LOS CAMBIOS bruscos de temperatura, muy comunes en Bogotá durante agosto, promueven la propagación de las enfermedades de tipo respiratorio, que afectan principalmente a los menores de cinco años y a los adultos mayores.
Adicionalmente, hay alerta en 583 municipios de Colombia por incendios forestales, según datos del Ministerio de Ambiente. Actualmente son 21 las emergencias y conflagraciones activas que afectan vegetación y fauna en bosques, montañas y reservas naturales que están cargando el aire con micropartículas y densas nubes de humo que llegan a las áreas de las principales ciudades y centros urbanos. Las situaciones más complejas por calidad del aire y por la extensión de los incendios las han vivido los habitantes de Bogotá, en Cundinamarca: Nemocón, Soacha, Venecia, Chocontá y en Santander, Bucaramanga y poblaciones vecinas del páramo de Berlín.
Ante este panorama desatado por las altas temperaturas y la acentuación del Fenómeno del Niño, las autoridades no descartan nuevas emergencias ambientales por cuenta de incendios forestales. Por lo anterior, es importante profundizar en los cuidados respiratorios, ya que la larga exposición a partículas, nubes de humo y otras sustancias suspendidas en el aire, pueden generar impactos en la salud.
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La directora del programa de Terapia Respiratoria del Areandina seccional Pereira, Adriana Jaramillo Roa, expresa que “cualquier exposición prolongada a capas de humo o nubes de humo puede tener consecuencias en el sistema respiratorio. Aunque no veamos las partículas que provocan los incendios, estas llegan a las fosas nasales, a la garganta, la faringe y a los pulmones, lo que puede generar síntomas como tos, constantes estornudos, congestión nasal y hasta dificultad para respirar”.
Tapabocas
Para quienes viven cerca de emergencias por conflagraciones, es importante evitar la exposición al aire contaminado usando tapabocas o pañuelos húmedos en nariz y boca, así como cerrar ventanas y ubicar bajo las puertas toallas o telas humedecidas con agua. “También es significativo cambiar de manera frecuente las cortinas de ventanas, limpiar muebles, espacios como la cocina y las habitaciones deben tener higiene constante para evitar la acumulación de partículas y cenizas que llevan las corrientes de aire hacia las viviendas”, indica Adriana Jaramillo Roa.
Quiénes enfrentan enfermedades respiratorias previas, deben aumentar las medidas de autocuidado y no suspender la medicación recomendada por especialistas y médicos. “Las personas más vulnerables por baja calidad en el aire son aquellas que tienen problemas crónicos como EPOC, asma, obesidad y con condiciones de avanzada edad y hasta los niños, pueden tener mayores impactos en su salud, especialmente, obstrucciones en el sistema respiratorio”, explica la directora del programa de Terapia Respiratoria del Areandina seccional Pereira.
Hidratación
La hidratación continua o el tomar agua de manera constante, también, evita que las vías respiratorias se congestionen. “Si una persona presenta síntomas de tos por más de dos semanas debe acudir al médico. Si la congestión nasal dificulta la respiración y está acompañado de fiebre, es importante tener revisión de un especialista. Automedicarse no es la solución en estos casos, es mejor dejar el concepto de medicación en manos de un médico”, concluye Jaramillo Roa.
La docente también hace un llamado a las instituciones de educación y a las empresas a socializar medidas de autocuidado, a implementar procesos de limpieza más frecuentes en áreas de mayor afluencia de público o de colaboradores, con el fin de prevenir enfermedades respiratorias, especialmente en zonas cercanas o de alto impacto por estas emergencias.
En ese sentido, la Secretaría de Salud hace un llamado a la comunidad para que atienda las siguientes recomendaciones:
- No se automedique
- Proteja nariz y boca, especialmente en horas de la madrugada y noche, utilizando abrigo y bufanda
- Lávese las manos varias veces al día
- Tome abundantes líquidos ricos en Vitamina C