La comedia francesa | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Enero de 2014

El presidente en apuros

Los irresistibles encantos de Julie

El escándalo que vive el Presidente de Francia, Francois Hollande, acapara los medios informativos de ese país y es la comidilla de  gentes de toda condición. La vida privada de los políticos franceses de la República por lo general se mantuvo alejada de los medios de comunicación,  “reservándose” a los círculos sociales y políticos. En las memorias de los cortesanos aparecen los amores de los reyes a lo largo de los siglos. Las memorias  del conde de que de Saint-Simón han sido la fuente de inapreciable valor literario en la que la posteridad ha conocido intimidades y  detalles de esas relaciones amorosas. A diferencia de la puritana Inglaterra, en Francia el amor de los poderosos es algo normal y se respeta, lo mismo que los de las gentes del común. Son raros los dirigentes franceses que a los que no se les  ha conocido alguna aventura, incluso a las reinas, como María Luisa, esposa de Luis XVI, tristemente recordado por su falta de carácter y la forma como se dejó embaucar por los malos asesores y por los revolucionarios, creyendo que haciéndoles el juego salvaría el pellejo. María Luisa,  sufrió -en prisión esperando su ejecución-  la ausencia de su amante, quien fracasó en los esfuerzos por recatarla.

El general Napoleón Bonaparte se enamora locamente de Josefina, en tiempos en los cuales el romanticismo estaba en boga y él había intentado en vano producir una novela como el Werther de Cohete.  Se casó con ella, ignorando que la glamurosa  damisela  era  una de las queridas de Barras, influyente miembro del Directorio que ejercía el poder. Barras, era dado a divertirse con las amigas que rondaban los círculos de poder. El problema eran los celos de  su esposa, en tiempos en los cuales  los representantes de la moral burguesa en el poder habían establecido un Comité de Salud Pública, en donde no vacilaban en inmiscuirse en personalísimos asuntos de faldas. Barras, un político sagaz y  habilísimo, resolvió que lo mejor era casar a la atractiva Josefina con algún Don nadie. La providencia intervino, aparece el joven oficial  Napoleón Bonaparte, un corso ambicioso e inteligente, que se destacaba como formidable artillero. Napoleón, reacciona a la italiana al conocer a la bella Josefina, pretende casarse de inmediato para formar una numerosa familia. La aparición del oficial facilita las cosas. La hermosa criolla se casa con Napoleón por lo civil, durante la ceremonia le pregunta al corso, al momento de acordar las capitulaciones matrimoniales, que cual era su capital. Él sacó la espada y la puso sobre la mesa del juez, mostrando que allí estaba su fortuna. Nadie imaginaba que un día sería Emperador. Y Barras,  para quedarse con Josefina, envía casi de inmediato a Napoleón a la campaña de Egipto, el lugar más lejano que encontró. Aunque Napoleón naufraga en esa campaña militar se hace famoso. Mientras estaba en Egipto se entera que Josefina se la juega ya que  el servicio secreto inglés intercepta una carta de un húsar francés que publica en la prensa. Allí el soldado cuenta de sus aventuras con Josefina. Cuando Napoleón se entera jura castigarla y separarse cuando la vea en París. Sin embargo, cuando regresa intenta alejarse pero en cuestión de horas cae en sus brazos y la perdona.

Es interminable la lista de las aventuras de los políticos franceses. Se recuerda en especial a la madame de Pompadour, quien de ser la preferida de las amantes del Rey Luís XIV pasa a ser su consejera y le presenta las más vivaces cortesanas. Numerosos políticos vivieron escándalos de faldas sin caer del cargo, incluso Mitterrand, que escondía sus aventuras de alcoba pero al final no pudo ocultar sus devaneos pasionales. Es claro que la moral doméstica de los herederos de la revolución francesa no es la misma del puritanismo británico, donde la corona ejerce la tutela religiosa, por lo que algunos personajes de la política han caído por cuenta de amores clandestinos.

Las cosas cambiaron un tanto cuando la segunda esposa abandona  Nicolás Sarkozy y  éste se casa con Carla Bruni, hermosa cantante que había tenido una vida amorosa conocida por sus seguidores. La famosa italiana atrae a los medios de comunicación ya que  maneja su nuevo rol con talento. Se le reconoce la discreción y tacto con la que representó a Francia. Hollande estuvo a la sombra de la destacada socialista Segoléne Royal, quien fue candidata presidencial. La deja y vive en pareja con Valérie Trierweiler. Nadie imaginó que el socialista Hollande, estuviese prendado de otra, hasta que se descubre que sale con Julie Gayet, una cautivante artista de cine. La sola noticia manda a cuidados intensivos a Segoléne y la comedia sigue… Los medios no paran de informar de los "amores" del   gobernante galo.