Perspectivas. Cría de avestruces: aventura con altura | El Nuevo Siglo
Los avestruces son dóciles hasta cierta edad, en especial las hembras, mientras que los machos después de los cinco años se vuelven territoriales.
Foto: Instagram de la Granja de Avestruces
Domingo, 22 de Mayo de 2022
Redacción Economía

“Me encanta trabajar al aire libre, no puedo estar encerrada en una oficina. Necesito salir, caminar y ver a los animales, y eso es una tranquilidad que no se encuentra tan fácil”.

Así es como describe Liliana Acevedo la experiencia de trabajar en una granja de animales, en donde los protagonistas son avestruces, las aves que no vuelan pero que pueden correr a más de 64 kilómetros por hora en distancias cortas, y mantener una velocidad de más de 48 kilómetros por hora para distancias más largas.

Liliana actualmente se dedica al cuidado de los animales y la administración de la Granja de Avestruces, ubicada en Villa de Leyva, Boyacá.

“Cuando llegué inicié como guía, sin haber estudiado nada relacionado con el cuidado de animales; luego empecé a trabajar en el restaurante de la granja, también fui auxiliar contable y finalmente comencé a administrar el lugar”, relata.

Esta cuidadora y amante de los animales comenta que parte de su trabajo también consiste en la interacción con turistas de todo el mundo, algo que disfruta, pues asegura que “es bonito ver a las familias disfrutando de nuevas experiencias y conociendo más sobre avestruces”.

“Todos los días hay una rutina que cumplir”

“Lo primero que hago cuando llego es ir al área interna de la granja, donde están los avestruces de reproducción, y revisar que todos tengan agua y comida, además de verificar que sus bebederos y comederos estén limpios. Después, durante el transcurso del día, lo más importante es recibir bien a los turistas", dice.

En este lugar hay 92 avestruces y, de acuerdo con su administradora, “la alimentación de estas aves puede variar de semana a semana. Algunas veces se les da concentrado de engorde y, en otros días, concentrado de reproducción. Hay semanas en que las alimentamos con alfalfa, una hierba que tiene bastantes nutrientes y que es saludable, no solo para los avestruces, sino para todos los animales de la granja”.

“Los avestruces no tienen dientes, pasan entero, por lo que se debe tener mucho cuidado con ellos. Cuando es temporada de lluvias se comen el barro y pueden trancar su aparato digestivo. Si eso pasa, se les da melaza, que se usa como laxante”, explicó.

De acuerdo con la cuidadora es indispensable que las zonas donde comen las aves estén totalmente limpias y sin ningún tipo de basura que pueda afectarlas, “porque todo lo que ven se lo comen. Si un ave se come un papel, por ejemplo, es imposible hacer que esa avestruz se levante de nuevo”, puntualizó Acevedo.

De acuerdo con Liliana, estas aves comen tres veces al día: en la mañana a las 7:30, al mediodía comen alfalfa y a las 4:30 de la tarde nuevamente concentrado. Un total de kilo y medio de comida por cada avestruz.

Estos animales gigantes e imponentes son en realidad muy tranquilos, según su cuidadora. “Los avestruces son dóciles hasta cierta edad, en especial las hembras, mientras que los machos después de los cinco años se vuelven muy territoriales”. De hecho, “en el área de interacción en donde los turistas tienen el privilegio de entrar al corral con las aves, tocarlas y alimentarlas, los animales son menores de cinco años, lo que significa que son más tranquilos”.

Entre tanto, después de los cinco años se separan y se convierten en aves de reproducción: un macho y dos hembras, “se hace así para que haya una interacción entre ellos y exista la posibilidad de tener reproducción”, asegura Liliana.



La llegada de la pandemia

“En pandemia todo fue muy difícil, nos retiramos unos meses, y en la granja solo quedaron la administradora, que en ese entonces era otra persona, y dos operarios a cargo del cuidado de los animales y el mantenimiento del lugar”.

Durante el transcurso de la pandemia, Acevedo asegura que tuvieron que racionar el alimento de todos los animales, incluyendo los avestruces, lo que hizo que bajaran de peso, aunque sin inconvenientes de salud.

“Además, tuvimos que vender algunos búfalos y cabras para podernos sostener, pero cuando volvimos fue muy emocionante volver a trabajar, cuidar de los animales y recibir a los turistas”.

Aprovechamiento productivo

Esta administradora de profesión, pero animalista de corazón, lleva cinco años conociendo todo sobre avestruces, desde su alimentación y cuidado, hasta el aprovechamiento del cuero y la carne del animal.

“En la granja tenemos clarísimo que los animales son los que nos dan el sustento, porque los turistas vienen a verlos, asegura.

"Pero también se puede aprovechar la grasa del animal, con la que se hacen aceites, cremas, productos que se usan para ayudar con dolores e inflamaciones, la resequedad de la piel, para prevenir la caída del cabello y las líneas de expresión, disminuir las manchas, entre otros beneficios”, sostiene.

De otra parte, afirma que el cuero de las aves también se puede aprovechar, teniendo en cuenta que si es muy vieja o muere deshidratada, no sirve.

“Cuando el cuero se puede utilizar, se le aplica sal y se deja secar para poder usarlo después. El proceso de reunir las pieles es largo y cuando se logra se pueden hacer algunos productos como billeteras, bolsos y portatarjetas, aunque no se venden fácilmente por su alto costo. Una billetera grande puede costar entre $1.500.000 y $1.800.000”.

“Su costo es debido a que el cuero es muy resistente, a pesar de que es delgado, es muy buen material”, sostuvo.

“El otro uso productivo es la venta de la carne. Por ejemplo, en el restaurante de la granja se ofrecen diferentes platos, pero aquí no hacemos los sacrificios de animales, ya que no contamos con los permisos y tampoco con la producción necesaria. Lo que hacemos es comprar la carne al Fondo Ganadero del Tolima, quienes nos la venden empacada al vacío y luego en el restaurante se porcina y se prepara”, explicó.

“Vendemos carnes servidas a la mesa en cuatro presentaciones diferentes: empanadas ($18.000), chorizos ($18.000), hamburguesas ($35.000) y por último el filete de avestruz a la plancha, que cuesta $59.000, con un gramaje de 420”.