Dos de las aspirantes al título, Estados Unidos, que busca una tercera corona consecutiva, e Inglaterra, vigente campeona de Europa, debutan en el Mundial femenino ante dos selecciones que se estrenan en este tipo de torneos, Vietnam y Haití respectivamente.
A priori, ni vietnamitas y haitianas deben ser rivales para dos de las potencias de este deporte, e incluso todo lo que no sea una goleada a favor de las estadounidenses y las inglesas sería una sorpresa.
Las norteamericanas, cuatro veces campeonas, de ellas las dos últimas (1991, 1999, 2015 y 2019), tienen varios motivos para ir a por el pentacampeonato: “Obviamente, queremos entrar en la historia”, declaró ya en Auckland Alex Morgan, sobre la posibilidad de ser el primer país en encadenar tres títulos consecutivos.
Y será el campeonato en el que se despedirá Megan Rapinoe, icono e imagen del fútbol femenino en los últimos años: “Es triste pensar que esta (copa) será la última, ha hecho cosas increíbles por este equipo. Esperemos poder llevarla a lo más alto”, declaró en conferencia de prensa Kelley O'Hara.
Más allá de ver a las veteranas (Morgan, Rapinoe y O'Hara jugarán su cuarto Mundial), el partido contra Vietnam será la primera ocasión de ver a las jóvenes llamadas a tomar el relevo, como Trinity Rodman -hija de la ex estrella de la NBA Dennis Rodman-, Sophia Smith o Alyssa Thompson.
En el grupo D se disputarán los dos partidos de la primera jornada. Pese a la plaga de lesiones que han afectado a jugadoras clave en el título europeo del año pasado (como Leah Williamson, Beth Mead y Fran Kirby), Inglaterra sigue siendo la gran favorita de la llave, que comparte con su primer rival Haití, China y Dinamarca, que se enfrentarán en Perth.
El encuentro que se jugará en Brisbane tendrá también el atractivo de ver en acción a Melchie Dumornay, la joven haitiana de 19 años recientemente fichada por el Lyon francés y que está llamada a ser una de las futuras estrellas del fútbol planetario.
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La jornada se completará con el duelo entre Zambia, otra de las selecciones novatas, y Japón, principal rival en el grupo C de España, que juega hoy frente a Costa Rica.
No obstante, por lo demostrado en los últimos años, las japonesas no parecen tener el nivel de antaño que les llevó a ganar el Mundial en 2011.
Entre tanto, ayer Nueva Zelanda y Australia inauguraron el Mundial Femenino con sendas victorias en casa, ambas por marcador de 1-0.
Ambos encuentros registraron una asistencia acumulada de más de 115.000 espectadores, un récord de afluencia para el fútbol femenino.
En el partido inicial de la jornada inaugural, Nueva Zelanda logró un sorpresivo triunfo ante Noruega, su primera victoria en un torneo mayor.
Las “Football Ferns” neozelandesas vencieron con una anotación de la delantera Hanah Wilkinson al minuto 48 ante 42.137 aficionados que desafiaron el frío invernal (austral) para apoyar a su selección en el Eden Park de Auckland.
La acción se desplazó posteriormente a Sídney, donde Australia venció a Irlanda con un gol de penal de la defensa Steph Catley ante 75.784 espectadores, señal del interés en este torneo que apunta a ser el más seguido y rentable en la historia del fútbol femenino.
El triunfo neozelandés fue obra de Hannah Wilkinson, una delantera de velocidad y potencia que aprovechó un centro rasante de Jacqui Hand para marcar el único gol del partido.
Al cierre del partido las locales tuvieron la oportunidad de ampliar el marcador con un lanzamiento de penal, pero la volante Ria Percival pegó su disparo en el tubo.
Las jugadoras neozelandesas salieron visiblemente emocionadas y llorando después de obtener su primera victoria mundialista.
La Copa del Mundo ampliada también mejoró el premio en efectivo, con 30.000 dólares para cada jugadora participante.