EL NUEVO SIGLO: A escasas semanas de que se cumpla la primera mitad de ese cuatrienio legislativo, ¿cuál es el balance que hace de lo que ha sido el accionar del Congreso en estos dos años?

YANN BASSET: Hubo dos etapas en este Congreso. Una en que el Gobierno presentó reformas con una coalición que lo apoyaba, con los partidos tradicionales, que son el Liberal y Conservador.

En esta primera etapa, el Gobierno logró pasar importantes textos, en particular una reforma tributaria bastante fuerte, además de su Plan de Desarrollo y justicia agraria.

Pero después, tras poco más de seis meses, se rompió esta coalición. El presidente, en realidad, la rompió y trató de irse por otra estrategia de pasar sus reformas a través de una negociación, más caso por caso, y alrededor de una alianza mucho más estrecha, simplemente con la Alianza Verde y el Partido Liberal.

Ahí lo que hemos visto es que esta nueva fórmula no funcionó, básicamente, y que las tres grandes reformas sociales que el Gobierno había puesto como el centro de su programa (salud, pensional y laboral), no están funcionando.

La de salud se hundió recientemente. El Congreso ya había hundido la primera versión de la reforma laboral hace tiempo y hay proyectos que avanzan un poco más, incluso la pensional aparentemente, pero con muchas dificultades, porque las relaciones entre el Gobierno y el Congreso son bastante complicadas.

ENS: ¿Hasta qué punto las propuestas de reforma han terminado por bloquear el resto de la agenda legislativa, sobre todo los proyectos de origen parlamentario?

YB: Creo que han sido el centro de los debates. El hecho de que el presidente haya puesto el énfasis en esos tres proyectos y, sobre todo, en el de la salud que era el más controvertido, de cierto modo ha dificultado la aprobación de muchos otros proyectos.

Independencia

ENS: A hoy, frente a agosto de 2022, ¿cree que este Congreso es más dependiente o más independiente del Ejecutivo?

YB: Es más independiente, simplemente porque el Gobierno no tiene mayoría y eso es una situación un poco atípica. Normalmente, todos los gobiernos, desde el principio del siglo, tenían una mayoría en el Congreso y cuando no la tenían es porque no querían.

De cierto modo, así fue el caso del primer año del gobierno de Iván Duque. Después cambió un poco de estrategia. En general, los gobiernos no tenían problemas en tener una mayoría en el Congreso, una mayoría que a veces podía hacer muestras de cierta indisciplina y le ponía cierta dificultad al gobierno. Pero tampoco había una relación tan tensa como la que conocemos hoy día entre el Gobierno y el Congreso.

ENS: ¿Hasta qué punto los escándalos de corrupción han afectado la ya de por sí deteriorada imagen del Parlamento?

YB: Hasta ahora no tanto. Afectan mucho más al Gobierno que al Congreso. El hecho de que el Congreso se opusiera con éxito a ciertos proyectos, que no eran compartidos por la mayoría de la oposición, ponía al Congreso en una posición fuerte.

Pero ya ahora con el escándalo en la Ungrd que toca directamente al Congreso y a las dos presidencias de las dos cámaras, efectivamente es algo que va a reforzar la impopularidad estructural del Congreso.

Mapa partidista

ENS: ¿Cree que todos estos escándalos pueden llevar a un reordenamiento del mapa partidista en los comicios parlamentarios de 2026, sobre todo si pasa el proyecto de transfuguismo?

YB: Sí, seguramente. El Partido que ya es víctima de esto es Alianza Verde. Lo vimos con la salida de Antanas Mockus y Claudia López. Seguramente, este Partido va a conocer una huida de muchos de sus cuadros.

Tenemos pendiente el tema del Pacto Histórico que está un poco en un limbo, pues normalmente, por la normatividad, no podría volver a presentarse en el Senado como Pacto Histórico porque obtuvo los 15 %, que es el límite para formar coalición.

ENS: ¿Ve necesario algún tipo de reforma en el estatuto de oposición para que las líneas diferenciales entre bancadas oficialistas, independientes y oposición sean más claras y efectivas?

YB: Más que una reforma al estatuto de la oposición, lo que se necesita es reglamentar las coaliciones. Se requiere que el estatuto de la oposición se aplique a la coalición y no solamente a los partidos políticos.

Esto introduciría seguramente mucho más orden en el funcionamiento del Congreso porque lo que hemos visto en 2022, y que veremos con mayor razón probablemente en 2026, es que tenemos coaliciones que nombran listas y que eligen en conjunto un grupo de congresistas, que después no actúan concertadamente.