CRÓNICA. Las barberías han vuelto | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 27 de Agosto de 2017
Catalina Londoño

SON las 10:30 de la mañana en la barbería Mad Men y ya hay 5 hombres sentados en las sillas blancas con negro estilo vintage. En la mano cada uno tiene un vaso con un pequeño trago de Jack Daniels, mientras un clásico como “Satisfaction”  de los Rolling Stones retumba en la radio que ambienta el sitio.

Esta escena fue exactamente la visión –lo que querían- tres socios, Javier, Luis Carlos y Andrés Felipe, hace año y medio al montar esta barbería. “Brindar a los hombres un espacio agradable y diferente, donde ya no es solo un lugar al que el hombre acuda para peluquearse o arreglarse la barba, sino un espacio exclusivo para ellos donde pueden sentarse a tomarse un trago, generalmente whisky, y entablar una conversación con el barbero, sin inquietarse de que alguien diferente a su género lo esté escuchando, o simplemente sentarse a relajarse mientras ve un partido de fútbol o basquetbol, en vez de una telenovela mexicana”, cuenta Javier, uno de los socios, mientras él mismo se va sirviendo un café con un toque de whisky para comenzar su día en el negocio.

Las barberías han existido desde el inicio de los tiempos. En la antigua Grecia, los que cortaban el cabello tanto de la cabeza como de la cara, eran los sujetos con más autoridad en los grupos sociales, ya que pensaban que en el pelo residía el alma. Por esta razón, cada vez que crecía, había que cortarlo para renovar energías, pero no cualquiera podía hacerlo: los sacerdotes, más sabios en la comunidad, eran los encargados. A partir de esto, es donde se formaron las primeras barberías, el lugar que se convirtió en un punto de reunión para hombres. .

“Las barberías siempre han estado ahí, pero en un punto se les comenzó a quitar fuerza cuando las peluquerías comenzaron a dar ese concepto unisex, un espacio para toda la familia, tanto hijo como mamá, papá, abuela etc. Pero estas tienen otro estilo, otra temática completamente diferente. En cambio se comenzó a dar la necesidad en el mercado precisamente de este espacio propio para los hombres, un espacio con estilo de hombre, música para hombre, ambiente de hombres, productos para hombre etcétera”, afirma Javier. El socio de esta barbería dice que hace aproximadamente 3 años se volvió a trazar esa línea entre peluquería y barbería, y ahí es cuando comenzaron a coger fuerza, el hombre se sintió acogido en un lugar donde podía ir solo o en compañía de amigos a pasar una tarde además de cortarse el pelo y arreglarse la barba, una necesidad básica.

Yahir Gonzalez, un barbero en “Mad Med”, nos da su mirada profesional: la barbería es una carrera como cualquier otra, de pronto con conocimientos muy distintos, pero es una ciencia saber qué corte hacerle a un hombre y cómo dejarle la barba según la forma de su cara, del cuello, según el tipo de pelo que tenga, las orejas, la frente, es todo un proceso estético. Por otro lado, la barbería es mucho más especializada y acude más al diseño, diferente a la peluquería. Hoy en día el hombre se ha vuelto más vanidoso, incluso más que las mujeres, se preocupan por verse bien y por esto han tenido tanta allegada también”.

Yerson Mendoza, un joven emprendedor de 25 años, comenzó un proyecto de ropa para hombre en Chapinero  hace dos años y medio y terminó convirtiéndose en una barbería también debido al auge de estas en la ciudad. “Las barberías hace dos años eran contadas con los dedos de la mano pero de allá para acá han abierto tantas que perdí la cuenta”, dice el gerente de la barbería “Rampage”.

Este joven cuenta que la cultura que se está volviendo a rescatar de este tipo de lugares se ha convertido en un ritual, ahora es más la experiencia que se les desea brindar a los clientes “el antes, durante y después del corte es lo que nosotros estamos brindando”, cuenta Yerson.  Un valor agregado de esta barbería son los eventos sociales que realizan con sus clientes, “no solo brindamos el servicio de corte de pelo y barba, sino eventos con tragos que nos patrocinan, hacemos “beer pongs”, actividades, se convierte en un espacio para venir a socializar entre nuestros clientes”, agrega el joven.

Una periodista amante del cine se percató de su entorno y el auge de dichas barberías, un tema del que no tenía mucho conocimiento. Sin embargo, ahora es dueña de Cinema Barbería, un lugar que duró poco tiempo en posicionarse en Chapinero, con alrededor de 1700 clientes al mes. Lo que más notó Camila, fue el interés de los clientes de aquél balance entre lo antiguo y lo moderno que brindan estos sitios, los métodos tradicionales con toallas húmedas para abrir los poros, los masajes exfoliantes en la cara, la espuma, la brocha, y con el toque moderno del ambiente que cada uno le pone a su negocio.

“La moda es circular, tarde o temprano siempre vuelven las cosas, como las prendas de mujer, cierta música, los estilos,  entonces yo creo que eso volvió a pasar con las barberías, volvió esta tendencia de abrirle un espacio de belleza y cuidado a los hombre, pero esta vez con un servicio más especializado y lo favorable de este negocio es que no es un servicio esporádico, sino que todos los días está la necesidad de lucir bien”, afirma Camila.

Tal como lo planteaban en los tiempos antiguos, cortarse el pelo y arreglarse la barba es tanto una necesidad básica, como un momento para renovar energías, ya fuera en aquél tiempo un mito relacionado con el alma, u hoy en día un ritual que se ha convertido en un escape de placer para los hombres.