos libres y hermanos, si nos la quitan dejaremos de soñar, de vivir, de comprendernos, porque al fin y al cabo, en nuestra forma de vida nada se entiende sin palabras. Por consiguiente, la primera conclusión que podemos extraer de este ecuménico lenguaje cervantino es la de dejar de estar encerrados en el propio “yo”, porque únicamente la apertura es lo que nos engrandece el alma, la expresión de los valores de esta cultura lingüística es la que nos emociona y nos pone en movimiento. Todo es acción (y reacción) en la lengua de Cervantes, no importan los siglos que nos separan, siguen vivos sus mensajes más allá del tiempo y continuarán por siempre. 

Ahí está el Quijote, la gran obra de arte del lenguaje, todo un referente de estética en el que se conjuga el buen fondo y las nítidas formas. Naturalmente, el progreso lingüístico nos encamina hacia otras formas de vivir, superadas todas las consignas y dependencias. En su tiempo, Cervantes, ya lo advirtió: "la senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso". Como botón de muestra ahí está nuestro verdadero error actual, el afán materialista y del desvelo económico.

En los tiempos actuales de la globalización, la tercera conclusión que podemos sacar del lenguaje cervantino es que sigue vivo en todas las culturas, el caballero de la triste figura, siempre andante, Don Quijote de la Mancha, y su escudero Sancho, no han dejado de cabalgar por este mundo de vueltas y revueltas, de idas y venidas, inspirando no sólo a artistas y gentes de honduras, también están en el ánimo ciudadano.

Resumiendo, son tres conclusiones (podrían ser muchas más) que se desprenden del lenguaje cervantino; la de salir del enfermizo y desenfrenado deseo de placer y egoísmo; el retorno a una estética del  bien; y el secreto para huir de la exclusión tan propia de los tiempos presentes.

corcova@telefonica.net

*Escritor