‘Olvidados’ por el Brexit, músicos británicos alzan su voz | El Nuevo Siglo
Dave O'Higgins, un saxofonista de jazz que realiza giras por Europa, a sus 56 años se preocupa sobre todo por el impacto que esto tendrá en la próxima generación.
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Viernes, 9 de Abril de 2021
Redacción Cultura con AFP

Este año la voz de músicos británicos no solamente se ha escuchado en escenarios interpretando sus éxitos para miles de sus fanáticos, sino que se ha alzado en contra del “olvido” y la “amenaza contra su profesión” que trajo el acuerdo posbrexit que el gobierno de Boris Johnson firmó con la Unión Europea.

Esta protesta, que inició con la manifestación de la molestia de grandes de la industria como Elton John, Ed Sheeran y Sarah Conolly en enero, hoy en día se hace cada vez más grande con la unión de las voces de bailarines, actores y demás integrantes de la industria de las artes escénicas.

Actuar a un costo alto

La molestia de los artistas corre por la cuenta de las reglas o requisitos que fueron determinados en el Brexit, cerrado en diciembre, en cuanto a la movilización y las presentaciones por Europa de sus conciertos.

Este primer desacuerdo por las regulaciones se conoció por la publicación de una carta en el diario The Times, en la que criticaban el extenso proceso por el que tendrían que pasar para presentarse, cargado de solicitudes de permisos de trabajo que implican costos altos y batallas administrativas, lo que afecta sobre todo a los jóvenes músicos, quienes han intentado sobrevivir de la crisis económica generada por la pandemia.

“Los costos extra harán que muchas giras sean inviables, especialmente para jóvenes músicos emergentes que ya están luchando para mantenerse a flote debido a la prohibición de música en vivo a causa de la covid-19”, afirmaron estos gigantes de la música en el comunicado, en el que también le pedían al gobierno acordar viajes sin visados para poder actuar en sus giras.

Desde referentes de la música clásica como Nicola Benedetti, hasta directores de orquesta de Radiohead o Iron Maden participaron de este primer descontento a través de su firma en este documento publicado.

La situación es “absolutamente escandalosa”, denuncia la mezzosoprano Sarah Connolly, que está enojada con el gobierno por no haber negociado un acuerdo que permita a los artistas viajar a Europa sin visado.

“Creo que tenemos derecho a estar enfadados”, dice esta premiada cantante británica, subrayando la importancia de tener una extensa experiencia por los teatros del continente para hacer carrera. 

A sus 57 años, ella ya ha actuado en los teatros de ópera más prestigiosos del mundo, pero cree que eso habría sido “imposible” sin poder actuar ampliamente en Europa.  

“He enarbolado con mucho orgullo la bandera británica en todos estos lugares”, asegura, y “es una pena que nuestro gobierno no esté orgulloso de nosotros”.

Estas normas no solo dificultan los viajes de los músicos a la UE para hacer giras, sino también el transporte de su material de puesta en escena, ya que tendrán que pedir un certificado ATA, el cual tiene un costo de aproximadamente 442 dólares anuales, que les permitirá trasladarse con sus instrumentos.

Entre los países en los que no será necesario presentar ningún tipo de certificado está Francia o Noruega.



Notas discordantes

Para Deborah Annetts, directora de la Incorporated Society of Musicians, la falta de disposiciones específicas para los artistas en el acuerdo de Brexit fue una “fuente de creciente preocupación”. 

“Sentí que nos habían olvidado” viendo que ambas partes se pasaban la pelota durante la negociación a finales del año pasado, afirma. 

El Reino Unido considera responsable a la UE por mostrarse inflexible durante las conversaciones, pero Bruselas recuerda que Londres quería precisamente con el Brexit acabar con la libre circulación de ciudadanos europeos en su territorio.  

La semana pasada, el Primer Ministro británico aseguró que compartía la frustración de los artistas y añadió que su ejecutivo estaba “trabajando duro” para resolver el problema con los distintos gobiernos de la UE.  

“Algunas negociaciones están mucho, mucho más avanzadas que otras”, explicó Boris Johnson, añadiendo que “en otras todavía hay que progresar”.  

Por el momento, los efectos devastadores de la nueva política quedan ocultos por el revés asestado al sector cultural por la pandemia, afirma Annetts, pero advierte del “cambio cultural que se está produciendo”. 

“Los músicos británicos son vistos ahora como problemáticos”, afirma, temiendo que esto tenga consecuencias "masivas” para la industria creativa del Reino Unido y su influencia internacional.  



La próxima generación

Dave O'Higgins, un saxofonista de jazz que realiza giras por Europa con regularidad, ve la nueva situación como una fuente de incertidumbre.  

Este músico londinense, que tiene pasaporte irlandés, no se ve directamente afectado por la necesidad de un visado para viajar a la UE, pero la nueva situación afectará su forma de cobrar y la posibilidad de vender discos u otros artículos al margen de sus conciertos.  

Y los viajes sí son un problema para los demás miembros de su banda. “Voy a tener que compartir esta suerte con ellos”, dice el músico, que formó parte del grupo Matt Bianco en los años 1980.

“Con el aumento del papeleo, los costos administrativos y posiblemente los visados individuales para cada país”, recorrer Europa podría “no ser rentable”, se lamenta.

Pero a sus 56 años, O'Higgins se preocupa sobre todo por el impacto que esto tendrá en la próxima generación, declarándose “desesperadamente triste” por los jóvenes artistas británicos afectados primero por la pandemia y luego por las consecuencias del Brexit.  

El costo de la obtención de una visa es a veces superior a los honorarios pagados por un recital de debut en el continente, señala el tenor Nicky Spence, que lo califica de “muy difícil económicamente” para los jóvenes.

“Las oportunidades son ya muy escasas y por eso trabajas con pasión”, dice este escocés, “pero no debería ser tan duro intentar sacar adelante esta carrera”.