El Papa en Colombia | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Enero de 2016

* Periplo en 2017 será trascendental

* Visita a Quibdó, mensaje de fondo

 

La confirmación de la visita del papa Francisco para el próximo año es, sin duda, una muy buena noticia para Colombia. No sólo porque la religión cristiana continúa siendo la mayoritaria en el país, sino porque el Pontífice argentino es uno de los personajes con mayor influencia en todo el planeta, gracias a un mensaje en el que ha advertido reiteradamente que sin importar el credo que se profese hay situaciones ajenas a cualquier doctrina como la utilización de la violencia y el terrorismo para imponer por la fuerza las ideologías o la tragedia que significa para toda la humanidad la gran cantidad de personas que a diario sufren hambre, exclusión social, pobreza extrema, insolidaridad y otros tantos flagelos que se están extendiendo en esta centuria. Su llamada “encíclica verde”, emitida el año pasado, es hoy referente a nivel mundial sobre la forma de asumir el cuidado del ambiente y frenar todo aquello que depreda los recursos naturales del planeta, poniendo en peligro la propia supervivencia humana.

 

Aunque todavía no se ha establecido la agenda ni la fecha específica del periplo papal, lo dicho por la cúpula eclesiástica colombiana que se reunió con el Papa el sábado pasado es que insistió en que quería encontrarse con la mayor cantidad de colombianos que fuera posible. Particular importancia tiene el hecho de que hasta ahora la única ciudad que ha sido confirmada como fija dentro del itinerario es Quibdó. La idea del máximo jerarca católico es tener un contacto directo con la población afrodescendiente que en Colombia, como muchos otros países, también es la que más exclusión social y pobreza sufre.

Esa circunstancia marca desde ya un reto para el Estado y el llamado “Plan Pacífico” que se lanzó tiempo atrás para focalizar inversión social en una de las regiones más golpeadas por la violencia, la corrupción y el abandono gubernamental en las últimas décadas.

 

Es claro que todas las regiones pujarán por ser escenario de la gira papal. Sin embargo, no todas serán escogidas, lo que en modo alguno debe desanimar a los millones de católicos que desean ver en directo al Pontífice argentino, dueño de un carisma sin igual así como acostumbrado a enviar mensajes llenos de realismo político, económico, social e institucional. Por eso desde ya el país tiene que irse preparando para que durante la visita del titular de El Vaticano, no sólo se hable de doctrina y reflexión espiritual, sino también de temas coyunturales y terrenales muy puntuales, que conoce muy bien dado su tarea pastoral en Latinoamérica.

 

La idea que tenían varios sectores en torno a que Francisco fuera testigo de excepción de la firma de un acuerdo de paz ha quedado, por el momento, en el congelador. Sin embargo, no está descartada del todo, ya que el Pontífice ha reiterado los llamados a que los intentos por una salida negociada al conflicto interno en Colombia lleguen a buen puerto.  No hay que olvidar, por ejemplo, que el año pasado el Papa hizo votos para que las negociaciones entre el Gobierno y las Farc terminaran exitosamente, siempre dentro del marco institucional, los cánones de la justicia y los derechos de las víctimas. En la memoria de muchos compatriotas aún resuenan sus palabras, precisamente durante la visita a La Habana, sede de las tratativas, cuando abogó para que "con la voluntad de todos los colombianos… la larga noche de dolor y de violencia (...) se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera". En más de una ocasión Francisco ha dicho que en este proceso de paz no se puede permitir la opción del fracaso.

 

Debe empezar, entonces, la cuenta regresiva para la visita papal. Una vez se confirme la agenda, los destinos que sean escogidos tienen que empezarse a preparar sin dejar ningún detalle para última hora. El propio Gobierno nacional debería designar a una comisión interinstitucional que se encargue de organizar todo lo necesario, en conjunto con la Conferencia Episcopal. Hay que evitar, también, que la gira se politice o termine imbuida en nimiedades propias de un país altamente polarizado.

 

Por lo pronto, hay que celebrar que el Papa viene a Colombia y que su mensaje seguramente calará en todos.