Algo que me ha llamado poderosamente la atención en este periplo por Qatar, más allá de lo futbolístico, la organización del torneo, lo que nos espera para el mundial del próximo año, lo majestuoso de sus estadios, la limpieza de las calles, los metros, las facilidades de transporte, lo opulento del país, mejor dicho fuera de todo lo que ofrece Qatar que podría encantar a cualquiera, lo que me ha llamado la atención es la labor que pedagógica que hay desde el gobierno para ponderar la cultura del país y sobre todo recordar sus orígenes.

Es bien sabido que un país que no conoce su historia está condenado a repetirla y si seguimos por esa vía podríamos decir que un país que no pondera su pasado o su identidad a la larga está condenado a desaparecer y creo que acá en Qatar se lo han tomado muy enserio.

Para que me entiendan lo que les voy a contar, tengo que hablar un poco de la historia de este "pequeño" pedazo de tierra. Hace menos de 70 años Qatar era un cúmulo de Villas y tiendas de campaña en medio del desierto, habitadas por pescadores, buzos en busca de ostras y pastores de ovejas, no estoy exagerando, la historia es verídica y de hecho hay un museo entero dedicado a esta historia, por cierto este museo será seguramente los días que no haya partido en el mundial del próximo año una visita obligada para los que decidan venir hasta acá, la entrada al público en general está en 50 riales, la prensa entra gratis al igual que los residentes y ciudadanos cataríes.

A lo que va este cuento de la historia y la cultura y lo que han hecho por ponderarla es que si bien Qatar es un país con mucha historia, muy bien documentada, porque tienen registros escritos y hablados de tiempo atrás, no es tan larga como por ejemplo la de nuestro país.

Las comparaciones son odiosas y seguramente si empiezo a escribir de ello entraría en un tema que aunque es cierto no viene al caso, porque siempre todo nos llevará a que los corruptos se llevan el dinero y en vez de invertir en la sociedad, en su educación en obras e infraestructura que beneficien a la población y no solamente a ellos o sus Clanes políticos y tenemos razón en anotarlo y en criticarlo y sobre todo en sentar nuestra voz de protesta frente a esto, pero no viene al caso.

Acá en Qatar el Emir, que es la figura máxima de poder en el país ha decidido invertir en el país pero sobre todo, invertir en que los extranjeros y sobre todo quienes viven en Qatar conozcan de la historia del país, larga o corta no soy yo para decirlo, pero estos tipos se han encargado de poner en un museo de dimensiones épicas todas las piezas de su historia, y cuando digo todas, de verdad, son todas, se encontrarán ustedes desde la más pequeña perla que sacaron alguna vez del mar, hasta el primer taladro industrial con el cual empezaron a escarbar para encontrar el petróleo.

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A todas las partes de su historia les dan un valor incalculable, atesoran todo lo que les ha pasado y lo ponen a disposición de propios y extranjeros para entender el porqué de su cultura, el porqué de sus formas, el porqué de su país.

A ver, no soy quien para juzgar nada de lo que pasa en Qatar, pero pensar que un Emir decide invertir las ganancias que produce la tierra en educación, infraestructura, salud, bienestar para su pueblo y no solamente usar el dinero para beneficio propio como pasa con muchos mandatarios en África por ejemplo hace reflexionar.

Qatar, como advertimos en la primera entrega de este viaje es un país que  tiene mucho que ofrecer, mucho más que el puro fútbol que se ve en el horizonte con la llegada del mundial.