Controvertido optimismo de Biden | El Nuevo Siglo
Viernes, 28 de Abril de 2023

Rechazo mayoritario a su reelección

* Política atrapada por la polarización  

 

 

Siete de cada diez estadounidenses y un poco más de la mitad de los votantes de su propio partido, el Demócrata, no quieren que Joe Biden, el actual presidente de Estados Unidos, busque la reelección. Así lo señalan las más recientes encuestas de la Associated Press y de la cadena de televisión NBC.

Indiferente a esa hostilidad, el mandatario lanzó el pasado martes -a través de un breve video- su opción a la reelección “como una batalla para asegurar las libertades fundamentales de los estadounidenses”. En su mensaje planteó, en forma directa y sin ambages, que su objetivo es impedir a toda costa un triunfo republicano y específicamente un nuevo gobierno de Donald Trump.

Algunos de sus colaboradores más cercanos han hecho saber que tenía su decisión en suspenso mientras estudiaba la evolución de la imagen pública de la vicepresidenta Kamala Harris. Ambos enfrentan problemas serios de aceptación, pero lo que confirman los últimos sondeos es que la impopularidad de la segunda a bordo es mayor que la de Biden, cuyo índice de aprobación está en apenas 42%. Eso, y la convicción de frenar a Trump, lo habrían decidido a lanzarse.

El Presidente presenta como credenciales sus más de 50 años de experiencia en la política de Washington y la relación de los que considera los principales logros de su gobierno. Pero hoy, a sus 80 años de edad, ya es el mandatario más viejo que haya tenido Estados Unidos y, si fuera reelecto, tendría 86 años al final de su segundo mandato. Esto explica por qué la primera dificultad que enfrenta son los temores y resistencias que suscita su edad en amplios sectores del electorado. 

Hay dos antecedentes -Roosevelt y Reagan- de presidentes de Estados Unidos, enfermos y con capacidades reducidas que, pese a ello, pudieron gobernar con acierto. Pero ambos eran significativamente menores que Biden. Por eso, con el anuncio de su aspiración reaparecieron de inmediato, en medios y redes sociales, antologías de sus errores frecuentes en los últimos años -equivocaciones, olvidos, tartamudeos, frases inapropiadas o disparatadas-, fallas que se han ido agravando con su envejecimiento y que serían la causa principal de la resistencia de los estadounidenses a reelegirlo.

“La pregunta a la que nos enfrentamos es si en los próximos años tendremos más libertad o menos libertad. Más derechos o menos”, afirmó Biden en su video de lanzamiento, con imágenes del asalto al Capitolio en 2021, la cruzada de los republicanos contra el aborto y contra la seguridad social, las propuestas de recorte de derechos electorales y de la prohibición de libros. Presentó, en contraste, el manejo que dio su gobierno a la pandemia de covid-19, las leyes para infraestructura, enfrentar la crisis ambiental y fortalecer la producción de microchips en Estados Unidas, así como la reintegración de Estados Unidos a las tareas para combatir el calentamiento global y liderar la coalición internacional para apoyar a Ucrania.

La percepción republicana es radicalmente opuesta. Critican a Biden por la que consideran deshonrosa salida de Afganistán en 2021, por el desorden en la cadena de suministros, por las olas de inseguridad y crimen en el país, al igual que por la incesante y creciente crisis migratoria y, sobre todo, por el grave impacto que ha tenido la inflación en la economía.       

Una fortaleza política del actual titular de la Casa Blanca en esta, su cuarta candidatura, es que no enfrenta rivales de consideración en su partido. Trump sí tiene adversarios a la vista entre los republicanos, pero hasta ahora les gana la nominación, con amplios márgenes, en todas las encuestas. Empero, como Biden también enfrenta resistencias: 60% de los estadounidenses y la tercera parte de los republicanos consideran que no debería ser candidato.

Biden se lanzó, lo cual no quiere decir que comience desde ya su campaña, algo que los últimos presidentes-candidatos han hecho en su último año. Hay demasiados temas de fondo en la agenda de la segunda mitad del gobierno que influirán poderosamente en el desenlace de las elecciones y, por el lado de Trump, la evolución que tengan sus problemas judiciales. 

Lo que resulta desolador para muchos en Estados Unidos es que la política siga atrapada en la polarización Biden-Trump. Enfrentan, sin duda, el peligro de repetir una película conocida, para algunos de suspenso y para muchos de terror.