En algunos círculos económicos solía decirse años atrás, medio en serio y medio en broma, que el titular de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos era una especie de ministro de finanzas de todo el mundo. Sin embargo, con la globalización económica, el surgimiento de nuevas potencias productivas y financieras así como los cambios geopolíticos esa premisa poco a poco fue quedando revaluada.
Aún así es claro que las decisiones que toma la FED tienen un impacto sustancial en la marcha de la economía global. Ello se evidencia día tras día. Por lo mismo el cambio de riendas en la entidad que maneja la macroeconomía estadounidense tiene singular importancia para todo el planeta, así esté prácticamente cantado que la sucesora del experimentado Ben Bernanke será la no menos prestigiosa economista Janet Yellen, hoy vicepresidente de la institución.
El saliente titular de la Reserva Federal siempre fue considerado como dueño de un discurso muy calculado, ajeno a las improvisaciones en los análisis y previsiones, así como enemigo de las frases sueltas y subjetivas, pues sabía que cualquier palabra suya podría generar un alud de interpretaciones financieras, económicas, bursátiles, empresariales… Yellen, en principio, es claro que es de la misma cuerda de Bernanke, pues trabaja a su lado en la FED y en sus audiencias ante el Congreso dio un mensaje de continuidad en las políticas que venía implementando Bernanke, especialmente en el cronograma de desmonte gradual del programa de apoyo a la economía estadounidense, postura que ha sido leída por los mercados como un síntoma real de que el sistema productivo de ese país empieza a dejar atrás, de manera lenta pero sostenida, la crisis del último quinquenio.
En ese orden de ideas, en el inmediato futuro no asoman grandes bandazos en la FED. ¿Habrá cambios grandes en el manejo de la economía norteamericana a mediano plazo? Esa es la gran pregunta que tiene a más de un analista haciendo toda clase de hipótesis, pues Yellen, en opinión de algunos expertos, podría ser más pragmática en la toma de decisiones que su antecesor.
Por lo pronto es claro que los ojos del mundo estarán puestos sobre la nueva jefe de la FED, cuya designación debió haber sido confirmada en diciembre pero el pulso partidista entre Demócratas y Republicanos trastocó los planes, en gran parte porque los segundos consideran que la Reserva debe dar más cuentas al Legislativo y permitir un seguimiento y control más cercano de muchas de sus actividades monetarias y financieras. Para ayer estaba citada la plenaria del Senado y todo daba a entender que la ratificación no tendría mayores complicaciones y por primera vez en la historia una mujer estará al frente de la poderosa Reserva Federal de Estados Unidos.