Estados Unidos pierde la hegemonía universitaria ¿Por quién? | El Nuevo Siglo
Foto archivo universidad de Harvard
Viernes, 3 de Septiembre de 2021
Mario F. Hurtado

El estudio de clasificación ARWU (Clasificación académica de las mejores universidades del mundo) por sus siglas en inglés. Más conocido como ranking Shanghái. Hace evidente con el paso de los años que el poder de alta calidad y de mejores centros de investigación que siempre ha tenido Estados Unidos, poco a poco se va resquebrando.  En la medición de 2010, 36 de las mejores 50 universidades del mundo se encontraban en la primera economía del planeta.  Y sólo con Reino Unido compartía los 10 primeros lugares.

Para la medición de 2020, son ahora 28 las universidades estadounidenses entre las mejores 50 del mundo. A pesar de seguir siendo el país líder en calidad de la educación, investigación de primer nivel, abundantes revistas indexadas y contar con la mayoría de los premios nobel entre sus profesores. Ocho universidades de los Estados Unidos han salido del prestigioso top 50.

Eso sí, las tres mejores del mundo siguen siendo Harvard, el MIT y Stanford, y siguen siendo un referente a escala global donde se forman los líderes de todos los países del mundo. Pero ¿A qué se debe el retroceso de las universidades estadounidenses? ¿Quiénes están ocupando esos lugares? Vale aclarar que Cambridge está en tercer lugar.

Hay un grupo de países que están haciendo una fuerte apuesta económica por hacer de sus mejores centros universitarios, clara competencia en calidad e investigación de las universidades estadounidenses: Suiza, China, Dinamarca, Australia y los Países Bajos son los que están haciendo mayores esfuerzos, que consisten en inyectar mayores recursos para investigación, presión a los académicos por mayor producción académica e investigativa de alta calidad, invitar o contratar profesores de alto racionamiento y abrir convocatorias de becas o de subsidios para llevar a los mejores estudiantes del mundo.

Los otros dos países que se mantienen en un alto nivel de calidad son Reino Unido y Francia, centros como Cambridge, Oxford o París-Saclay siguen siendo líderes entre las mejores universidades de mundo.

Pese a las críticas que tiene algunos (sobre todo cuanto no tienen buenos resultados) respecto a las clasificaciones o rankings de mejores universidades el puesto no es trivial, ni aleatorio. Los campos de excelencia académica tejen alianzas con otras de su mismo nivel, gestionan becas universitarias, organizan eventos académicos de alto nivel, y hacen un énfasis fuerte en desarrollo de investigaciones con resultados.

Otras 10 universidades norteamericanas principales son MIT (4), Berkeley (5), Princeton (6), Oxford (7), Columbia (8), Caltech (9) y Chicago (10).

En Europa continental, la Universidad Paris-Saclay (13) sube una posición, manteniéndose en la mejor posición, seguida de ETH Zurich (21). Entre las universidades asiáticas, la Universidad de Tokio (24) mantiene su posición de liderazgo. La Universidad de Tsinghua (28) asciende una posición, manteniéndose en el segundo mejor lugar de Asia. La Universidad de Melbourne (33) encabeza otras universidades de Oceanía durante once años consecutivos desde 2011.

Dos universidades europeas ascienden al Top 50. La Universidad de Munich de Alemania ocupó el puesto 48, frente al 51 del año pasado, y la Universidad de Utrecht de los Países Bajos sube dos lugares hasta el 50. Tres universidades entran en la lista Top 100, incluida la Universidad Sun Yat-sen (89) de China continental, la Universidad Hebrea de Jerusalén (90) y el Instituto de Tecnología Technion-Israel (94) de Israel. La Universidad Sun Yat-sen ha aparecido por primera vez en el Top 100

 

El retroceso de EE.UU.

Para algunos expertos durante la administración de Donald Trump muchos estados no se sintieron cómodos a la hora de recibir fondos federales para el desarrollo de la ciencia. Adicional, algunas investigaciones chocan con los nuevos cambios en el ecologismo global. Por ahora, con la administración de Biden tampoco se vislumbran cambios en el tema. Eso sí, a partir de lo ocurrido con la pandemia de Covid-19, la primera economía va a desarrollar investigaciones en temas sanitarios y la producción de tecnologías verdes.

De igual forma, el crecimiento de nuevas economías como China e India y el fortalecimiento de la educación superior en algunos países europeos van a representar una dura competencia en tema de investigación y calidad docente.

Mundo hispano, estancado

No destacan las universidades del mundo hispano, en general una tendencia que se ve en nuestros países es que existen unas universidades públicas con problemas de financiación y muy politizadas en el espectro de la izquierda radical, y unas universidades privadas desligadas de la investigación. En esta situación juega un papel central la concepción de acceso a los recursos y las lógicas políticas de financiación.

En América Latina y con una mirada más cercana a la situación de Colombia se ha fortalecido la idea que las universidades públicas deben recibir recursos sin ninguna contraprestación, con el argumento de que es un derecho del Estado financiarlas, mantenerlas e incrementar los recursos. Sin embargo, no se asumen deberes, sólo derechos, así que temas como calidad, evaluación, cumplimiento de los programas, entrega de resultados de investigación, gestión de encuentros académicos, no están en la agenda del debate por los recursos y en algunos casos la corrupción se toma a las universidades sin la posibilidad de verificar la efectividad de la asignación de recursos o la mejora en la formación de los estudiantes.

Por otra parte, las universidades privadas, en su mayoría buscan recaudar matrícula para su operación, pero sin mucho interés en la investigación. Eso hace que en la región surjan cantidades de universidades y centros de educación superior que suelen llamarse “universidades garaje” porque cumplen solo con impartir unas cátedras y entregar un título. Sin articulación con una formación extracurricular, laboratorios, investigaciones, publicaciones en revistas indexadas, intercambios entre otros aspectos.

Cuando se piensa que una universidad que cobra bajas matrículas y su financiación depende sólo de matrículas es buena, caemos en el error de impedir que la calidad sea un referente de los centros educativos.

Salvo contadas y marginales excepciones, la educación superior en la región y el mundo hispano dista mucho de ser de alta calidad y de referencia a escala global.

*Especialista en Educación