La quinta es la vencida… | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Marzo de 2015

CINCO.  Ese es el número de Planes de Desarrollo nacionales en que ha figurado el proyecto Metro para Bogotá. Es decir, que aunque la iniciativa para crear este sistema de transporte público masivo data de mediados del siglo pasado, desde el mismo momento en que amplios trayectos del histórico tranvía empezaron a ser remplazados por calzadas asfaltadas, llevamos veinte años tratando de concretar un proyecto agendado con el concurso de la Nación y el Distrito. Y eso sin contar que en los inicios de la década de los 80 se hicieron los primeros estudios más profundos alrededor del costo, las rutas y las alternativas de financiación, fijando el año de 1986 como la meta para que comenzara a funcionar.

Desde entonces, sin importar su ideología política u origen partidista, prácticamente no hay alcalde de la ciudad que haya sacado el Metro de las prioridades y promesas. Es más, no fueron pocos los candidatos que, precisamente, por oponerse al proyecto, terminaron perdiendo el favor popular en las urnas.

Paradójicamente cada uno de esos burgomaestres afirmó en su momento que ahora sí este viejo anhelo de los capitalinos se haría realidad y que pondría, como se dice popularmente, la “primera piedra”. Pero ninguno, finalmente, lo terminó haciendo, por una multiplicidad de circunstancias económicas, políticas, sociales e institucionales que sería interminable enumerar, una lista tan larga y compleja como el caos de movilidad que ahoga a la ciudad y sus más de siete millones de habitantes.

Es bueno traer este tema a colación porque, una vez más, el proyecto del Metro está en el Plan de Desarrollo y tanto el alcalde de turno como casi todos los que aspiran a sucederlo coinciden en lo mismo: ahora sí este viejo anhelo de los capitalinos se hará realidad y se pondrá la “primera piedra”. Se afirma que pese a las estrecheces fiscales hay la voluntad política, el mandato legal y la planificación técnica y financiera suficientes para que la construcción del sistema sea irreversible y antes del 2018 o 2019 la primera línea comience a funcionar o, al menos, una fase inicial de la misma.

¿Será que ahora sí el proyecto se vuelve una realidad? Suele decirse que la esperanza es lo último que se pierde y que en el país del Sagrado Corazón todo es posible. Esperemos, pues, a ver si la quinta es la vencida…