Lasso, demócrata de línea | El Nuevo Siglo
Miércoles, 17 de Mayo de 2023

* “Muerte cruzada”, una salida institucional

* La ciega e indolente estrategia opositora

 

Los bloqueos políticos se resuelven por las vías institucionales y con apego estricto a la Constitución y las leyes. Y eso es, precisamente, lo que acaba de evidenciar el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, que decidió disolver la asamblea legislativa y llamar a elecciones anticipadas de Jefe de Estado y Parlamento. Este mecanismo se conoce popularmente como “muerte cruzada” y está señalado en la Carta Política del vecino país desde hace años.

A diferencia de lo que, en su momento, pasó con el presidente Rafael Correa - hoy condenado y asilado en Bélgica- y otros mandatarios de izquierda en Latinoamérica, que en medio de las crisis se inclinaron por romper el orden constitucional, arrasar con la separación de poderes y convocar intempestivas constituyentes con el único fin de perpetuarse en el poder, Lasso dejó en manos de la ciudadanía y la democracia la escogencia de un nuevo Ejecutivo y Legislativo, o la reelección de ambos o uno de ellos, según sea la voluntad popular. Sin duda, un ejemplo político contundente en medio de un escenario continental en donde los regímenes totalitarios, autocráticos y populistas se tratan de afincar a como dé lugar.

Lasso, entonces, se confirma como un demócrata en toda la extensión de la palabra. Esa es la primera conclusión de fondo que se puede sacar de lo ocurrido en la vecina nación.

En segundo término, resulta innegable que al presidente ecuatoriano no le quedaba otra salida, sobre todo ante la intentona de la oposición izquierdista de someterlo a un infundado juicio político que no tenía objetivo distinto que sacarlo del poder y desconocer las mayorías que en abril de 2021 lo erigieron como nuevo mandatario, rompiendo así 18 años de gobiernos de izquierda, matriculados en gran parte en el fracasado “Socialismo del Siglo XXI”, que tuvo como principal patrocinadora a la satrapía chavista venezolana.

Y es que si algo ha quedado claro en los casi dos años de mandato de Lasso, es que la oposición, que domina la Asamblea, nunca aceptó su derrota y desde el día uno del gobierno de centroderecha decidió bloquearle gran parte de su agenda legislativa, en una estrategia política tan controvertida como indolente, pues el paquete de iniciativas oficialistas estaba orientado a sacar al país de las distintas crisis coyunturales y estructurales que dejó el correísmo.

Esa estrategia de bloqueo se extendió incluso hasta límites políticos muy peligrosos, como quedó demostrado con el reciente referendo que había citado el gobierno Lasso con el fin, entre otros aspectos, de fortalecer la capacidad operacional de la Fuerza Pública para enfrentar el violento desafío de las mafias narcotraficantes que tienen al país sumido en una delicada situación de inseguridad y desorden público. Incluso, una de las propuestas abría la posibilidad de autorizar la extradición de los cabecillas de los carteles… Sin embargo, los partidos de la coalición de izquierda decidieron hacer campaña en contra, bajo la tesis de que no se podía permitir que Lasso tuviera ese triunfo político, por más que fuera urgente dotar a las autoridades de más dientes para enfrentar la escalada de asesinatos, masacres e incluso ataques terroristas en varias provincias, en donde hubo de declararse estados de excepción. Así las cosas, en medio de graves denuncias en torno a que las mafias financiaron a muchos sectores para que votaran negativamente, el referendo se terminó hundiendo.

Como se ve, aunque se trata de una decisión que implica riesgos políticos y electorales, sobre todo porque el correísmo ganó muchas plazas en las más recientes elecciones provinciales, Lasso decidió que el futuro del país está por encima de su permanencia o no en el poder. La “muerte cruzada” no solo permite dejar en los ecuatorianos la definición democrática de señalar desde las urnas el norte de la nación, sino que por algunos meses podrá gobernar mediante decretos con fuerza de ley y activar así muchas de las políticas sociales, económicas e institucionales que la oposición, en una actitud ciega e incomprensible, ha venido bloqueando durante casi todo su mandato.

Por ahora debe esperarse a que la organización electoral fije la fecha de los comicios, teniendo en claro, eso sí, que Presidente y Asamblea no tendrán un nuevo periodo, sino que completarán el que ahora quedó truncado. Es decir, solo irán hasta el 2025. Por el momento, Lasso no ha dicho si se postulará, pero es claro que Ecuador se enfrenta ahora a la difícil disyuntiva de seguir apostando por el futuro y la corrección del rumbo que impulsa el gobierno de centroderecha, u optar por volver al pasado, en donde el populismo, la corrupción y el anacronismo son la única y comprobadamente fracasada hoja de ruta.