Conozca los beneficios de la meditación en los niños | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 29 de Abril de 2020
Agencia Europapress

MILLONES DE niños llevan largas semanas confinados en los hogares, sometiéndose en muchas ocasiones, a una gran carga emocional derivada de las situaciones adversas que viven sus familiares.

La felicidad de todos, padres e hijos, no depende de las circunstancias externas. Si la mente está en paz, podremos ser más felices, aunque nuestras condiciones sean desfavorables. Y si los niños perciben esta actitud de calma mental en sus padres tienen más de la mitad del camino ganado para que ellos también puedan conseguirlo.

Por lo tanto, el mejor entrenamiento mental para que niños y adultos consigan estos objetivos es la meditación. Con este propósito, Úrsula Calvo Center ha puesto en marcha el movimiento solidario “#MeditaEnCasa”, con el que pretenden ayudar a sobrellevar el confinamiento y a que todos podamos desarrollar alternativas tan positivas como enriquecedoras al momento de pensar y actuar; esto, nos permitirá convertir los sentimientos negativos mediante la paz, en aceptación.

Mindfulness, el mejor aliado

Este aislamiento será el mejor momento para que niños y adultos compartan los beneficios de esta práctica. Meditando conseguimos aprender a mantener una mente tranquila y serena que nos servirá para poder disfrutar plenamente del presente y ser más felices. Nos ayudará enormemente a gestionar las emociones, mejorar la atención y la concentración, cultivar actitudes más sanas, ser más bondadosos y amables con los demás, potenciar nuestra creatividad, mejorar nuestro sistema inmunológico, dominar el estrés y dormir mejor.

Como dice el Dalai Lama, “si enseñáramos meditación a cada niño de ocho años eliminaríamos la violencia en una sola generación”. Pero ¿cómo hacerlo?

Lo más importante es tener claro que el mejor aprendizaje que podemos trasladar a nuestros hijos, y al resto de personas, es aquel que transmitimos con nuestro ejemplo. El “haz lo que digo, pero no lo que hago” no solo no funciona, además, produce el efecto contrario ya que ellos tienden a copiar comportamientos y hábitos. Por este motivo, lo más eficaz es que se implementen estas prácticas en la rutina, sin ninguna expectativa o apego al resultado. Simplemente, por el hecho de querer regalarse ese ratito todos los días y ver qué ocurre. Poco a poco, se irán notando esos pequeños beneficios.

Convertirse en un ejemplo para ellos y así, poco a poco, querrán formar parte de eso que hacen y viven, sin forzarlos o generar expectativas. Simplemente, disfrutando del camino juntos.

Por esta razón y para ir consolidando ese camino, captar su atención e introducirlos en la práctica de estas disciplinas, se debe planear una serie de actividades para hacer con ellos en casa.

Para hacer esta actividad con ellos se necesita: un tarro transparente por participante, preferiblemente de plástico por seguridad (aunque puede ser de cristal y que cierre bien), agua, y diversos materiales como escarcha de diferentes colores, legumbres como lentejas y arroz.

Esta actividad tiene dos objetivos fundamentales. El primero, les ayuda a expresar sus estados de ánimo y emociones. El segundo, los ayuda a entender cómo funciona nuestra mente cuando no le prestamos atención ni la entrenamos.

La purpurina de colores puede reflejar distintos estados de ánimo o pensamientos; rojo para emociones o pensamientos de enfado, azul para la tristeza, amarillo para la alegría, verde para la calma, gris o negro para el miedo, etc.

Las legumbres y el arroz los vamos a utilizar como símil con los posibles problemas que ellos pueden tener; arroz para problemas pequeños, fríjoles o garbanzos para problemas más grandes.

La actividad consiste en que llenen ese tarro con agua a tres cuartas partes, e ir animándolos a que vayan añadiendo esos ingredientes que se han preparado en función de cómo se sienten, qué es lo que piensan y qué les preocupa. Se debe realizar despacio, explicando muy bien cada elemento y de ser posible, con ejemplos. Es importante que cuando lo hagamos con ellos, los adultos llenen su propio tarro para que los niños vean que los sentimientos, emociones y problemas son humanos y todos los tenemos.

Cuando terminemos de poner todo en el recipiente, lo cerraremos bien y les diremos que lo agiten con fuerza durante 15 segundos y que luego, lo dejen sobre la mesa o el suelo a ver qué pasa. Se darán cuenta que al principio todos los ingredientes, es decir emociones, problemas y pensamientos, se mezclan. Hay mucho movimiento y el agua se ve turbia. Sin embargo, a medida que reposa sobre la mesa o el suelo, estos “ingredientes” se van depositando en el fondo y el agua se vuelve cada vez más clara y tranquila. Al final, todo queda reposado y en calma.

Esto es lo que pasa con la mente, precisamente, cuando no se observa y se pone en piloto automático para que lleve las riendas. Los pensamientos, emociones y sentimientos, se arremolinan en nuestra mente como un torbellino que lo inunda todo. Con la práctica de la meditación y Mindfulness lo que se consigue es precisamente calmar ese “torbellino”, dejando la mente trasparente como el agua, para verlo todo mucho mej