Adiós al abuelo Bolívar, protagonista del “Abrazo de la Serpiente” | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Cristina Gallego
Viernes, 1 de Mayo de 2020
Cristina Gallego

Llevo días pensando en cómo esta crisis  del Covid nos enfrenta ante uno de los más grandes mitos de la humanidad. La imposibilidad de despedir a nuestros muertos. Y hoy siento eso con la partida del Abuelo BolívarDon Antonio.  Quiero contar y tal vez invitar a quien lo conoció a contar alguna historia del abuelo, para despedirlo.  

 

Historia 1 - Casting de Karamakate

Ciro que había visto la corta filmografía de lo que se había hecho en el Amazonas, lo vio en un corto que se había rodado 15 años atrás.  Nos fuimos a Leticia a buscar locaciones, a ver si lográbamos hacer esta película en un lugar de menos difícil acceso que Mitú, claramente no lo logramos, pero en la visita fuimos a buscarlo a él, a Don Antonio.

No recuerdo cómo logramos enterarnos donde vivía y fuimos con un taxista hasta su comunidad a 7 km de Leticia. Allá llegamos, afuera de su casa recuerdo ver plantas de Piña, nunca antes las había visto fuera de un supermercado y me conmovieron un montón, me encanta la piña y verla tan ruda, dura y dulce me emocionó.    

Llegamos a la casa  de Don Antonio y ahí estaba él con su hijo Pedro, nos acercamos a su puerta y abrir sus ojos en medio de la oscuridad.  Nos presentamos, le dijimos para qué lo estábamos buscando, que estábamos haciendo, que debíamos hacer unas pruebas y que posiblemente implicaba que lo íbamos a llevar fuera de su casa por un buen tiempo. 

Ciro lo había visto en un video que tenía más de 15 años pero su cara lo había impactado.  Yo lo veía por primera vez. Nos fuimos, seguimos el recorrido y en la noche llegamos a dormir al hotel.  Esa noche soñé con el Abuelo. Normalmente me cuesta mucho recordar los sueños, pero esa noche en medio de la humedad de Leticia soñé al Abuelo y me enamoré de él. Al otro día me desperté y le conté a Ciro que ya me había enamorado, que él era, y supongo que Ciro sabía que cuando algo o alguien se me metía en la cabeza era difícil deshacerse, y  pues ratificamos las intuiciones, la de él y la mía.

 No buscamos nunca a ningún otro Karamakate, ni antes, ni después. Don Antonio era él. 

Gracias Abuelo por confiar en nosotros.... muchas historias más para compartir. Pero hoy quiero decirle adiós, y como hablamos de los viajes cuánticos y espirituales, a traves de los que los chamanes conocen el mundo, espero verlo en algún lugar, sé que La Luz de sus ojos, de su alma será un faro para muchos.  

Gracias Abuelito, no tuve la oportunidad de compartir con mis abuelos de sangre, pero agradezco tenerlo a usted, que nos cuidara y se dejara cuidar por nosotros.  Gracias Celina por prestárnoslo para llevarlo lejos de su casa y a Pedro por acompañarlo siempre.