Brasil contiene el aliento al iniciar escrutinio de presidencial | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 30 de Octubre de 2022
Agence France Presse

Con amplia participación y en calma se cumplió desde las 8 de la mañana y las 5 de la tarde (hora local) la jornada electoral en Brasil donde sus ciudadanos eligieron  entre dos modelos de continuismo antagónicos presentados por el derechista y actual presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario, líder de la izquierda y que fue rehabilitado políticamente por el Tribunal Supremo, Luis Inacio Lula da Silva.

Este balotaje mantiene en vilo al gigante sudamericano, profundamente dividido políticamente y máxime luego de que en la primera jornada, la del pasado 2 de octubre, Lula no se alzara con el poder como lo habían vaticinado las encuestas que no sólo le daban una ventaja de hasta 13 puntos porcentuales sobre el presidente-candidato, sino que le otorgaban el porcentaje constitucionalmente exigido para evitar la segunda ronda, a sacer, el 50 por ciento más un voto.

Ese día, el bolsonarismo mostró su fuerza no sólo dejando a su lìder, el presidente a escasos seis puntos del vencedor Lula, sino que se hizo al control del Congreso, logrando una mayoría en ambas Cámaras, por lo que de suyo supone si este domingo gana la presidencia Lula una talanquera a su gestion, mientras que si es reelecto el dirigente de la derecha, se acelerarán sus planes económicos y sociales.

Con la desconfianza tanto de los candidatos como de los ciudadanos con las firmas encuestadoras, ante el descache de las realizadas para la primera vuelta presidencial, se han tomado con recelos las mediciones para esta jornada de las urnas. La última divulgada fue la de ayer, sábado, por el Instituto Datafolha que redujo la ventaja de Luiz Inácio Lula da Silva de seis a cuatro puntos, comparado con dos días atrás, con 52% de las intenciones de voto frente a 48% para el presidente.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).

El ultraderechista se mostró confiado en su triunfo antes de votar en Rio de Janeiro: "Si Dios quiere, saldremos victoriosos esta tarde". "La expectativa es de victoria", dijo Bolsonaro, vestido con una camiseta amarilla de Brasil.

El mandatario acudió después al aeropuerto internacional de Rio para recibir a los jugadores del Flamengo, flamante campeón de la Copa Libertadores, con 40 millones de seguidores. Jugadores como Rodinei y Fabrício Bruno posaron junto al presidente levantando el trofeo.

Al emitir su voto en las afueras de Sao Paulo, Lula, vestido de blanco, se mostró convencido de que "el pueblo brasileño votará un proyecto en que la democracia vencerá" y deseó que "sea un día de paz" tras una campaña extremadamente tensa.

Pese a la crispación entre ambos campos, la profesora de danza Elisete Silveira, de 46 años, y su marido Alex, un militar de 50, han conseguido mantenerse en armonía.

En Brasilia, salieron a votar unidos de la mano, él con la camiseta amarilla de la selección en apoyo a Bolsonaro y ella vestida de rojo para Lula.

"Acordamos no hablar sobre política en casa para preservar el amor", explicó Elisete, que rió al recordar cómo hicieron campaña por redes sociales sentados en el sofá, cada uno por su candidato.

"Lo que yo quiero son más oportunidades para los negros. Aquí hay mucho prejuicio", dijo por su parte en Sao Paulo Ana Nascimento, una mujer negra de 41 años que trabaja en hotelería y se abstuvo de revelar su voto.

Los colegios electorales cerrarán a las 17H00 (20H00 GMT) y los resultados se esperan pocas horas después.

 

Nacionalismo, religión, pobreza 

Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, busca la reelección defendiendo los valores tradicionales y la reciente mejora de los datos económicos -ralentización de la inflación y caída del desempleo-, al tiempo que sigue insuflando un discurso nacionalista.

"¡Brasil encima de todo, Dios encima de todos!", reiteró en sus discursos de campaña.

Un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado.

El presidente ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: "El que tenga más votos, gana".

Por su parte, Lula, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, promete "arreglar el país" impactado todavía por la crisis de la pandemia y sus 688.000 muertos.

En su campaña destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el 'boom' de las materias primas.

Cuenta con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.