Delitos, cámara y acción | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Enero de 2014

Ya se volvió pan de cada día que los medios de comunicación y las redes sociales muestren la comisión de delitos de la más distinta variedad. Desde asaltos a supermercados, el raponazo callejero, el mal llamado ‘paseo millonario’, las violentas escenas de casos de fleteo, hasta situaciones indignantes como el maltrato a niños, mujeres y los animales… La semana pasada hubo una ola de indignación nacional luego de conocerse un video en el que un joven accede carnalmente a una mujer inconsciente, mientras que otros filman y comentan. Aunque inicialmente se dijo que podría ser un caso de violación sexual, lo cierto es que sólo las pesquisas de las autoridades podrán dar certeza sobre lo que ocurrió y se impondrán las sanciones penales que sean del caso, pues los involucrados ya fueron judicializados.

 

No en pocas ocasiones estas escenas captadas por cámaras de seguridad instaladas por las autoridades en calles y avenidas, o por sistemas de vigilancia privados, o incluso por personas que se arriesgan a grabar situaciones anómalas o escandalosas con sus teléfonos celulares, han sido clave para identificar a los delincuentes y hasta a las propias víctimas. Estos testimonios visuales también permiten solidificar los acervos probatorios en los procesos judiciales y lograr condenas ejemplarizantes contra los agresores. Casos como los del agente de la DEA asesinado el año pasado por una banda de asaltantes pudieron ser resueltos en gran parte porque la revisión de las cámaras de seguridad permitió la identificación de los taxis utilizados en el ilícito y de allí en adelante las pesquisas tomaron un ritmo más efectivo no sólo para los investigadores sino que se activó la información ciudadana, al final clave para dar con el paradero de los responsables. Incluso, las imágenes captadas por particulares han puesto en evidencia irrefutable a muchos conductores en estado de ebriedad o que violando otras normas tratan de acudir al soborno y el tráfico de influencias para esquivar sanciones y multas.

Comprobada, entonces, la efectividad de estos sistemas para captar información visual debería pensarse en multiplicar la cobertura de la cadena de cámaras, tanto de la red pública como privada, en todas las ciudades y municipios del país. Sería una herramienta disuasiva muy importante. Cada calle y avenida debería tener esta vigilancia electrónica, de forma tal que le permita a las autoridades no sólo contar con elementos para identificar a quienes perpetran determinada acción ilegal, sino actuar de manera preventiva una vez se captan en las cámaras personas o situaciones sospechosas. El apoyo de cámaras en cada esquina sería un elemento clave para aumentar la eficiencia de programas como el Plan Cuadrantes de la Policía, que tan buenos resultados ha dado en los últimos años.

Los delincuentes e infractores de las normas saben que una imagen dice más que mil palabras, y es seguro que la pensarán dos veces antes de actuar si están conscientes de que pueden ser grabados e identificados.