La justicia británica anunciará el 4 de enero su decisión sobre la demanda de extradición de Julian Assange, pedida por Estados Unidos, anunció este jueves la jueza a cargo del caso. El país quiere juzgar al fundador de Wikileaks por la difusión de centenares de miles de documentos confidenciales.
El activista australiano, de 49 años, seguirá hasta entonces encarcelado, precisó la jueza Vanessa Baraitser, tras cuatro semanas de audiencias en el Tribunal Penal de Old Baley, en Londres.
La justicia estadounidense quiere juzgar al australiano por espionaje. Podría ser condenado a 175 años de cárcel por la difusión, a partir de 2010, de más de 700.000 documentos clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas estadounidenses, en particular en Irak y Afganistán.
La jueza británica tiene que sopesar ahora si la extradición del activista es proporcional o compatible con los derechos humanos.
Los abogados de Assange denuncian un proceso "político" apoyado en "mentiras". Así mismo, según éstos, el acuerdo estaounidense-británico prohíbe "expresamente" las extradiciones por "delitos políticos".
La justicia británica debe determinar si la solicitud de extradición estadounidense presentada cumple con una serie de criterios legales y, en particular, si no es desproporcionada o incompatible con los derechos humanos.
La defensa
Durante las cuatro semanas de audiencias, muchos simpatizantes han pasado por los tribunales, incluida la diseñadora de modas Vivienne Westwood, y el artista y disidente chino Ai Weiwei, quien protestó en silencio.
"No hay ninguna prueba de que alguna persona haya sufrido físicamente a causa de estas publicaciones", martilló este jueves al finalizar la audiencia su compañera, Stella Morris.
"Es un combate por la vida de Julian, un combate por la libertad de prensa y un combate por la verdad", añadió la abogada, con la que tuvo dos hijos durante sus siete años de reclusión.
"Julian es castigado por haber realizado un servicio público del cual todos nos hemos beneficiado", agregó.
Assange fue detenido en abril de 2019 tras siete años entre las paredes de la representación diplomática ecuatoriana, donde se había refugiado tras violar las condiciones de su libertad bajo fianza por temor a ser extraditado hacia Estados Unidos.
Desde entonces, se encuentra encarcelado en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh, donde sus condiciones de detención fueron denunciadas por el relator de la ONU sobre la tortura.
De acuerdo con un psiquiatra que lo examinó, el australiano tiene un riesgo "muy alto" de cometer suicidio en caso de ser extraditado a Estados Unidos.