Paulo Orozco: otro grande que se nos fue | El Nuevo Siglo
El profesor Orozco siempre fue un convencido de la necesidad de generar conocimiento en el país, y un abanderado de la causa para incrementar el número de doctores en Colombia
Foto cortesía Fundación Ceiba
Domingo, 25 de Abril de 2021
Mario F. Hurtado

Una sonrisa auténtica y afectuosa era lo que siempre encontraba uno en el profesor Paulo Orozco cuando lo encontraba o lo veía llegar. Esa sonrisa y ese optimismo venía acompañado de una frase muy común en él “ayudémoslo que lo puede lograr”. Esa era su afirmación para iniciar un proyecto, para facilitar el grado de un estudiante, para juzgar una tesis, para impulsar un proyecto. Ese fue Paulo Orozco, un profesor que acompañó y asesoró a diferentes sectores educativos y de investigación del país, promotor de la formación de doctores, defensor de la educación de calidad y apasionado porque los temas de innovación y tecnología prosperaran en el país.

En lo académico, el profesor Orozco fue físico, con maestría y doctorado en la misma área. Fue profesor de Física de la Universidad Nacional de Colombia durante 33 años y miembro del Consejo Superior de la Universidad hasta hace unos meses, donde estuvo por 16 años. La Universidad Nacional fue su amor, y su pasión, a pesar de aportar a tantas instituciones y ocupar cargos administrativos y directivos durante su trayectoria académica, nunca la abandonó. Se pensionó de la Universidad y continuó en el Consejo Superior acompañando políticas, estrategias de modernización de la institución. Por eso, el año pasado cuando la ministra de Educación María Victoria Angulo lo relevó del cargo después de tantos años de entrega a la institución, más cuando durante cuatro periodos presidenciales había sido ratificado en el mismo, por lo que representaba institucionalmente, se deprimió.



El profesor Orozco fue Asesor de la Dirección General del SENA. Fue presidente de la Sociedad Colombiana de Física, de la Sociedad Colombiana para el avance de la Ciencia, y de la Federación Latinoamericana de las Sociedades de Física. Su vida fue ejemplo de un alto compromiso con la educación, la formación de talento humano de alto nivel, de entrega con trabajo leal y comprometido en el desarrollo de la educación superior colombiana.

En lo empresarial se destacó por ser presidente de la Empresa de Energía de Bogotá, donde lideró el proceso de transformación para crear Codensa, Emgesa y consolidar la EEB. También fue presidente de la Empresa de Teléfonos de Bogotá -ETB- donde se destacó por la creación de OLA y la entrada de la ETB en el segmento móvil.  También fue director de Telecom y del ITEC, y cocreador de Maloka. En su faceta de emprendedor, también fue fundador y socio de Teclaser, una empresa dedicada a la producción de láseres para uso industrial y comercial primera en su clase en Colombia.

Su exitosa vida académica y profesional lo llevó a ser un reconocido asesor en temas de energía, comunicaciones, óptica experimental, desarrollo de tecnologías, investigación entre otros aspectos.

El profesor Orozco siempre fue un convencido de la necesidad de generar conocimiento en el país, y un abanderado de la causa para incrementar el número de doctores en Colombia como mecanismo para el cierre de las brechas sociales y el crecimiento de la economía. Su pasión por tener una Colombia más educada y con el incremento de número de doctores para el país, hizo que nunca abandonara la vida laboral.

En los últimos años se desempeñó como director de la Fundación Ceiba, donde acompañó la formulación e implementación de programas de formación de talento humano con las gobernaciones de Nariño, Bolívar, Casanare, Amazonas e incluso con el Distrito Capital, en todos ellos pensando en la formación de alto nivel, los intercambios internacionales y la producción científica de calidad. Además, junto con Roberto Zarama y Alicia Ríos formularon e implementaron el proyecto de jóvenes por un Nuevo Chocó, que tuvo como meta mejorar la calidad de las instituciones educativas del departamento, fortalecer los procesos de formación docente con el programa de Maestros Líderes y la formación de los mejores bachilleres del departamento en Instituciones Acreditadas de Alta Calidad.

En su labor de docente dirigió más de 200 trabajos de investigación, tanto de maestría como de doctorado, asesorando estudiantes de diferentes carreras. Sus pupilos lo reconocen con una palabra, Paulo era altruista, es decir, tuvo una preocupación apasionada y desinteresada por los otros. Todos los que conocieron al profesor lo saben, no había en sus acciones ningún asomo de egoísmo o rencor, que lamentablemente son comunes en los sectores de la vida pública y administrativa del país.

“El profesor Orozco siempre fue un convencido de la necesidad de generar conocimiento en el país, y un abanderado de la causa para incrementar el número de doctores en Colombia como mecanismo para el cierre de las brechas sociales y el crecimiento de la economía”, publicó Ceiba en un comunicado publicado en su página web.

Su partida nos llena de un profundo dolor y nos deja la tarea de preservar su legado, de buscar implementar algunos de sus sueños como la modernización tecnológica del Estado, el desarrollo de nuevas fuentes de energía, el fortalecimiento de investigaciones, en la generación de conocimiento en el país y en la formación de más doctores en todas las áreas del saber.

Paulo se ha ido, pero nos deja una Colombia mejor comunicada, educada e innovadora.

*Especialista en educación