Cuando el virus arrasó con las empresas y el empleo | El Nuevo Siglo
IMPRESIONANTE vista en París de la Torre Eiffel en plena cuarentena y con ausencia de turistas./AFP
Foto AFP
Viernes, 4 de Diciembre de 2020
Redacción Economía

Ni el más curtido y experimentado de los analistas hubiera previsto la debacle por culpa de la pandemia del covid-19. Fue cuando el mundo, y desde luego Colombia, entró en la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, con la economía colapsada a partir,  oficialmente, desde el 11 de marzo de 2020.

Así, como viviendo una escena de película cuando se ven las ciudades desiertas, donde los ciudadanos huyen para escapar de un virus o de los vivos-muertos que dio a conocer la serie The Walking Dead, el mundo y el país vio incrédulo cómo  la pandemia transformó sus vidas y llegó el caos que nadie imaginaba.

Pero al contrario de lo que suceden en esas películas, la realidad dejaba ver que cientos, miles de mujeres, hombres, ancianos, niños, estaban refugiados en sus propios hogares, porque no había adónde ir. Todo estaba bloqueado desde esos días a finales de marzo.

En Nueva York, en Moscú, en Pekín, en París o Londres y Buenos Aires, la imagen era casi calcada de miles de ciudadanos impotentes, igual que las caras que se apreciaban en Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla.

En la capital colombiana daba miedo cuando en medio del aislamiento, solo los ladrones se atrevían a salir y recorrer las calles en ese abril y mayo mortales. Luego se conoció que las empresas empezaban a caer como castillos de naipes por culpa de la parálisis, sin liquidez para mantener el empleo, que en esos dos primeros meses produjo la peor pérdida para los hogares con menos ingresos porque la desocupación entró sin avisar.

La recesión

A todas estas, con razón el Banco Mundial cree que el covid-19 hundió a la economía mundial en su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial (1939 a 1945), aunque hay quienes se atreven a decir que es incluso más fuerte que la Gran Depresión de la década de 1930.

Desde comienzos del año, la pandemia ha cobrado más de un millón de vidas, y aún no ha tocado su fin. Muchas más personas han padecido graves dolencias. Se prevé que este año casi 90 millones de personas caerán en la indigencia. Solo en Colombia se ha incrementado la pobreza extrema en otros dos millones de personas.

Sin duda la coyuntura ha tenido repercusiones devastadoras para cientos de millones de personas del planeta. Sin embargo, los más afectados por la crisis económica ocasionada por la pandemia están siendo los niños y sus familias, según la Unicef.

Antes de la covid-19, los niños tenían el doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza extrema. Ahora, el número de niños que vive por debajo del umbral de pobreza de su país podría llegar nada menos que a 117 millones, lo que haría aún más incierto el futuro de 700 millones de niños.

En Colombia se ve esta situación aterradora, que además se ha incrementado por la llegada de miles de ciudadanos extranjeros, que hoy sin trabajo, pululan en las esquinas con sus niños en brazos, a la espera de un mendrugo de pan o una moneda.

Todo cambió

La actividad económica mundial ya venía, de por sí, afectada por las guerras comerciales. No en vano, el Producto Interno Bruto global creció 2,3% en 2019, la cifra más baja en una década, según Naciones Unidas. Pero tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional proyectaban para este año un PIB de 3,9% y 4,5%. Pero todo se trastocó.

En Colombia el frenético ritmo de la economía en diciembre del año pasado, dejaba una economía con un PIB de 3,3%, pero con el ojo puesto en alcanzar 4,5% en 2020. Hasta febrero todo marchó sobre ruedas e incluso en marzo, cuando el primer trimestre creció 1,1%. Pero luego todo se vino abajo. En poco menos de dos meses, se perdieron 5 millones de empleos, y la economía tocó fondo con el resultado del segundo trimestre cuando registró -15,7%.

Miles de empresas no tuvieron más opción y decidieron cerrar. De acuerdo con Fenalco, a junio, cerca de 80.000 negocios o empresas habían cerrado por la falta de recursos para poder funcionar, a pesar de las ayudas ofrecidas por el Gobierno para el auxilio de la nómina y para el pago de la prima.

Asimismo, en el continente seguían apareciendo las frías cifras del impacto económico. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de los US$160.721 millones que América Latina y el Caribe recibió por concepto de inversión extranjera directa en 2019, este año habría una disminución de entre un 45% y un 55% en la entrada de estos flujos.

Para Colombia este es un resultado paradójico de las remesas. Mientras en los primeros meses del cierre total cayeron en casi US$800 millones y se preveía un retroceso importante, dado que estaban en cuarentenas en Europa, España principalmente, y Estados Unidos donde residen muchos colombianos, a octubre de este año esta situación se ha reversado y ya sobrepasaban los US$7.100 millones, con un nivel superior a los de 2019.

A nivel mundial, los montos de inversión extranjera directa (IED) se reducirían un 40% en 2020, y de un 5% a un 10% en 2021. De esta manera, en 2021 la IED alcanzaría su menor valor desde 2005.

El empleo

Tanto en el mundo como en Colombia la pandemia no perdonó el desempleo. Según la Organización Mundial del Trabajo, alrededor de 400 millones de empleos a tiempo completo se han perdido y las mujeres son las más perjudicadas por la situación.

En el país, según el DANE, de los casi 5 millones que se perdieron hasta junio, casi 3 millones eran de mujeres y en algunos casos madres cabeza de familia.

Fue cuando la desocupación llegó a un máximo histórico de 21,4% en mayo.

Asimismo, de un total de 16.510.000 de trabajadores inactivos, el  53,2% correspondía a mujeres, es decir 8.783.000, mientras que los hombres inactivos es de 29% (4787.000). Esta gran diferencia en la inactividad laboral, se suma a la brecha que existe en el desempleo entre los dos géneros.

En octubre, el DANE reportó que la tasa de desempleo fue de 14,7% con 3.652.000 desocupados, de los que el 12,1% (441.892) son hombres, mientras para las mujeres fue 20,8% (759.616).

Crecimiento

Las consecuencias del covid-19 en la economía colombiana han sido significativas. De acuerdo con los reportes del DANE, el PIB del segundo trimestre registró una caída del -15,7% con relación al mismo periodo del año anterior y la tasa de desempleo en junio se duplicó con relación a la observada un año atrás, al pasar de 9,4% a 19,8%.

De acuerdo con un reporte de Anif, en la primera fase del aislamiento obligatorio, la cual empezó el 20 de marzo con simulacros en las principales ciudades y se extendió hasta el 26 de abril, el aparato productivo colombiano tuvo un porcentaje efectivo de funcionamiento de 65%. Esta cifra se incrementó a 77% en la segunda fase, comprendida entre el 27 de abril y el 10 de mayo, en la que se contempló el reinicio de actividades en la construcción y la manufactura.

Esto conllevó a que la variación anual estimada de la actividad productiva pasara de 2,7% en el trimestre finalizado en marzo a casi -10% hacia mediados de abril, cuando tocó fondo.

En valores absolutos, estos cálculos implican que en la primera fase de la cuarentena la economía dejó de producir alrededor de $0,9 billones diarios. En la segunda fase esta cifra se redujo a casi $0,6 billones.

Con base en lo anterior, e incorporando los sectores que reiniciaron actividades, en la tercera fase de operación de la economía pasó a 82%. Esto correspondería a un costo, en términos de menor producción, cercano a $460 mil millones diarios.

Se calcula que el valor total del aislamiento obligatorio puede ascender a $48 billones.

Sin duda la cuarentena obligatoria causó un impacto social grave como lo refleja no solo la situación del crecimiento, sino también el  freno a la educación en todos los niveles. Mientras, el sector de la agricultura sacaba la cara por la economía para sostener la seguridad alimentaria para la población.

Esta situación hizo que el Gobierno echara mano de una cantidad de recursos, cercanas al 4% del Producto Interno Bruto, es decir casi $40 billones, con lo que se abrió el gran boquete fiscal.

Afortunadamente el Gobierno fue respaldado por el Fondo Monetario Internacional, que amplió el cupo de endeudamiento del crédito flexible que tenía de US$11.000 millones a US$17.400 millones.

La reactivación

En lo que sí coinciden casi todos es en que será también la crisis más corta, cuya recuperación depende, sobre todo, de la evolución de la pandemia en los próximos meses, y de las decisiones económicas que adopten los países.

Como en toda dinámica económica, en la pandemia no solo hay perdedores. Los mercados financieros han sabido sacarle el jugo a la crisis, en especial gracias al repunte de las firmas tecnológicas.

Según el analista González Izquierdo, la crisis trajo “el aceleramiento de tres grandes transformaciones: la inteligencia artificial, la automatización y la robotización” y ha hecho que “esos tres fenómenos lleguen masivamente a casi todas las economías del mundo”.

Basta con ver los resultados de Wall Street: el índice Dow Jones de Industriales se ha valorizado en un 30% en los seis meses de pandemia; el Standard & Poor’s 500 lo ha hecho en 35% y el Nasdaq de las tecnológicas ha ganado más de un 50%.

Los commodities también han hecho parte del grupo de ganadores. “Una de las cosas importantes que se dio este año fue la continua subida del oro hasta el mes pasado con base en un motivo de precaución y también por devaluación del dólar”, afirma Gustavo Neffa, economista argentino. El cobre y el aluminio también han experimentado fuertes subidas en lo que va corrido del año.

Sin duda de la evolución del virus y de la entrada en actividad de la vacuna contra la pandemia, dependerá el comportamiento de la economía en los tiempos venideros, pero su llegada es tan incierta que pocos se aventuran a dar una fecha exacta para la recuperación pospandemia.

No obstante, varios expertos coinciden que en el caso de Colombia, el país requiere de ajustes urgentes en materia fiscal, teniendo en cuenta el importante crecimiento que ha tenido la deuda.

Ya por lo menos tanto la industria, el comercio y el empleo han empezado a reaccionar. Ya se han recuperado casi 2 millones de empleos y las manufacturas comienzan a tener mayor capacidad de pedidos y actividad hacia el final de año, así como el comercio que con el Día sin IVA y el 'Viernes Negro', se vendieron más de $6,4 billones.

Se proyecta que el abultado déficit fiscal de este y el próximo año,  llevará la deuda bruta del Gobierno Central a 67% del PIB en 2021, y el indicador podría llegar al 79,3% del PIB hacia 2030, en caso de que no se tomen medidas para mejorar las finanzas del país.

“La confianza de los inversionistas y las agencias calificadoras en el manejo macroeconómico de Colombia es uno de los activos más importantes del país, y protegerlo debe ser una prioridad”, señaló José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de la Corficolombia.

El experto aclaró que si el país pierde su grado de inversión,  tendrá que pagar mayores intereses por las deudas que tiene. Estas tasas más altas podrían representar cerca de $77,5 billones durante los próximos 10 años, recursos con los que se podría construir seis sistemas de metro.

“Unos niveles de deuda que haríamos que perdiéramos el grado de inversión, que llevará al Gobierno colombiano, al sector privado y a los hogares a pagar tasas de interés más altas por ese nivel abultado de la deuda”, aseguró López.

Asimismo, el Ministerio de Hacienda estableció la necesidad de una reforma fiscal ambiciosa el próximo año para reducir estructuralmente su déficit en $20 billones,  recursos que no necesariamente tendrían que recaudarse a través del aumento de impuestos.

Para el experto se podría acudir a la optimización de los gastos del Gobierno Central, focalizando los subsidios que actualmente recibe la población colombiana a través de los programas sociales o del pago de servicios públicos.