Humor reflexivo, un “arma letal” | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Octubre de 2013

Por: Pamela López

Periodista de EL NUEVO SIGLO

A RODRIGO Candamil toda Colombia lo conoce. Papeles como Santiago Carbó en Merlina, mujer divina; Guillermo Jácome en Los caballeros las prefieren brutas; y más recientemente como Lucas de la Rosa en Casa de reinas, además de un sinfín de obras de teatro en las que ha participado, lo convierten en uno de los actores más versátiles.

Para Rodrigo ser actor le da la posibilidad de interactuar con la imaginación, de vivir en fantasías que lleven a la reflexión a través del humor que, como él dice, es su “arma letal”; eso lo logra por estos días con Los Farsantes, obra de teatro que se presenta hasta el 9 de noviembre en Casa Ensamble, que además de protagonizar, también dirige.

EL NUEVO SIGLOhabló con Rodrigo de lo que le llamó la atención del texto y de por qué la obra es un reflejo de la realidad colombiana.

EL NUEVO SIGLO: ¿Qué le llamó la atención de Los Farsantes y cuál fue ese sello personal que le imprimió a la obra? 

RODRIGO CANDAMIL:Me llamó la atención la historia, que se trata de hombres que se encuentran en la calle en un país extranjero con la necesidad de sobrevivir. Este es un tema bastante simple pero que tiene mucho humor y que finalmente creo que es el arma más poderosa para poder criticar la sociedad a través de la risa.

Me parece que es un texto que reflexiona sobre cosas que nos identifican como colombianos, de las cuales no necesariamente hay que sentirse orgulloso, por ejemplo el hecho de la filosofía que impera en nuestra sociedad como que “el vivo vive del bobo”, entonces intento mostrar un poco el que si nos preocupamos menos por la plata, incluso podemos vivir mejor o por lo menos reflexionar a la inversa donde el bobo vive muchas veces mejor que el vivo, porque no está pendiente todo el tiempo de sacar provecho de las situaciones y de pasar por encima de los demás, lo que le permite disfrutar más la vida.

ENS: ¿Cree que decir que “el vivo vive del bobo” y que “la felicidad es el invento más peligroso del hombre” hace parte de nuestra idiosincrasia?

RC: Sí. Lo que ha imperado en nuestra cultura es que el vivo se imponga, que esté la cultura del atajo, de hacer las cosas no necesariamente de la mejor manera pero sí de la más rápida y de la más efectiva. Esa tan alabada “malicia indígena” creo que a la larga nos ha hecho más daño que bien, en el caso de la obra lo que muestro es que si bien es cierto que puede ser muy divertido, también siento que la vida recompensa a la persona que simplemente hace las cosas de corazón.

Por otro lado, creo que la sociedad ya no ve la felicidad como un estado permanente del ser humano ideal y yo pienso que el truco está en reconocerse plenamente sin dejar de lado la vida como es: cotidiana, tranquila, liviana, sosegada, porque esos picos de euforia no se podrían identificar como felicidad. La relación que hago en Los farsantes es que para el hombre sí es necesaria la fantasía o crear otros escenarios que estén alejados de la realidad que es finalmente lo que le ayuda a sobrevivir, porque no solo de pan vive el hombre sino el amor es conducto de la vida.

ENS: ¿El texto ayuda en algo a la sanación de esas falencias?

RC: El texto sana, intenta depurar, o, sobre todo, hacer direccionar esa conducta permanente que tenemos como colombianos y de no reconocer las cosas valiosas que hay en nuestro interior, no solo al interior del hombre sino al interior del país, de nuestros núcleos.

ENS: ¿Cómo describe su personaje?

RC: Cornelio es un vivo de buen corazón, que finalmente sabe que para ser feliz debe soñar. Él es el mejor ejemplo de un colombiano típico, que se puede identificar como el más vivo del salón.

ENS: ¿Cómo se ha sentido ahora como director de teatro?

RC: Bueno, esta es la primera obra que dirijo, al comienzo del otro año espero estrenar otra puesta en escena que se llama La Recomendación. Me he reservado mucho para presentar una propuesta innovadora con la que al público le den ganas de ver mis obras, donde creo que hay un complemento de reflexión y de crítica, a partir del humor que se ha convertido en “mi arma letal”, de soportar el trabajo en un buen texto y de creer en el teatro.

ENS:¿A qué reto se enfrenta un actor que también dirige?

RC: A desprenderse de la obra para que ella surja en escena sin que el director esté tratando de llevarla hacia donde debe ir. También a desprenderse de ese rol de director y entregarse a la interpretación completamente.

 

 

ENS:¿Y en algún momento se aventuraría a la dramaturgia?

RC: Yo respeto mucho el oficio de cada una de las personas para poder hacer una buena obra de teatro, tengo la habilidad de reconocer un buen texto escrito y si lo escribo será porque creo fehacientemente, y en lo cual haya trabajado lo suficiente como para poder exponerlo al público, que de cualquier manera siempre merece mi mayor respeto y pienso que una de las razones por las que estoy en el teatro es para poder ofrecerle algo digno al espectador.

ENS: ¿Por qué hay que ir a ver a Los farsantes?

RC: La mayor razón es para vernos con mucho humor en un espejo, para reconocernos a través de la risa como colombianos y como raza, y saber, y descubrir, si en el fondo somos tan vivos como creemos o tan bobos como nos ven.