POR ser inédito -ya que nunca abordó la noción de un proceso penal contra un exmandatario- y porque sentará jurisprudencia, la Corte Suprema de Estados Unidos analiza sin prisa, pero sin pausa, la inmunidad absoluta que reclama Donald Trump por acciones realizadas cuando ostentaba la presidencia del país.
Enfrentando un embate judicial sin precedentes, que lo tienen hoy en un juicio en Nueva York por presunto fraude fiscal (justificación contable de los pagos a la exactriz porno Stormy Daniels y en suspenso otros dos (por presunta injerencia para anular el resultado electoral en Georgia y supuesto mal manejo de documentos de la Casa Blanca), Trump se mantiene como el favorito -según todas las encuestas- a vencer el 5 de noviembre, en las urnas, al candidato-presidente Joe Biden.
Los procesos penales al expresidente republicano no han minado su apoyo electoral y, por el contrario, gana terreno en grupos etarios que tradicionalmente le han sido esquivos, como son los jóvenes, los afroamericanos y los hispanos. A hoy, en la reedición de este duelo por la Casa Blanca, que se presumía favorable a su actual inquilino, las noticias son más favorables para Trump que para el líder de los demócratas, ya que conserva la ventaja (oscila entre dos y nueve puntos) en los llamados estados swing (bisagra o pendulares) y el creciente apoyo del ahora independiente de la dinastía Kennedy, RFK Jr., ha sido en detrimento de Biden.
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Con el argumento político de que es blanco de una ‘cacería de brujas’ ante su real posibilidad de volver al poder, así como con el sustento jurídico de que los hechos presuntamente ilegales que se le imputan ocurrieron cuando fungía como presidente, la defensa de Trump enfiló toda su artillería a una consulta tan inédita como de alto impacto: que la Corte Suprema determine si el hoy exmandatario goza de ‘inmunidad presidencial’.
Al máximo tribunal de justicia de Estados Unidos llegó esta demanda, cuyo trámite inició ayer con la presentación de los argumentos orales de las partes, a saber, la Fiscalía liderada por el designado especial Jack Smith (a cargo de dos de los tres procesos penales contra Trump) y la defensa del expresidente.
El fallo que deberá tomar la Corte Suprema -que como reseñamos sentará jurisprudencia- es de gran alcance y repercusión tanto para el poder ejecutivo como para el judicial, porque determinará no sólo el ‘ha lugar’ en los procesos legales de Trump, sino la posibilidad, aunque remota, de que no pueda seguir en la contienda electoral.
Ante la importancia y magnitud del asunto, los magistrados del alto tribunal, lo analizarán detenidamente y sin límite de tiempo, pese al insistente llamado del fiscal especial Smith para que el fallo sea en breve porque de él penden los otros dos previsibles juicios contra el líder de los conservadores estadounidenses.
Tras el primer día de sesión y a juzgar por las declaraciones de los togados (nueve en total), no hay por el momento opinión mayoritaria, ni a favor o en contra. Y, conscientes de su responsabilidad, es muy probable que el fallo no se conozca en breve, todo lo contrario, que lo tomen al final del periodo del tribunal, es decir, a finales de junio.
Si este fuera el caso y la decisión negativa a la inmunidad presidencial, analistas y expertos legales como Just Security indican que, en el mejor de los casos, el proceso a Trump por la presunta interferencia electoral en Georgia comenzaría a finales de septiembre, prolongándose hasta final de año, es decir, luego de cumplirse la elección presidencial (5 de noviembre).
Se especula, también, que la Corte Suprema decida ‘salomónicamente’, es decir, que su fallo sea devolver a los tribunales inferiores que meses atrás votaron en contra de la inmunidad, para que se dé una mayor deliberación e ilustración del tema. De ser así, seguirían en suspenso los procesos contra Trump por varios meses, inclusive hasta el próximo año.
Razones y dudas
Tras el primer día de sesión, se evidenció que hay una división entre los magistrados, pero también que son conscientes de que emitir el fallo les tomará tiempo.
"Estamos escribiendo una norma para la posteridad", dijo el juez Neil Gorsuch, uno de los tres magistrados conservadores nombrados por el expresidente republicano.
Al menos cuatro de los nueve magistrados parecieron estar en desacuerdo con un fallo de un tribunal inferior que estipuló que un expresidente no goza de "inmunidad absoluta" frente a un proceso penal después de dejar el cargo.
El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, un conservador, así se lo dijo a Michael Dreeben, que representaba al fiscal especial Jack Smith. Este fue el último quien presentó los cargos de conspiración electoral contra Trump.
"Según leí, dice simplemente: 'un expresidente puede ser procesado porque está siendo procesado'", afirmó Roberts. "¿Por qué no deberíamos devolver (el caso) al tribunal de apelaciones o emitir un dictamen que aclare que esa no es la ley?"
Enviar el caso nuevamente al tribunal inferior para una revisión adicional retrasaría casi con certeza el juicio por conspiración electoral de Trump hasta después de las elecciones de noviembre, en las que se enfrentará una vez más al demócrata Joe Biden.
El juez Samuel Alito, otro conservador, argumentó que si se niega la inmunidad nada impide en el futuro que un presidente se indulte a sí mismo de "cualquier cosa que posiblemente se le haya acusado de haber cometido".
El juez Clarence Thomas, otro conservador, preguntó a Dreeben por qué no había habido ningún procesamiento previo contra un expresidente.
La razón "es que no hubo delitos", contestó Dreeben.
Añadió que otorgar "inmunidad absoluta" a los expresidentes los "inmunizaría" de responsabilidad penal por "soborno, traición, sedición, asesinato" y, en el caso de Trump, "por conspirar para utilizar el fraude para anular los resultados de una elección y perpetuarse a sí mismo en el poder".
John Sauer, el abogado de Trump, dijo al tribunal que "sin inmunidad presidencial frente a procesos penales no puede haber presidencia tal como la conocemos".
"Cualquier presidente actual se enfrentará de facto al chantaje y la extorsión de sus rivales políticos mientras ocupa el cargo", estimó.
Las tres magistradas progresistas de la Corte Suprema -Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson- rechazaron la inmunidad presidencial general, mientras que la conservadora Amy Coney Barrett, aunque expresó algunas dudas, no estuvo en línea con ellos.
"¿No habría un riesgo significativo de que los futuros presidentes se sintieran envalentonados para cometer delitos con desenfreno?", dijo Jackson.
Kagan preguntó si un presidente que "vende secretos nucleares a un adversario extranjero" debería ser inmune a ser procesado." ¿Qué le parece si un presidente ordena a los militares dar un golpe de Estado?"
Sauer respondió que esas hipótesis "suenan muy mal", pero "si es una acción oficial, es necesario que haya un juicio político y una condena" del Congreso antes de que un presidente pueda ser procesado.
Paralelamente, expertos en derecho constitucional pronostican una derrota judicial para Trump en la Corte Suprema, aunque admiten que de por si ya ha obtenido una victoria política y no descartan también una electoral. La primera porque al aceptar la Corte Suprema la demanda sobre la inmunidad se frenaron los otros procesos judiciales a Trump y, la segunda, porque gran parte de los indecisos podrían ver, como lo hacen sus seguidores, un intento desesperado por evitar que el expresidente retorne a la Casa Blanca.
James Sample, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Hofstra estima poco probable que el máximo tribunal falle a favor de la demanda. "Me resulta difícil creer que incluso esta Corte Suprema muy, muy conservadora y muy pro-Trump se inclina a fallar a favor de un argumento que dice que un presidente es completamente inmune, básicamente, no importa lo que haga", afirmó.
Por su parte, Randall Eliason, un exfiscal de distrito que da clases en la universidad George Washington, considera que las circunstancias únicas del caso justifican una decisión rápida, pero la Corte Suprema se tomará un buen tiempo. "Nunca antes habíamos tenido una situación en la que un acusado pudiera potencialmente la posibilidad de anular su propio procesamiento si gana la reelección", agregó.
Desde Nueva York, donde volvió a estar en el banquillo de los acusados, Trump lamentó no asistir a la audiencia de la Corte Suprema y aseguró que “sin inmunidad te conviertes en un presidente ceremonial”.
Falta un poco más de seis meses para la elección presidencial en Estados Unidos y de allí el afán del fiscal especial para que la Corte Suprema decida rápidamente porque, de lo contrario, los dos procesos pendientes a Trump no podrán realizarlos antes de ese 5 de noviembre. Sin embargo, como argumentamos, ese alto Tribunal debatirá sin prisa, pero sin pausa.