La última pandemia | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 4 de Agosto de 2019
Sara Obando

EL ÉBOLA está cerca de ser clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una pandemia. El control de la enfermedad no ha sido lo suficientemente efectivo, el contagio crece cada día y el Ministro de Salud de la República Democrática del Congo, principal país afectado por el virus, dimitió la semana pasada. Lo anterior, sumado a la desestabilidad, la desconfianza de la población y la falta de gobernanza en el territorio dificulta la cura del Ébola.

El Ébola es una enfermedad que actualmente afecta a la población de República Democrática del Congo. Según la OMS, tiene una tasa de mortalidad aproximada del 50%. Algunos de los síntomas son fiebre, debilidad intensa, dolores de cabeza y musculares, vómito, erupciones cutáneas,  hemorragias (internas y externas), y disfunción renal y hepática. Es transmitida a los humanos por animales y se contagia por medio de fluidos. Según la Organización Mundial de la Salud, fue detectada por primera vez en 1976 en ese país y en lo que hoy se conoce como Sudán del Sur. Desde entonces se han identificado 10 brotes diferentes.

La epidemia más extensa se dio entre  2014 y  2016 en Sierra Leona, Liberia y Guinea. Generó más de 11.000 muertes. En la actualidad, la República Democrática del Congo está sufriendo el segundo brote más fuerte de la historia. A la fecha han fallecido más de 1.600 personas y se han presentado más de 2.500 casos en total.

La Comunidad Internacional ha intentado incansablemente contener la enfermedad y disminuir al máximo el número de contagios. Sin embargo, la población civil de esta nación no cree en la existencia de esta dolencia debido a que consideran que es una enfermedad inventada y que es una estrategia externa para obtener control sobre el país.

No toda la población ha sido vacunada, pues se rehúsan a recibir tratamiento, no se aplican ambas dosis o no acuden a un centro médico al detectar los síntomas. Lo anterior ha dificultado la tarea del gobierno y de múltiples ONG para controlar el Ébola.

A pesar de que el personal de salud trabaja constantemente para curar a los infectados y para vacunar a la mayor cantidad de personas posibles, la población y algunos grupos armados atacan las clínicas y al personal para obligarlos a detener sus funciones.

En julio de 2019 Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS recalcó que el Ébola sería declarada como una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (Pheic por sus siglas en inglés) debido al número de contagios y muertes provocadas por esta.

“Es hora de que el mundo tome nota y  se doblen nuestros esfuerzos. Necesitamos trabajar juntos en solidaridad con el República Democrática del Congo para poner fin a este brote y construir un mejor sistema de salud”, dijo el Dr. Tedros. “Se ha realizado un trabajo extraordinario durante casi un año en las circunstancias más difíciles. Todos nos lo debemos a estos encuestados, provenientes no solo de la OMS sino también del gobierno, socios y comunidades, por asumir una mayor carga”, sostuvo.

En teoría, esto implicaría tanto un aumento de fondos para poder contener y curar la enfermedad, como mucha más vigilancia a nivel nacional e internacional respecto a los procedimientos y a la respuesta que se da a la enfermedad. Sin embargo, aún no es seguro que los recursos extra vayan a ser suficientes para brindar la cura a toda la población,  para generar una estrategia que permita a los civiles tomar conciencia de las implicaciones del virus, y para lograr implementar medidas contra la enfermedad en todo el territorio.

Ahora bien, el manejo de este brote cambió a partir de la declaración de la OMS. La Presidencia de la República Democrática del Congo creó una Secretaría especializada para el manejo de la enfermedad, por tanto, el Ministerio de Salud, entidad que debería estar en cabeza de la implementación de medidas, fue relevada de la responsabilidad.

Esta semana dimitió Oly Ilunga Kalenga, el ministro de Salud de este país, como protesta ante la decisión de la Rama Ejecutiva de encargarse del manejo de la enfermedad.

“Tras la decisión de @Presidence_RDC de administrar a su nivel la epidemia de #Ébola, presenté mi renuncia como Ministro de Salud el lunes. Fue un honor poder poner mi experiencia al servicio de nuestra nación durante estos dos años importantes de nuestra historia”, anunció Oly Ilunga en Twitter.

El exministro argumenta que Félix Tshisekedi, actual presidente de la República Democrática del Congo, generó una crisis humanitaria sin razón, propició la injerencia de otros Estados en asuntos internos del país y deslegitimó aún más el sistema de salud nacional.

“Convertir la epidemia en una crisis humanitaria, vacunas experimentales y el riesgo de bascular a un sistema de Gobierno poroso a influencias de otros Estados que tienen sus propios intereses”, fueron algunas de las acusaciones de Kalenga hacia el Mandatario.

Aunque el Ébola no es la única cuestión que aqueja al país africano, sí propicia un ambiente de crisis constante dentro de la República Democrática del Congo. Es de esperar que la decisión de la OMS de proclamar a la enfermedad como emergencia de salud internacional y la creación de la nueva Secretaría contribuyan a disminuir un poco la inestabilidad y a propiciar un ambiente adecuado para el digno desarrollo de la población congoleña.

Internacionalista de la Universidad Javeriana