Nuevo gobierno de Paraguay | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Mayo de 2023

* Santiago Peña, joven y técnico 

* Lo nuevo y lo viejo de su país

 

 

Esta semana Paraguay rompió la inquietante y sucesiva elección de gobiernos de izquierda en América Latina. Santiago Peña, su nuevo y joven presidente (44 años), exministro de Hacienda, de perfil técnico, con estudios en la prestigiosa Universidad de Columbia, en Nueva York, es conservador.

Ganó por una amplia mayoría - 43% de los votos, 15% más que el liberal Efraín Alegre, segundo en la contienda -, lo cual ratifica, ante todo, el predominio y la hegemonía del Partido Colorado, el mismo del fallecido dictador Alfredo Stroessner, un grupo político con 135 años de historia, que ha gobernado durante 66 de los últimos 70 años a ese país de 7,5 millones de habitantes. El triunfo fue total porque también ganaron 15 de las 17 gobernaciones, 23 de los 45 escaños del Senado y 48 de los 80 de la Cámara de Diputados.

Pese a su contundencia, la elección del presidente envía un mensaje perturbador porque Peña es el discípulo y candidato del expresidente Horacio Cartes, un magnate tabacalero acusado y sancionado en 2022 por el gobierno de Estados Unidos por ser “significativamente corrupto” y por estar involucrado en una crisis sistemática “que ha socavado las instituciones democráticas de Paraguay”. 

En un país esencialmente agrícola, con la cuarta parte de la población en la pobreza, sin industria, ni un importante sector de servicios, así como gravemente afectado e influenciado por el crimen organizado -narcotráfico y contrabando-, las prioridades de Peña son dar un nuevo destino a la economía y recuperar la seguridad. El acceso a la salud, la calidad y cobertura de la educación, y el desarrollo de infraestructura también plantean retos importantes.

No la tiene fácil el nuevo mandatario pues la abstención fue de 40%, los congresistas de su partido están divididos entre seguidores de Cartes y del actual presidente Mario Abdo y, sobre todo, porque llega al poder con el reto de enfrentar los estigmas que afectan a su partido -oligarquía, corrupción, captura del Estado-, de alguna manera el mismo destino que enfrentaron, como jóvenes mandatarios, Enrique Peña Nieto en México e Iván Duque en Colombia.

En el frente internacional sus retos comienzan por China, que es el principal comprador de la soya y la carne de Paraguay pese a que, junto con Guatemala y Belice, son los últimos países latinoamericanos que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán. Ha dicho Peña al respecto que se trata de productos altamente competitivos por lo cual, aunque no piensa romper relaciones con este último, China continuará comprándolos. 

También tiene que renegociar este 2023 el tratado suscrito hace 50 años con Brasil para el reparto de la energía eléctrica que origina la represa fronteriza de Itaipú. Ha anticipado que buscará consolidar con sus vecinos un destino común para las próximas cinco décadas y que la tarea para los paraguayos es maximizar utilidades para su 50% de participación, a través de desarrollar líneas de transmisión y distribución para vender energía a otros países. 

La verdadera ‘papa caliente’ es, sin embargo, la relación con Estados Unidos, en donde avanzan las serias acusaciones contra Cartes, quien enfrenta el alto riesgo de ser solicitado en extradición para ser juzgado. Washington atribuye al imperio tabacalero de Cartes un activo involucramiento en mega-operaciones de lavado de dinero y también lo señala por mantener vínculos con Hezbolá. 

El caso tiene máximo interés en nuestro país porque Paraguay es el origen de un alto porcentaje de los cigarrillos de contrabando que se consumen en Colombia, algunos de los cuales llegan directamente de allá y otros a través de terceros. La nación guaraní también es el principal proveedor de materias primas para las organizaciones que comercian tabaco de contrabando desde Argentina y Brasil. Es casi seguro que corresponderá a Peña atender los eventuales trámites para enviar a Cartes, su mentor y jefe político, a las cortes norteamericanas.    

Joven, pragmático, empeñado en transformar e impulsar la economía de Paraguay, Santiago Peña representa al mismo tiempo lo nuevo y lo viejo, lo bueno y lo malo de su país. Pronto se verá si en el gobierno abrirá vías hacia el cambio o si terminará por ser un simple continuador de las pesadas inercias que arrastra su partido.