Al rescate de tesoros en Bogotá | El Nuevo Siglo
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Lunes, 6 de Noviembre de 2017
Redacción Nacional
Investigación de la U. Antonio Nariño busca sacar a la luz los tesoros desconocidos en los barrios más populares de la ciudad amenazados por el olvido 
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¿Qué es patrimonio para ti? Con esta pregunta nació el proyecto de investigación que le dio vida a la ‘Red de lo Patrimoniable’ y que busca reconocer y educar sobre el valor de lo ‘patrimoniable’, gracias al trabajo con las comunidades de algunos de los barrios más populares de Bogotá, a través de experiencias locales y prácticas artísticas. Investigación de la Universidad Antonio Nariño busca sacar a la luz los tesoros desconocidos de las comunidades en algunos de los barrios más populares de la ciudad.

Liliana Fracasso, líder del estudio y profesora de la Facultad de Artes de la de la Universidad Antonio Nariño (UAN), compartió durante dos años con las comunidades de los barrios Pardo Rubio y El Paraíso, de la localidad de Chapinero; Las Cruces, en Santa Fe; el Pañuelito, en Usaquén; Minuto de Dios, en Engativá; y del municipio de Choachí, con el fin de encontrar esos tesoros desconocidos, que en sus palabras definió: “como aquel patrimonio valorado por los habitantes de estos tradicionales barrios bogotanos, pero que aún es invisible para el resto de la ciudad”.

Entre los hallazgos de la investigación, se encontró que es patrimoniable, por ejemplo, la historia de los líderes que construyeron con las mingas dominicales el barrio Pardo Rubio, el lavadero comunitario del barrio El Paraíso y el salón comunal denominado “Tropihueco”, que en el pasado fue un depósito de agua; la cultura del Hip Hop o el nacimiento de las escuelas de Break Dance asociadas con el barrio Las Cruces; los tradicionales asados de la comunidad del barrio El Pañuelito o su particular celebración de la Fiesta de la Virgen del Carmen; la memoria del recordado líder del barrio Minuto de Dios, Padre García Herreros; y las piedras pintadas del municipio de Choachí, con sus paisajes y caminos ancestrales.      

Este estudio dirige la mirada allí adonde los expertos todavía no están mirando, por ejemplo, sobre el valor patrimonial del hábitat popular y del sentido de pertenencia a un lugar. Además, por medio de un portal web, busca mantener el “observatorio de lo patrimoniable”, no solamente para observar sino también para conectar, intercambiar y nutrir con las experiencias en los territorios una reflexión crítica acerca de las prácticas culturales de nuestro país y de otros países similares.

“Los jóvenes de hoy, si tú les preguntas acerca del patrimonio cultural, pueden vivir sentados en el oro o inmersos en algo muy valioso, tanto físico como inmaterial o natural, y no darse cuenta, porqué se requiere de un proceso de educación patrimonial para poder ver, reconocer y valorar. Tenga en cuenta, que los mejores educadores no son necesariamente los expertos”, comenta Fracasso.

La investigación -agrega-, ha puesto a la Universidad Antonio Nariño en diálogo con otros países y redes de educación patrimonial (Red OEPE, RIEP, MuRe); desde el punto de vista académico, se han elaborado ponencias, artículos científicos y capítulos de libros. Internacionalmente y localmente se ha participado en eventos especializados sobre patrimonio cultural, arte rupestre y recientemente en el encuentro de Bogotanólogos aportando un punto de vista diferente con respecto a la idea de habitar, defendiendo lo patrimoniable del mundo ordinario de la ciudad.

“También, hemos realizado exposiciones en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, exposiciones fotográficas y murales, entre otras acciones artísticas realizadas con la colaboración de los habitantes y en red con otras ciudades. Las evidencias del proceso se han proyectado en el espacio público en la Plaza del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá”, dice.

El registro del proceso de esta primera etapa de la investigación y su metodología está consignado en el documental Lugando: juegos de lugares y lugares en juego.

Cabe destacar que países como Brasil, Italia, España e incluso entidades como El Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, Minuto de Dios, la Asociación Cultural y Deportiva Cerros Orientales, entre otros colectivos de artistas urbanos (Nazarí Soud, Abya Yala, Smoking Family,  Fusion Crew) se unieron al proyecto como socios para seguir explorando la identidad narrativa y la memoria colectiva de estos territorios que se ha perpetuado y que se ve amenazada por los rápidos procesos de transformación territorial en curso.

El inventario

Barrios Pardo Rubio y El Paraíso (Chapinero): La memoria de cómo se construyó el barrio de forma colaborativa, la voluntad de incrementar la cohesión social, los elementos de la tradición rural, los bailes y saberes ancestrales, los cerros y el agua, los lavadores comunitarios, la memoria de líderes como Don Absalón Acero, quien organizó a la comunidad para construir el acueducto tomando el agua del Rio Arzobispo, un ejemplo de solidaridad con su gente y territorio.

Barrio Las Cruces (Localidad Santa Fe): La cultura del hip hop y las prácticas colaborativas que se esfuerzan para recuperar el espacio público y los lugares residuales que dejan las transformaciones urbanas, el nacimiento de las escuelas de Break Dance, el sentido de arraigo y pertenencia en la comunidad y su compromiso con el barrio. 

El Pañuelito (Localidad Usaquén): El patrimonio físico de la vivienda progresiva, es decir, la construcción y remodelación de las casas que son levantadas con las propias manos de la comunidad; la fiesta de la Virgen del Carmen por ser un barrio que aloja el gremio volquetero y los tradicionales asados que se organizan cada ocho días, como un signo de cohesión social.

Barrio Minuto de Dios (Localidad de Engativá): La memoria de un modelo utópico de Ciudad de Dios o Pueblito Blanco, la memoria del líder Padre García Herreros, los artistas propios del barrio como Abelardo Parra (escultor de las piedras donde aparecen los nombres del Banquete del Millón) o Iván Cano (que utiliza diferentes lenguajes artísticos contemporáneos para expresar su compromiso con el barrio), y la diversidad de los personajes que apoyaron el Banquete del Millón.

Municipio de Choachí: El paisaje y los caminos ancestrales, y las piedras pintadas, es decir, las pictografías o los petroglifos, vividas por los niños del colegio El Hato gracias a un dispositivo especialmente diseñado y que es la expresión, en suma de esta manera de entender el valor patrimonial.

 

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