80 años de brega | El Nuevo Siglo
Lunes, 1 de Febrero de 2016

De EL SIGLO a EL NUEVO SIGLO

Testigo y protagonista de la historia

 

El Siglo cumple hoy 80 años, de los cuales los últimos 25 han sido bajo la enseña de EL NUEVO SIGLO. Muchos combates por la democracia y la libertad de prensa ha dado el periódico, fundado por Laureano Gómez y José de la Vega, en 1936, siendo testigo o protagonista de la historia.

En un primer intento, el novel ingeniero Laureano Gómez había constituido, en 1909, un impreso que congregara la juventud conservadora de nombre La Unidad. No obstante, fruto de las denuncias contra la corrupción, las propias directivas del conservatismo, en el poder, acallaron su voz en 1916. Gómez entonces dedicó su esfuerzo al ministerio y al Congreso con resonantes debates. Pero, en 1936 renovó la idea de editar un diario a fin de oponerse a la “República Liberal”, de Alfonso López, reclamando garantías democráticas tras la persecución conservadora y la violencia iniciada en el gobierno de Olaya Herrera.

Entonces fundó EL SIGLO, haciendo contrapeso doctrinario y dando curso a investigaciones de corrupción. En principio, López se mantuvo, pero la pausa decretada por su sucesor, Eduardo Santos, elegido como el anterior con la abstención conservadora, signó la división liberal. Sin embargo, la primera manifestación para tantear el levantamiento de la abstención fue baleada en Gachetá. El periódico devela que se trata de una violenta maniobra del “lopismo” local. Casi desde el principio del gobierno Santos se sabía que López correría por la reelección. Ahí Gómez respaldó, como director del periódico, la candidatura de otro liberal, Carlos Arango Vélez. López ganó pero combatida la reelección por el diario, terminó en renuncia presidencial, tanto por ello como por la división liberal. Vinieron las candidaturas de Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán, pero Gómez, desde el diario, levanta la abstención y lanza hábilmente a Mariano Ospina, quien triunfa.

El Presidente nombra un gabinete compartido con el partido liberal. Gómez se abstuvo de entrar al gabinete y se mantiene en el diario, como organizador de las obras para la Conferencia Panamericana, en 1948. Por la época Belisario Betancur hace de director (llega en 1986 a la Presidencia de la República). Solo cerca de instalarse la Conferencia, Gómez acepta la Cancillería, a la salida del liberalismo que arrecia las críticas por la violencia latente desde 1930. Mientras discurre la Conferencia, Gaitán es asesinado el 9 de abril, con la turbamulta incendiando a Bogotá y la dirección liberal exigiéndole la renuncia a Ospina. No dimite, pero acepta que Gómez salga del gabinete y el liberalismo reingresa a la Unidad Nacional. El periódico, en tanto, se consume en las llamas, su rotativa y oficinas se incendian y su mentor al exilio, tras ser declarado de objetivo en la radio. El periódico sale como una gaceta intermitente impresa en una máquina clandestina. Mientras Ospina no logra controlar la violencia, Gómez regresa año y medio después y triunfa en las elecciones, ahora bajo la abstención de la dirección liberal, dando además cabida a las guerrillas, antecedentes de las actuales. Gómez promete un gobierno de concordia, mientras desarrolla una gestión de empuje económico y social, pero al año se retira por grave enfermedad. Reasume a los dos años, denunciando atropellos a los derechos humanos desde el ejército, pero el general Rojas lo tumba con la complacencia “ospinista”, que tenía en mente la reelección de Mariano Ospina. El periódico, recompuesto de la debacle previa, es cerrado por Rojas mientras los otros diarios se editan con nombres diferentes, bajo censura oficial. Un lustro después, el periódico reaparece en su formato original cuando entre Laureano Gómez, desterrado, y Alberto Lleras se pacta el Frente Nacional, en España, para acabar la dictadura y sentar las bases de la reconciliación nacional.

Durante y posteriormente al Frente Nacional, el diario se mantiene con Álvaro Gómez. Excelso periodista, quien además de político y candidato presidencial en varias oportunidades se destaca por sus editoriales y es un constante animador intelectual y escritor polémico. Propone el salto al desarrollo, la reforma de la justicia, la atención a la ecología, descriminalizar las drogas ilícitas (desde 1978), la planeación económica y la elección popular de alcaldes. En 1988, es sin embargo secuestrado por un comando guerrillero, que mata a su escolta. El periódico juega papel importante en la liberación. Gómez pide que se abra el diálogo y el M-19 termina desmovilizándose. Luego de intentar la última candidatura, Gómez, más allá de ello, es reconocido por sus dotes de pensador y sigue opinando en medio de las difíciles circunstancias nacionales y el auge del narcoterrorismo. En 1990 cree que la Asamblea Nacional Constituyente debe ser plataforma para desbloquear las reformas, entre las cuales están las suyas, y en esa perspectiva optimista concuerda en que se adopte el nombre de EL NUEVO SIGLO, la modernización del periódico y el formato tabloide, entonces revolucionario y en la actualidad de uso común. En ese escenario Gómez, a sus 76 años, denuncia en sus editoriales la descomposición de lo que llama el Régimen, en medio de los escándalos por la espuria elección del presidente Ernesto Samper, y es asesinado en 1995 con claras evidencias de un crimen de Estado, total y vilmente impune hasta hoy, pese a las constantes solicitudes de justicia de su familia y el diario.

Tras 25 años, EL NUEVO SIGLO se ha mantenido de baluarte de la democracia, la libre empresa y la ética pública, así como estandarte de la libertad de prensa. Ganador de varios premios, fue el primero en adoptar el análisis como fundamento del nuevo periodismo. Durante el período se opuso, en principio y casi en solitario, a la figura de la reelección presidencial por considerarla nociva y corruptora de las costumbres colombianas. Del mismo modo, EL NUEVO SIGLO ha propendido y participado de los esfuerzos de paz de las últimas décadas, siempre bajo la égida del orden y la Constitución.

Hoy, cuando se dice que el siglo XX termina solo hasta este 2016 para Colombia, fruto del rezago de la violencia y el terrorismo, EL NUEVO SIGLO seguirá siendo, con vocación de futuro, luz en la heredad de un país que busca su mejor destino y la más genuina identidad nacional.