El año 2024 marcó un récord en la llegada de remesas a Colombia, alcanzando 11.848 millones de dólares, para un incremento de 17,4 %. De esta manera, superan la inversión extranjera directa (IED), que cayó un 17,9 % hasta 10.821 millones de dólares. Esto significa que el dinero enviado por los trabajadores en el exterior ha tomado una mayor relevancia en la economía colombiana.
Estados Unidos es la principal fuente de remesas (53,6 %), seguido por España, Chile y Reino Unido. Del mismo modo, EE.UU. lidera la inversión extranjera en Colombia, aunque con una menor participación que en remesas (41,8 % de la IED).
El crecimiento de las remesas sugiere dos factores claves: mayor estabilidad laboral y salarial en EE.UU. y España, lo que permite a los migrantes enviar más dinero, y aumento en la migración laboral de colombianos.
Por otro lado, la caída de la IED genera preocupaciones sobre la confianza de los inversionistas en Colombia. El economista Diego Montañez advierte que, aunque las remesas benefician el consumo interno, la baja inversión extranjera podría reflejar incertidumbre económica y política.
Implicaciones en la economía colombiana
Las remesas ayudan a reducir el déficit de cuenta corriente (1,6 % del PIB), brindando estabilidad macroeconómica. Sin embargo, su crecimiento no debe distraer de la necesidad de atraer inversiones en sectores estratégicos como infraestructura, manufactura y tecnología. La dependencia excesiva de las remesas puede ser riesgosa si la migración disminuye o si hay cambios en las políticas migratorias de EE.UU.
Existen dos factores que podrían afectar el futuro de las remesas y de la inversión extranjera directa en Colombia. La primera es la política migratoria de Donald Trump, cuyo posible endurecimiento podría desacelerar el crecimiento de las remesas.
El segundo punto es el incumplimiento de la regla fiscal, lo que podría generar salidas de capital y afectar la estabilidad financiera del país, presionando la tasa de cambio del dólar hacia niveles de $4.700 o más.
Según estimaciones de Investigaciones Económicas, del Banco de Bogotá, “se espera que las remesas de trabajadores continúen creciendo, lo que ayudará a contener la ampliación del déficit derivado de una balanza comercial de bienes que se deteriora”.
En los últimos 15 años el déficit de cuenta corriente del tercer trimestre es el menor y se mantuvo estable. Según el banco mencionado, Colombia tendrá menor vulnerabilidad con respecto a diferentes cambios externos: “Estos resultados continúan siendo favorables, pues muestran una menor vulnerabilidad de la economía colombiana a choques externos, con una canasta de ingresos más diversificada, donde toman mayor relevancia los ingresos por las remesas de los colombianos en el exterior”.
No obstante, el incumplimiento de la regla fiscal puede afectar la cuenta financiera. En este ámbito, la entidad bancaria indicó: “Estos eventos llevarían a una salida de recursos de inversión extranjera de portafolio y a la reducción o incluso limitación de las entradas por endeudamiento externo”.
Crecimiento sostenido de las remesas
Del mismo modo, desde el Banco de la República se indica que el crecimiento sostenido de las remesas de trabajadores hacia Colombia las ha convertido en un apoyo cada vez más importante de las familias colombianas, al alcanzar en 2023 el 3,6 % del ingreso disponible y el 3,9 % del consumo de los hogares.
También señala que esta ayuda cobra especial importancia porque se trata de un ingreso que no está sujeto a los vaivenes de la economía local, lo que en muchas ocasiones les permite a los hogares amortiguar dificultades ante situaciones de desempleo u otras contingencias. Además de contribuir al sostenimiento del hogar, las remesas se destinan a propósitos importantes tales como la educación de los hijos o la inversión en vivienda, ya sea para uso de la familia o para generar un ingreso adicional al hogar del emigrante.
De acuerdo con el Emisor, diversos estudios a nivel internacional y para Colombia han mostrado que las remesas de los trabajadores son resultado de un proceso migratorio en el cual el migrante mantiene un vínculo con su país de origen. De allí la importancia de resaltar el incremento de la población colombiana residente en el exterior debido a un importante flujo migratorio durante la última década, el cual se ha vuelto particularmente intenso en los últimos tres años.
El crecimiento de la población colombiana en el exterior se ha reflejado en el aumento de los ingresos por remesas familiares, que en junio de 2024 superaron por primera vez mil millones de dólares mensuales. Ello a su vez ha incidido en un fuerte incremento del número de personas que están recibiendo estas ayudas en Colombia: de algo menos de un millón de personas en 2016, esta cifra ascendió a 2,1 millones de colombianos en junio de 2024.
Remesas en la región
Según un estudio reciente del BID, las remesas representan el 2,3 % del PIB de América Latina y el Caribe y el año pasado llegaron cerca de 160,9 mil millones de dólares, 7,7 mil millones más que en 2023.
Las remesas tradicionalmente han llegado masivamente a algunos países de Centroamérica, como El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras, donde representan el 23,5 %, 19,5 %, 27,6 % y 25,9 % del PIB, respectivamente. Sin embargo, hay que destacar que recientemente también han ganado participación en países como Colombia, donde representan el 3,3 % del PIB.
De acuerdo con un informe del BBVA, las remesas cuentan mucho en el bienestar de la región, porque buena parte de ellas son usadas por los hogares receptores en sus gastos básicos de manutención, comida, vivienda, transporte, entre otros, cambiando sus condiciones de vida, apoyando su subsistencia y en muchos casos alejándolos de la pobreza.
Otra parte relevante la usan para cubrir gastos médicos y de educación. Algunas familias receptoras, en menor proporción, dicen en las encuestas del BID que las usan para ahorrar, pagar deudas y comprar inmuebles.
El fenómeno de la migración se ve reflejado en los receptores de las remesas: casi el 60 % de los migrantes menores de 45 años envían el dinero a la mamá. Luego mencionan a su papá y en menor proporción a los cónyuges y sus hijos como destinatarios del dinero.