Quijano, a sus 65 años escribe para los niños | El Nuevo Siglo
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Viernes, 27 de Abril de 2018
Junto a él otros grandes escritores como Fernando Cely, presentaron sus nuevas obras dedicadas a un público, que siempre encuentra miles de cosas que les llama la atención y que cuestionan. En la FILBo abunda la literatura infantil

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En un país en el que el índice de lectura es bajo -5,1 libros por año en promedio-, todavía quedan ‘quijotes’ que se le miden a buscar cambiar esos hábitos y lo hacen a través de la literatura infantil, aunque saben que es allí en donde, además, están los más acérrimos críticos.

De acuerdo con diferentes estadísticas, los niños de entre 5 y 11 años leen 3,2 libros al año, en una nación en la que el 76% de la sociedad se declara lectora, así las cifras digan lo contrario.

Además, los últimos años han sido una época importante para la literatura infantil que ha crecido de manera considerable y en la que hoy son más las editoriales que demuestran que este tipo de narrativa es muy bien acogida.

En la Feria Internacional del Libro, FILBo, que se celebra en Bogotá, tres de esos aventureros que quieren cautivar amantes de la lectura desde su infancia, están presentando sus obras.

‘¿Y Por qué nos persigue la luna?’, La Doctora Cantimplora y Rampamplám, son algunas de las más recientes obras dirigidas a los niños, escritas por grandes autores y a la vez pequeños autores con alma de infantes, quienes comparten y trasladan sus experiencias a las narraciones que acompañan sus libros.

“La idea no es escribir porque sí, sino lograr conquistar los corazones de quiénes se toman la molestia de leernos”, aseveró Mauricio López.

Su más reciente libro de este hombre, escritor, director de una compañía teatral, licenciado en lingüística y ganador de honrosos premios, es una obra que refleja cómo la luna, un misterioso satélite o un pedazo de queso de la tierra logra ser visible e ilumina la oscuridad de la noche. La tierna historia describe a una pequeña que desarrolla una fascinación con su esplendor y quiere, de cierta manera, amarla y atesorarla. 

“Este libro me hizo volver a sentir niño, crearlo era una deuda que tenía con mi pequeña hija Juliana. Ella un día se dio cuenta que papá no estaba en casa, entonces se asomó por la ventana de su cuarto y vio que una luna comenzó a hacerle ojitos, luego se empezó a preguntar ¿Y por qué me persigue?”, relató López el comienzo de una narración con la que espera conquistar y educar, y así contribuir para el que el índice de lectura en el país suba de 5,1 libros por año en promedio a diez o más. 

Otra historia

‘La Doctora Cantimplora’, es la novedad del poeta y narrador Guillermo Quijano Rueda, quien con personajes entretenidos busca caracterizar valores como la espontaneidad, autenticidad y la alegría. Allí presenta amenas aventuras que buscan hacer creer a los niños en la bondad de los seres humanos. Dos de sus grandes personajes son Caspete y Chorizo que son los “diablillos de esta historia”.

El escritor compartió una fracción de su obra: “La primera vez que la vio estaba aturdida, sus ropas húmedas y sucias mostraban que la noche había sido de lluvia y frío; menos mal que no cayó en la vía, pues los carros la habrían destrozado. Ángela la tomó en sus brazos y corrió a su casa, cuando llego salió corriendo al baño, allí la bañó y la secó con una toalla…”

A Quijano EL NUEVO SIGLO le preguntó: ¿Qué tan difícil es escribir para niños?

“Si es para niños a mí se me facilita un poquito, porque yo soy uno más aunque tenga 65 años; tal vez estoy logrando lo que no pude en mi infancia, porque a mí me tocaba trabajar, ahora me estoy divirtiendo con la escritura y realizo talleres para niños. Para mí no es imposible si uno no se mete directamente en los cuentos de los niños, uno debe saber qué les inquieta, qué los motiva, qué los entristece o qué los alegra.  La dificultad está en el proceso disciplinario mío y no en las historias que se cuentan”.

Pero no es fácil escribir para niños, reconoce. “Los niños son los críticos más grandes; por ejemplo, a mí en otro libro me preguntaban ¿Y usted escritor porque no escribía más a cerca de estos personajes? Me toca salirme un poquito y decirle, porque ese personaje es para que usted escriba un libro. Ellos encuentran miles de cosas que les llama la atención y que cuestionan, oye, que tal cosa, por qué no se hizo, y demás”. 

Cuenta que “a mí se me ocurren no sé con exactitud, pero me dicen que soy afortunado con los nombres. La Doctora Cantimplora simplemente yo vi, una niña muy gordita en un colegio y de cara pequeñita y en lugar de llamarla la gorda dulzura como le decían, se me ocurrió la cantimplora, y así van saliendo los personajes. Chorizo y Caspete son los necios. Cuando trabajé en un reformatorio tenía un estudiante que me parecía el chino más travieso del mundo y le apodaban así, pero era de unos sentimientos muy nobles”.

ENS: ¿Algunos niños  logran sentir que se reflejan con sus obras?

“El pobre del escritor está en eso, que muchos niños puedan verse representados en los diferentes personajes. En la Doctora Cantimplora, la niña que triunfa, que lucha, que alguien la ayuda, que la protegen o que la dejan suelta para que haga sus cosas, los niños encuentran con esto su otro yo”. 

Sobre qué tan difícil es lograr que un libro sea exitoso, asegura que “eso si es bastante complicado, yo he visto libros que llevan la quinta y sexta edición y uno simplemente los suelta y de acuerdo a lo que comenten se vuelve grande.  En el caso mío la mayoría me dicen que soy afortunado porque me llaman mucho de colegios para mostrar mis obras, es saber llegar a los corazones del lector”.

Ramplamplán

Otro de estos ‘Quijotes’ que trabaja para que la literatura continúe cautivando adictos juveniles es el poeta Fernando Cely, autor de no menos de 25 obras, y quien presentó Rampamplám, un trabajo que se basa en un rayito de luz destinado a viajar por el universo y buscar un sitio donde su luminosidad pueda contribuir a mejorar la calidad de vida de los seres que la habitan. En este viaje se encuentra con personajes y locaciones bastante interesantes como un pequeño caballo de mar un poco loco y galaxias apretujadas de soles y estrellas poco convencionales. En su viaje espera una difícil misión que lo hará conocer infinidad de especies que conforman el universo.