11 películas tras cupos para los Goya y los Óscar | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Lunes, 23 de Julio de 2018

La elección de las cuatro películas que serán nominadas a la edición 33 de los Premios Goya y a la edición 91 de los Premios Óscar, continúa por parte de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas -ACACC-.

El proceso de escogencia de las películas que fueron presentadas ante el órgano, ha venido avanzando, y ya quedan solo once producciones nacionales que aspiran a representar al país.

Lea también: La fracasada pacificación de las favelas vuelve al cine

De esas once historias, tan diversas como particulares, la Academia tendrá que decidirse por cuatro nominadas, las cuales saldrán de una última votación.

La determinación que se adopte será anunciada el próximo 29 de agosto por parte de la Academia, entidad presidida por Consuelo Luzardo y de cuya junta forman parte dos vicepresidentes, y dieciséis presentantes de diferentes gremios.

Las películas inscritas son:

Candelaria, de Jhonny Hendrix: los 90. Un mundo da cambios a gritos donde Cuba se hunde entre bloqueos, hambre, tabaco y ron. En ese paisaje, las vidas de Candelaria (64) y Víctor Hugo (63), pareja que sigue junta como por inercia, dan un vuelco al encontrarse una cámara de video Hi8 en un hotel. Con este objeto ajeno, ambos vuelven a mirarse, a tocarse y a amarse. La felicidad, que llega inesperada, es solo el dulce principio del fin. Una tragicomedia al ritmo del son cubano.

El Día de la Cabra, de Samir Oliveros: después de atropellar accidentalmente a un chivo con la camioneta de su padre, dos hermanos adolescentes con personalidades incompatibles empiezan una aventura de reconciliación. Corn y Rita deberán encontrar la forma de reparar la camioneta antes de que lleguen los turistas que se hospedarán en el hotel de la familia. Mientras resuelven el problema, pasarán por una carnicería, una tienda de empeño y hasta por donde un brujo, en una aventura de 24 horas por Port Paradise.

Epifanía, de Oscar Ruiz Navia y Anna Eborn: en la remota isla sueca de Faro, una mujer se enfrenta a la muerte de su madre: “Cuando ella murió, nació mi sueño de que ella regresaría”. En Colombia una madre atiende un taller de sanación del espíritu en compañía de varias mujeres. En Canadá una madre se prepara para ser abuela por segunda vez. Epifanía es un movimiento que va de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida.

Matar a Jesús, de Laura Mora: un par de meses después del asesinato de su padre, Paula, una joven de 22 años, se cruzará con Jesús, el sicario que le disparó. A partir de este momento se verá forzada a definir los límites de su propia humanidad. El encuentro entre víctima y victimario revelará cuánto cuesta matar a un hombre, especialmente cuando el otro es el reflejo de uno mismo: una víctima más.

Pájaros de Verano, de Cristina Gallego y Ciro Guerra: en los años de la bonanza marimbera, época de derroche y violencia en la que en Colombia se empezaba a traficar marihuana, Rapayet y su familia, indígenas de la zona, se ven involucrados en una guerra por el control del negocio que termina destruyendo sus vidas y su cultura.

Sal, de William Vega: Sal relata la historia de un hombre que emprende un viaje en búsqueda de las ideas de su desaparecido padre. Ahí, en la carretera solitaria de un enorme desierto, se le escapa la vida por un abismo. Una pareja lo encuentra y cuida de él. Lo alimentan con cactus y curan sus heridas con sal. Pero sus heridas son solo señales de su lacerada alma y solo hasta que controle su tormento interno podrá regresar al camino.

Señorita María, de Rubén Mendoza: Boavita es un pueblo campesino, conservador y católico, incrustado en los Andes y detenido en el tiempo: entre las faldas de sus montañas vive la señorita María Luisa. Tiene 45 años y nació siendo niño. Lo que parecía ser otra vida más sumida en los conflictos de género e identidad, esconde una tenebrosa historia familiar, adobada con odio desde sus más profundas raíces, y cuyo chivo expiatorio es la señorita, desde antes de pisar este mundo.

Sobre ruedas, de Gustavo Torres: es 1985 y mientras el país se enfoca en las victorias de los ciclistas nacionales en el Tour de Francia, a Elvis Antonio le cambia la vida en un abrir y cerrar de ojos, luego de 'capar' clase para ver televisión. Ahora debe iniciar un divertido viaje que lo lleva a descubrir el secreto más grande que guarda su familia.

Somos calentura, de Jorge Navas: Somos calentura es una historia que combina los sonidos del Pacífico colombiano con el Hip-Hop, evidenciando la fuerza y el talento de los jóvenes de Buenaventura, una región que durante décadas ha sigo estigmatizada por la violencia, pero que también es reconocida por la alegría y esperanza de sus habitantes que llenan con su entusiasmo cualquier escenario.

Vía Crucis, de Harold de Vasten: el Viernes Santo del año 2020, Isabel y Jesús María, habitantes del Santísimo, viven su propio calvario en la búsqueda de alivio para la enfermedad de su hija; la mamá apela a la religión organizando el viacrucis. Por su parte el padre se dedica a la política y va tras dineros prometidos sin imaginarse de que ese día, recibirán la lección más grande de sus vidas.

Virus tropical, de Santiago Caicedo: Paola nació en una familia tradicional colombiana, o al menos eso es lo que tratan de aparentar. El papá es sacerdote, la mamá es vidente y las hermanas no precisamente son lo que sus padres esperaban. Esta es la historia de una joven que lucha por su independencia en un contexto duro, lleno de estereotipos y apariencias, y que narra la vida de una mujer latinoamericana que no responde a ningún canon y que aprende a vivir mientras va viviendo.