NO llevará corona ni literalmente subirá al trono, sino simplemente lo asumirá por la decisión de su progenitora, Margarita, de dar un paso al costado tras más de medio siglo, en la primera abdicación real en más de 900 años.
El hoy príncipe Federico, de 55 años, y desde este domingo rey de Dinamarca, encarna una monarquía milenaria que ha sabido modernizarse y que, además de prepararse durante su vida para “cuando llegue el momento pilotear el barco”, como él mismo lo expresó años atrás, se ha ganado el aprecio ciudadano por una de sus pasiones: la lucha contra el cambio climático.
No hay habitación disponible en los hoteles de Copenhague ni un asiento libre en los vuelos programados para este fin de semana hacia la capital danesa, donde el acto real iniciará pasado el mediodía de este domingo y se presume que las calles que rodean tanto el castillo de Christiansborg y las del centro de la ciudad estarán atiborradas de personas que esperan aclamar a la nueva familia real: Federico X, su esposa, la australiana Mary Donaldson, y sus cuatro hijos, con Christian, el príncipe heredero a la cabeza de esta monarquía que data de la época de los vikingos, en el siglo X.
El nuevo monarca es extremadamente popular en todo el país y el 82% de la población cree que desempeñará bien su función. También lo es Margarita, quièn a sus 83 años de edad, de los cuales 52 fungió como reina, conservará su título de soberana reina y siempre podrá representar a la casa real en ceremonias oficiales.
"¡La gente realmente lo ama!", explica la corresponsal real de la televisión pública DR, Cecilie Nielsen.
"Le gustan los deportes, es simpático y los daneses no le dan mucha importancia a lo que se puede escribir sobre él en los medios extranjeros", resume, refiriéndose a los rumores de infidelidad del príncipe con una celebridad mexicana, difundidos por la prensa española. y británica y desmentidos por la interesada.
El anuncio de la abdicación de Margarita II en su discurso de fin de año sorprendió al país, porque la reina había dicho que permanecería en el trono hasta su muerte.
Para el historiador Bo Lidegaard, la abdicación es una prueba de modernidad. "Sabe que está básicamente débil. Su hijo está preparado y en mejor posición que ella para hacerse cargo", juzga.
Margarita II logró conservar su popularidad y modernizar la imagen de la monarquía a lo largo de reinado, el que comenzó el 14 de enero de 1972, cuando murió su padre Federico IX, convirtiéndose en la primera mujer en ascender al trono danés, y que culmina exactamente 52 años después.
La reina, apodada cariñosamente ‘Daisy’, habla varias lenguas, estudió en Cambridge y la Sorbona y es conocida entre otras cosas por sus dibujos y pinturas, que ilustran varias obras, entre ellas una edición de 2002 de "El Señor de los Anillos".
Esta mujer distinguida, afable y apreciada es madre de dos hijos; Federico y Joaquín.
Proclamación
Se vaticina que una marea humana habrá en Copenhague este domingo desde antes de que inicie la ceremonia de traspaso real. A las 2 de la tarde, hora local, la primera ministra Mette Frederiksen proclamará la llegada al trono de Federico X en el balcón del castillo de Christiansborg, sede del Parlamento y del Ejecutivo, antes de que el nuevo rey y su esposa, la reina María, atraviesen el centro de la ciudad.
Momentos antes, Margarita II habrá renunciado oficialmente al trono firmando el acta de abdicación, exactamente 52 años después de ascender a él tras la muerte de su padre, Federico IX.
Como en 1972, ningún dignatario extranjero está invitado a la ceremonia, y el soberano, que no lleva corona, no sube literalmente a un trono.
Federico IX, con quien suelen comparar a su nieto, "era extremadamente importante para la reina, así que este día es muy simbólico", explica Nielsen, quien asegura que la reina Margarita planificó perfectamente su salida.
Federico X mantiene viva esta tradición y su esposa lleva regularmente las joyas de la reina Ingrid, su abuela por alianza.
"Pienso que será, al igual que su madre, muy unificador porque está, como el resto de la familia real, por encima de las disensiones de la sociedad", insiste Lidegaard.
"Paradójicamente, no son ciudadanos, están fuera del debate político, pero son el espejo de Dinamarca", añade.
En Dinamarca, el papel del monarca, jefe de Estado, es sobre todo representativo y protocolario. Sin embargo, firma las leyes y preside formalmente la formación del gobierno con el que se reúne de manera periódica.
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El nuevo rey es un apasionado de la causa climática y se impuso a la sombra de su madre, convirtiéndose en representante de Dinamarca y de sus propuestas en materia de ecología.
Fue un adolescente solitario y atormentado, que reprochaba a sus padres que lo descuidaron para cumplir con sus obligaciones. En los años 90 le apasionaban los coches, la velocidad y los clubes nocturnos y se lo consideraba como un príncipe mimado.
Habla francés por su padre, el diplomático francés Henri de Monpezat, y también inglés y alemán.
Se graduó en ciencias políticas por la Universidad de Aarhus y tuvo formación militar, lo que le ganó el favor de sus futuros súbditos. También se distinguió por participar en una expedición de esquí en Groenlandia, donde recorrió 3.500 km en cuatro meses.
"No quiero encerrarme en una fortaleza, quiero ser yo mismo, un ser humano", expresó semanas atrás.
Familia
En 2004 se casó con Mary Donaldson, una plebeya australiana a quien había conocido en un bar de Sídney durante los Juegos Olímpicos de 2000. La nueva reina es oriunda de Hobart (estado australiano deTasmania) y tiene 51 años.
Trabajaba como publicista cuando conoció al futuro rey en el bar Slip Inn en Sídney en 2000.
"No fue solo el amor, sino la sensación de haber conocido a un alma gemela", dijo el príncipe Federico al diario Kristeligt Dagblad.
Solo más tarde, Mary descubrió que el joven, entonces de 34 años, era el príncipe heredero de Dinamarca y que sus amigos eran miembros de familias reales europeas.
Se casaron el 14 de mayo de 2004 en la catedral de Copenhague, donde la novia fue conducida al altar por su padre con una falda escocesa.
A su llegada al país escandinavo de 5,9 millones de habitantes, la futura reina María impresionó por su capacidad para aprender rápidamente el idioma, considerado difícil. Y también conquistó a su suegra.
María y Federico, deportistas, amantes de la música pop y del arte, son una pareja moderna, según el historiador Sebastian Olden-Jorgensen, y trataron de dar a sus cuatro hijos una educación lo más normal posible, enviándolos a escuelas públicas.
El mayor de ellos es Christian, que acaba de cumplir 18 años, un aficionado a los deportes y en particular al fútbol, que se convierte en el heredero de la corona danesa.
El príncipe pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia protegida de los medios, que respetan su privacidad. Pero de ahora en adelante estará mucho màs expuesto.
A Christian sus padres lo inscribieron en una guardería pública por primera vez en la historia de la monarquía danesa. Ahora estudia en una escuela secundaria pública donde aspira a aprobar su bachillerato a fines de año.
En noviembre, juró lealtad a la Constitución danesa y firmó un documento que también le permite asumir el papel de regente si su padre estuviera ausente o no pudiera gobernar.
"Voy a dar todo lo que tengo y voy a aprender todo lo que pueda", dijo en esa ocasión, prometiendo "no la perfección (...), pero sí la dedicación"./Redacción internacional con AFP