La confrontación de civilizaciones | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Febrero de 2015

POR  siglos y siglos la humanidad ha sufrido las agresiones de unas civilizaciones contra otras. La poderosa cultura egipcia se expandió en el Medio Oriente avasallando a los pueblos vecinos, como es el caso, entre otros, de la población judía a la que esclaviza. Moisés libera al pueblo de Israel. La historia de los árabes es de constante discordia y luchas intestinas entre ellos y contra terceros, en medio de etapas de convivencia. Alejandro Magno arrasa con sus vecinos árabes y a sangre y fuego sigue victorioso hasta la India. Según Heródoto, el  rey Leónidas se sacrifica con  un puñado de leales que enfrentan a las multitudinarias tropas de Jerjes, así consigue que Grecia reaccione contra lo que parecía la invencible campaña que ambicionaba colonizar Europa  por los persas. En ocasiones, las minorías decididas salvan la civilización o la hunden. Posteriormente, los romanos someten a Egipto y al abatir a Grecia la cultura de Atenas los envuelve.

Los jerarcas del Estado Islámico han emprendido una campaña religiosa, militar y terrorista contra Occidente, con fundamento en las raíces mismas de su historia y el choque de civilizaciones, como en los incontables conflictos que a lo largo de siglos han perturbado sus relaciones. Su lucha es la continuación de antiguas guerras en las que perdieron o ganaron memorables y olvidadas  batallas, lo que importa es que cada generación tiene la obligación religioso-política y militar de continuar en la lucha y de vencer o perecer en la misma hasta  alcanzar el Nirvana.

En esta etapa de cruda involución en pleno siglo XXI se ejecuta al rival, al inocente, al que representa otro credo, otro estilo, en particular al que cree en otros valores culturales y religiosos. Van 220 cristianos eliminados. Se observa con espanto cómo se deleitan disparando a mansalva a los cristianos. En el remoto pasado Occidente destruye los ídolos de otras religiones o los cristianos organizan las cruzadas para capturar los lugares sagrados donde había nacido y vivido Jesús en  Jerusalén, cuyo culto religioso se traslada a Roma y se torna occidental... Es la brutal confrontación de civilizaciones, que de nuevo como en los tiempos primitivos tiñe de sangre la Tierra.