Volver a creer | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Junio de 2017

LA principal tarea que debe emprender el Gobierno nacional en el segundo semestre que inicia el sábado, es recuperar la confianza inversionista.

No podemos seguir justificando gran parte de la caída del crecimiento económico en la pérdida de ingresos petroleros. No hemos dependido del crudo para afianzar la balanza comercial.

Hay que actuar con imaginación y audacia para impedir que se derrumbe la inversión local y foránea por prevención de empresarios ante inestabilidad tributaria y jurídica.

Urge salir del atolladero para volver a creer.

La causa mayor del descontento general en hogares y empresas está en el deterioro de la confianza en el futuro de la nación, en la economía y en el actual Gobierno.

Si el faltante más grande que tiene el país es la credibilidad en el porvenir, va a ser complicado levantar la economía.

Para reactivar negocios, empresas, crédito bancario, creación de factorías, expansión y modernización, es clave levantar el ánimo de los inversores.

Con una economía creciendo abajo del 2% y con poca certidumbre de una mayor expansión, es vital generar condiciones que reanimen la confianza de los productores y de quienes aportan sus capitales en la prosperidad económica y social.

Va a ser determinante para el segundo semestre del año y para el primer tramo de 2018, el modelo de enfoque social que ponga en marcha el Ejecutivo. Si hay un mejor entorno de convivencia con base en seguridad, empleo, bienestar, salud, educación y vivienda, será posible que el clima de inversión comience a despejarse.

La única fórmula para darle impulso a los trenes de la prosperidad es con aportes de capital. Si merman los flujos de inversión se hace más difícil lograr los objetivos propuestos.

Es necesario que haya condiciones macroeconómicas favorables a la inversión y que el entorno nacional no esté tan enrarecido. Las empresas se parecen a los hogares en el sentido de que actúan según la percepción que tengan del país y del Gobierno.

Los consumidores compran menos, son medidos en los gastos y prefieren la cautela en momentos en la que la economía marcha lenta, al tiempo que abundan la corrupción y la confusión en torno al posconflicto con las Farc.

Un ambiente caracterizado por mafias y carteles de la corrupción, terrorismo y delincuencia, provoca temor entre los ciudadanos y los empresarios.

Bien lo dijo el presidente de Colpatria, Santiago Perdomo: actualmente los empresarios están siendo muy prudentes a la hora de tomar decisiones de inversión porque la confianza inversionista anda de capa caída.

Contra el pesimismo y la desconfianza, hechos y realidades, transformaciones y avances en frentes como el económico, la seguridad, el sometimiento a la justicia de los delincuentes, claridad y verdad en el posconflicto, pulso firme contra corrupción y acciones reales para crear empleos dignos y bien remunerados.

La desconfianza inversionista se palpa en el entorno. Significa que algunas cosas o muchas se están haciendo mal.